13. "Tan inesperado"

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Don Matías se encontraba en su sala viendo una película antigua mientras Eíder buscaba en la habitación, cuando escuchó que tocaban la puerta.


- Este día las visitas no paran de llegar... Van. -Exclamó el señor mientras se paraba del sillón para ir a abrir- Buenas noch... ¡Muchacho, pero que alegría! Esto debe ser un milagro o una gran coincidencia.

- Hola Don Matías ¿Me permite pasar?

- Pero claro que si hijo, sabes que ésta es tu casa... Me sorprende mucho verte especialmente en estos instantes. Es que el destino de plano los quiere ver juntos.

- Me voy por casi año y medio y veo que se volvió loco Don Matías ¿A qué se refiere? -Preguntó Bryan-

- Sube a tu habitación y velo tú mismo Bry.

- Me asusta. -Dijo con un gesto en el rostro-

- Anda sube ya.

- Lo que diga...


Bryan subió junto con sus dos maletas muy confundido y con una mueca de duda. Cuando termino de subir las escaleras, le llegó un aroma muy peculiar y un poco conocido; notó que la puerta del cuarto donde dormía estaba entre abierta y se asomaba un poco de luz. Entró y la vio sentada en el suelo sacando cosas de un cajón.


- ¿No te han dicho que es de mala educación esculcar las cosas de los demás?

- Cállate Bryan -Eíder reconoció perfectamente su voz pero no volteo ni hizo caso- no molestes, estoy ocupada buscando algo para poder encontrarte.


Se dio cuenta de lo que acababa de decir y se paralizó, sintió que la sangre le hervía y después de segundos se levantó poco a poco al asegurarse que era él, corrió para abrazarlo.


- Por fin... Por fin estas aquí.

- El mejor recibimiento. –Dejo caer las maletas y le regresó el abrazo, luego de apretarla fuerte la apartó de su pecho- ¿Qué hacías?

- Creo que ya te dije. -Carcajeó- Buscando algo que me ayudara a localizarte -Una lagrima rodeo su mejilla- Pero ya estás aquí. -Lo volvió a pegar a ella para abrazarlo con gran fuerza- Estaba a punto de darme por vencida y resignarme a quedarme sin el amor de mi vida para siempre. Pensaba muy seriamente en meterme a un convento, total, no me iba a volver a enamorar nunca otra vez.

- Mi princesa -reía- ya estoy aquí. No llores, sabes que odio que lo hagas... Te amo.

- ¿Para siempre, siempre?

- Obviamente. -Le dio un beso en la frente- Para siempre, siempre. Aunque debería odiarte.

- ¿Odiarme tu a mí? Idiota, yo soy la que debería detestarte y mucho, te recuerdo que todo esto fue culpa tuya.
- Debiste irte conmigo a Francia cuando te lo pedí, rompiste mi corazón.

- ¿Y tú qué crees que sentí yo cuando me engañaste con esa? Yo también he sufrido, Bryan.

- No comencemos una discusión. Lo importante es que te tengo aquí a mi lado y nada puede hacerme más feliz.

- Claro. Oye, ayúdame a subir ahí, agáchate. -Se subió en la espalda de Bryan y bajó al oso de peluche del armario- ¿Me quieres explicar esto?

- ¡Chopin! -Lo tomó-

- Sí, Chopin. ¿Qué hacía ahí arriba botado? ¿Por qué no te lo llevaste a Francia contigo?

Y a pesar del tiempo... *CD9*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora