Batalla por Copper 9 || [MURDER DRONES AU]

55. Alice Elliott

Alice no está segura cuanto tiempo lleva siendo una máquina. Ella calcula que lleva siendo consciente cinco, tal vez siete años. El resto del tiempo, es su padre quien tiene el control de su cuerpo.

Ella se limita a hacer sus labores. No es como que pueda hacer mucho. Incluso cuando tiene control, muchas de sus emociones están bloqueadas o atrofiadas, lo que le mantiene únicamente consciente para hacer su trabajo.

Sin embargo, aunque extraño le parezca, en el fondo intenta hacer pequeños actos de bondad que puedan limpiar su alma, al menos un poco.

Ella recuerda muy bien esa reunión. Luego de que terminara la apuesta, luego de que, bajo el control de su padre, convenciera sutilmente a Tessa a ir a Copper 9 como parte de su gran plan, Alice estaba por retirarse, hasta que escucha a su hermano Ian.

—No puedo creer que Sanit murió primero. Tsk, que desperdicio. En fin, nos vemos, hermanos, mi escudera me espera en mis aposentos.

Alice era consciente de las atrocidades que hacía su hermano a su escudera. Era su familia, lo quería, pero sabía que los actos cometidos eran simplemente grotescos.

Había pasado un tiempo desde que padre tomó control de su cuerpo, y ella se sentía con el suficiente control como para intentar ayudar.

—De hecho, hermano, me gustaría que tu escudera me acompañe a mi taller para que me ayude a organizarlo mejor. Y nadie sabe más de estilos que un guerrero real, ¿No?

—Claro, pero, ¿Por qué, Flor? Mejor te mando a otro más capacitado en eso, Flor solo está para... Cumplir otro tipo de trabajos.

—Oh, hermano, creo que no me has entendido bien —dijo, graduando su voz para que suene como una orden sería y aumentando su aura aterradora—. Necesito que tu escudera vaya a mis aposentos de inmediato, al menos que quieras desobedecer las órdenes de tu hermana mayor.

La sonrisa engreída de Ian no se desvaneció, solo se suavizó un poco. Si había alguien capaz de causarle un dolor que no fuera rico, esa era Alice, la más cruel de los Elliott. Oh, al menos, esa es la fama que se ganó bajo el control de su padre.

—Flor estará encantada de ayudarte, hermana —dijo entre dientes.

Dicho y hecho, al cabo de una hora, Flor, la temerosa escudera de los Guerreros Reales, llegó al taller de la Elliott de los Centinelas.

Estar rodeada de tantas máquinas le hacía algo... inquietante. Ella estaba acostumbrada a estar rodeada de hombres y mujeres que no tenían reparo en mostrar mucha carne, estos apenas tenían algo de carne.

Cuando entró, ella fue recibida por Alice en su blindada armadura con patas de araña y cientos de brazos.

—Ho-hola, mi señora Alice, ¿So-solicito mi ayuda?

—Si, Flor —dijo, apartando la máquina que estaba examinando—. Ve acomodando un poco todo, pero no toques nada importante. Una vez termines, puedes sentarte en la cama.

—Oh, valla... No sabía que usted podría dormir, sin ofender.

—Por un tiempo podía, por un tiempo necesitaba, hace mucho tiempo. Ahora, serás la primera en usarla en mucho tiempo.

Flor hizo lo que le pidió. Sin embargo, no era mucho. Intento mover cosas, dar su opinión y más. Sin embargo, Alice parecía más concentrada en su invento que en sus consejos.

—Mi señora... ¿Por qué me llamo? —preguntó, sentada en la cama luego de no haber podido hacer más que barrer el suelo—. Es obvio que no quiere hacerle un cambio de imagen a este lugar...

—¿Preferirías estar en el cuarto de Ian en su momento... íntimo? —dijo fríamente.

—¿Eso era hoy? —Flor tiembla al recordar—. No, yo... Un momento, ¿Me trajo aquí para... ayudarme?