18. El reencuentro

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Tessa se incorporó lentamente sobre la cápsula, como si acabara de vencer a la misma muerte. No sabía exactamente cómo sentirse. Por un lado, estaba extasiada: había sobrevivido siete años en Copper 9 y, contra todo pronóstico, había vuelto para contarlo. Ninguno de sus hermanos, tan arrogantes, podría presumir de algo así. Sin embargo, una parte de ella también estaba llena de confusión. Por más que intentaba recordar, no podía reconstruir cómo había llegado a subirse a la cápsula o, siquiera, cómo la había activado.

—Meh, tal vez esa parte de mi mente simplemente murió —murmuró para sí misma—. Como sea, lo importante es que estoy viva, y lo hice completamente sola...

Pero al girar la cabeza, su mirada se cruzó con una figura uniformada que la observaba con incredulidad. Era un soldado de su regimiento, claramente impactado.

—Oh, mierda, me han descubierto —pensó Tessa, esperando lo peor.

En su mente, imaginaba al soldado apuntándole con un arma, o al menos aprovechando su momento de inconsciencia para esposarla y reportar su estado a la familia. Estaba completamente indefensa: sin traje, apenas cubierta por una manta. Sin embargo, el soldado solo la observaba, como si estuviera presenciando un milagro.

Con esfuerzo, Tessa intentó levantarse, pero sus piernas, que hace un momento eran poco más que huesos y carne podrida, temblaron bajo su peso. Antes de que pudiera caer, el soldado la atrapó con cuidado, sosteniendo sus brazos con firmeza.

Tessa abrió la boca para agradecerle, pero antes de que pudiera decir una palabra, el soldado la rodeó con sus brazos y la envolvió en un abrazo fuerte y repentino. Tessa se quedó paralizada, confundida. Sabía que los soldados del regimiento estaban entrenados para amar a los Elliott, pero esto era... un poco excesivo. Intentó apartar al soldado con suavidad, pero esto solo hizo que el abrazo se intensificara.

Aturdida, dejó que el soldado la ayudara a sentarse de nuevo.

—Tomará un tiempo hasta que puedas volver a caminar con normalidad —dijo el soldado, con una voz que Tessa reconoció al instante—. Es un honor verla de nuevo, mi señora Tessa.

Tessa la miró boquiabierta.

—... ¿Sandra?

Ahora era Tessa quien se abalanzaba sobre Sandra, abrazándola con todo el cariño que le quedaba. Durante unos segundos, todo fue felicidad. El alivio de reencontrarse después de tanto tiempo lo envolvía todo, pero la calma no duró mucho. De repente, sin que Tessa pudiera anticiparlo, sintió cómo su rostro era girado bruscamente hacia un lado por una cachetada. Luego, Sandra la había agarrado de los brazos y comenzó a sacudirla con fuerza.

—¡¿Cómo demonios se te ocurre ir al planeta de los demonios de hierro?! —exclamó, furiosa—. ¡¿Cómo se te ocurre irte sin entrenamiento, sin comida y sin avisar a nadie?! Digo, los otros de seguro fueron engañados, pero tú... ¡Tú te colaste! ¡¿Cómo diablos no piensas en algo tan vital como llevar suministros o, al menos, una forma de regresar?! ¡Y lo más importante! ¡¿Por qué no dejaste una maldita nota?! ¿¡Tienes idea de cuánto sufrí creyendo que habías muerto?!

Tessa quedó con una expresión de puro "procesando información", lo que enfureció aún más a Sandra.

—Creo que estás exagerando un poco, Sandra. Sí, hice eso, pero estoy bien —respondió Tessa, intentando calmarla.

—¡Te encontré como un cadáver... literalmente, tu ojo se pudrió!

—Sí, pero tampoco es para tanto —Tessa sonrió, quitándole importancia—. Fue un lindo viaje, al final. No empezó tan bien, pero... pasaron cosas.

Sandra se quedó mirándola, con los ojos llenos de frustración y dolor.

—Fui a tu funeral...

—Oh... —Tessa ladeó la cabeza—. ¿De verdad me dieron por muerta?

Batalla por Copper 9 || [MURDER DRONES AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora