76. "Presencia"

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[<Eíder>]

Me miró de la misma manera que lo hizo bastantes años atrás cuando rechacé irme con él a Francia luego de que su abuela muriera.

En aquella ocasión me dolió en el alma dejarlo ir y apartarme de él. El tiempo no pasa en vano, esta vez es muy diferente. Bryan es alguien a quien no quisiera ver nunca en mi vida, estos años ha sido así y he estado muy feliz. Si piensa que con tan sólo aparecer y decir un "Hola" voy a caer igual que hace años, está muy equivocado. Quería jugar al odio ¿No? Pues ahora que se aguante y no me venga a molestar.

Me crucé de brazos mirándolo retadoramente para que se largara, Alec se acercó y me tomó del hombro.


- Si te molesta tan sólo déjalo ahí, ignóralo. No podemos perder el tiempo. -Me dijo al oído-

- No vengas de nuevo a molestarme y hacerte pasar por el señor Educación. ¿Entendido?

- ¿Perdón? -Preguntó cómo indignado-

- Que te largues ya.

- ¿Cómo por qué estás hablándome así?

- Ah, perdón. ¿Quieres que use otro tonó?... Señor Villareal ¿Me haría el gran favor de irse de la casa de mis padres? No tiene absolutamente nada que hacer aquí. Si no se va llamo a la policía.

- ¿Acaso estoy haciendo algo malo? ¿Por qué llamarías a la policía?

- Eíd, mi amor. No pelees. Vamos adentro, hay cosas que hacer.

- Hazle caso, "Mi amor" -Lo dijo en un tono tan despectivo que sólo consiguió hacerme enojar más-

- Te odio. Estaba tan feliz sin que te aparecieras.


Golpeé con mi mano el vidrio, estaba arriba y aun así el muy cobarde se cubrió con su ante brazo. Se ha vuelto un miedoso.

Caminé enojada a la puerta de mi casa que Alec ya había abierto. Más le vale que cuando nos vayamos a la funeraria él ya no esté ahí o soy capaz de aventarle piedras al auto. ¿Quién se cree para aparecerse así tan de repente?

Escuché el portazo de la puerta que yo misma di. Tengo que tragarme el mal sabor de boca y empezar a llamar a la gente. Bueno, creo que hay algo que le tengo que agradecer a Bryan, la verdad es que prefiero sentir enojo que sentir tristeza, supongo que me voy a concentrar en conservar ese sentimiento para no ponerme a llorar a mitad de llamada cada que le avisé a alguien que mi papá murió hace casi tres horas. Afortunadamente Alec me va a ayudar.

Mi mamá dejo en la mesa una lista de teléfonos tal y cómo le dije a Alonso. Había una nota hasta abajo que decía "a las personas que tengan un asterisco, diles que les hagan saber la dirección de la funeraria a cualquier persona que guste acompañarnos". Sin más, empezamos a repartirnos los números para iniciar las llamadas. Técnicamente quien terminó haciendo todas fue Alec, yo cada que le marcaba a alguien, se la pasaba haciéndome preguntas o diciéndome que tengo que ser muy fuerte, algunos me hicieron llorar un poco, pero Alec me tomaba de la mano sobando un poco y me calmaba.

No sé cómo les voy a dar la noticia a los niños de que su abuelo ya no está. Mila en especial lo adoraba y siempre me dice que quiere regresar a vivir a México porque extraña a Alonso y a su abuelo, ojalá le hubiera hecho caso unas semanas antes y que así pudiera disfrutar un poco con él. Hoy justo cuando llegué, mi papá me preguntó por los niños y dijo que tenía muchas ganas de platicar con Mila, le contesté que pronto tendría oportunidad de verlos. Media hora después ya se había ido.

Y a pesar del tiempo... *CD9*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora