28. Una nueva oportunidad

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Alice ya era mayor de edad cuando Kai fue liberado de su cápsula. A diferencia de sus hermanos, Petra y Jason, quienes fueron cuidados por sirvientes que les cumplían todos sus caprichos, Alice quiso que Kai tuviera una infancia lo más normal posible.

El Ángel de la Humanidad estaba demasiado presente en el crecimiento de su cuarto hermanito, y ambos se tenían demasiado cariño.

Sin embargo, la felicidad se manchó cuando descubrieron la única falla genética de Alice: ella no duraría mucho tiempo. Esto entristeció a Kai, quien en ese momento tenía catorce años; él no quería perder a su hermana. Alice tampoco quería negarse la alegría de ver a su hermanito crecer, así que le pidió ayuda a su padre e inició la operación.

Cuando volvió a ver a su hermana, ella aún no tenía todo su cuerpo metálico; la primera operación solo afectó su mente. Ya no sonreía, ya no reía, le costaba demasiado reconocer a Kai y, aún más, hablar con él. Y, cuando lo hizo, fue como hablar con un robot. Fría lógica salía de su boca, fríos datos, palabras hirientes que ella nunca se atrevería a decir.

A pesar de todo, Kai amaba a su hermana. Ella lo cuidó como a un hijo y lo acompañó en sus peores momentos; ahora le tocaba hacer lo mismo con ella. Inocentemente, pasaba horas hablándole, viendo fotos o solo contándole las mismas historias que ella le contó una vez, como si eso la pudiera traer de regreso.

Un tiempo después, Tessa sería revelada. Kai recuerda bien cuando cargó a su hermana por primera vez; no era como sus otros hermanos, cuyas miradas infantiles eran las de un depredador mirando a su presa. En cambio, Tessa tenía una mirada inocente y pura, una mirada que alguna vez tuvo su hermana más querida.

Aunque no la cuidaba, pues aún era muy joven y Sandra era una madre más que decente, Kai se limitó a visitarla de vez en cuando e intentar que no saliera igual que sus hermanos. Él sabía el origen de Tessa, él sabía cuánto de su padre había en esta niña y, con cada una de sus acciones, lo demostraba.

Una vez Kai encontró a Tessa creando unos mini-drones en su habitación, incluso con una pequeña IA muy básica. Kai la vio jugar con estos nuevos juguetes. Tessa los gobernaba con puño de hierro, los mandaba a hacer misiones imposibles y los castigaba ante la más mínima muestra de fracaso o desobediencia. A uno literalmente lo condenó a morir siendo derretido por sus demás compañeros. Kai se preocupó, pero a Sandra le pareció tierno, pues Tessa solo tenía seis años y aún le costaba formular algunas palabras.

Ya saben cómo terminó la historia de Tessa: la Elliott mandada por error a Copper 9. La Elliott que se terminó de formar entre drones y que volvería solo para darle una esperanza a su regimiento y luego condenarlos a todos.

Sin embargo, esos no fueron los únicos seres puros que Kai vio a lo largo de su vida.

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El ADN de Kai tenía un defecto genético. Sin embargo, a diferencia de sus hermanos, el suyo era mucho menos notorio, pues no le afectaba directamente a él, sino más bien a su regimiento.

Más específicamente, los primeros tres mil humanos de los que Kai estuvo a cargo tenían una deficiencia mental. Eran grandes y fuertes, pero aun así, cuando se los entregaron a su Elliott, este notó de inmediato el problema. Tenían la mentalidad de un niño pequeño, siendo demasiado inocentes y algo torpes. Sin embargo, esto también los hizo leales hasta la médula y les dio un amor incondicional hacia su Elliott.

No eran aptos para la batalla. No por su fuerza o poca efectividad, sino que, al menos para Kai, le costaba mandar a morir a personas tan puras e inocentes. El Elliott rápidamente se encariñó con su regimiento, siendo básicamente un padre para ellos.

Batalla por Copper 9 || [MURDER DRONES AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora