IV. PARTE BRASIL 1.2

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Es Jueves y es mi presentación ante los medios como nueva jefa de comunicación. Estoy un poco nerviosa cuando me levanto, a mi lado Carlos no está. Frunzo el celo y me levanto, me quedo mirando las rosas blancas qué hay sobre la mesa debajo del espejo. Sonrió como una niña, en las rosas hay un sobre. Sonrió y al sentir lo detallista que es. Huelo las flores y por un momento me quedo atesorando lo bella que eso.

Tomo el sobre y me siento en la cama, Frunzo el ceño. Abro la carta y mi corazón se vuelve pequeño

Aquí tienes una carta hermosa de Carlos a Judith, centrada en su amor por Lucía:

Querida Judith,

Es un desafío expresar mis sentimientos, pero siento que es importante que sepas la verdad sobre lo que realmente siento. Cuando nos conocimos, hubo un momento mágico, una chispa que nos unió. Sin embargo, a lo largo del tiempo, he comprendido que lo que había entre nosotros no era el amor profundo que imaginaba.

Hoy quiero hablarte de Lucía. Ella ha llegado a mi vida como un rayo de luz, iluminando cada rincón de mi ser. Desde el primer instante que la vi, su sonrisa me cautivó y su risa se convirtió en la melodía que me acompaña a diario. Con ella, he descubierto una conexión que nunca creí posible. Lucía es mi compañera, mi apoyo y mi inspiración.

Su amor me llena de una felicidad indescriptible. Juntos, hemos creado momentos que siempre atesoraré: nuestras charlas profundas en las noches estrelladas, las risas compartidas en los días más difíciles y la manera en que se preocupa por mí sin condiciones. En su mirada encuentro un hogar, y en su abrazo, la paz que siempre he buscado.

Al pensar en el futuro, solo puedo imaginarlo a su lado, construyendo una vida juntos, formando una familia y disfrutando de cada paso del camino. Lucía no solo ha llenado mi corazón; ha dado un nuevo significado a mi vida. Me siento afortunado de tenerla y sé que ella es la persona con la que quiero compartir todo.

Espero que encuentres tu propio camino hacia la felicidad. Te deseo lo mejor, pero mi corazón ahora pertenece a Lucía, y solo a ella.

Con todo mi cariño,

Carlos.

El papel se llena de lágrimas inmediatamente y ahogo un sollozo que me hace llevarme las manos a la boca. ¿Qué era esto? ¿Qué significaba? La puerta se abre y Carlos entra con las manos en los bolsillos. Tiene el semblante serio, pero a la vez triste. Me quedo mirándolo sin poder articular una palabra.

—Era la carta que le escribí a Judith hace cinco años —dice—. Lo que leíste hace cinco años no lo escribí yo...

Voy a decir algo, pero no puedo; mis ojos se llenan de lágrimas.

—¿Cómo? —mi voz es baja, casi un susurro.

—Lo supe ayer —dice—. Mira...

Me muestra una foto de la carta original. Sus ojos buscan los míos, y su expresión se suaviza, como si estuviera tratando de comunicar todo lo que hay en su corazón.

—Dice que lo hizo para proteger su trabajo y para protegerme a mí.

—¿Judith me hizo esto? ¿Nos hizo eso? —pregunto, con el corazón en la garganta, la incredulidad me consume.

Carlos asiente, y mi mundo se tambalea.

—Oliver lo sabía.

—¿Oliver lo sabía? —pregunto, casi al borde del colapso. La traición se siente como un puñal.

—Lo siento mucho, Lucía —dice—. Todos los años intentaba entender por qué te habías ido.

—Carlos... —lo miro destrozada, y el dolor me inunda—. ¿Cómo fui tan estúpida?

Quiero que me mires- Carlos SainzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora