87. "Y a pesar del tiempo... el karma no perdona"

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"Y a pesar del tiempo... el karma no perdona"

Dejamos a los niños viendo televisión al cuidado de Teodora, y Eíder y yo nos fuimos a la cita medica. 

En el camino íbamos ansiosos y cada que me detenía en un semáforo ella se acercaba y me daba un beso en los labios que yo recibía contento. Hubo un momento en el que ella no paraba de hablar de lo nerviosa que estaba y yo no hacía otra cosa que reírme, también por los nervios supongo. Pero algo malo tenía que pasarnos justo cuando estábamos por llegar.

Iba por una avenida donde conducía lo que se podría llamar rápido. La avenida es larga y la distancia de semáforo a semáforo es bastante. En ese tramo hay puentes peatonales, pero sabemos lo floja que puede llegar a ser la gente y es capaz de cruzarse sin más por la avenida. No supe ni en qué momento una mujer se nos atravesó, quise frenar pero ya no pude y en el momento que la vi golpear el capo y medio volar hasta caer me congelé.

- No pasó en serio. -Murmuré y volteé a ver a Eíder que se veía igual de shockeada que yo-

- Acabas de atropellar a alguien. -De repente estaba muy blanca-

- No la atropellé. Las llantas no pasaron encima de ella, sólo la aventé. -Eíder me miró confundida y sorprendida por lo que acababa de decir- No es lo mismo. -Me encogí de hombros-

- ¿Y te lo tomas tan tranquilo? 

- ¿En serio crees que estoy tranquilo?  

La calle no estaba muy transitada y gracias al cielo nadie chocó contra mí cuando frené el carro. De todos los vehículos que pasaron ninguno se detuvo y peatones mágicamente no habían, más que una señora que tenía un puesto de revistas en ese punto de la calle y miraba sorprendida. 

Yo no sabía ni qué pensar o hacer de lo asustado que me sentía pero finalmente me bajé y fui hasta ella. La mujer estaba tirada boca abajo, miré a Eíder que seguía sentada en su lugar con las manos en la cabeza. En ese momento empezaron a acercarse algunas personas.

Me agaché a lado de la persona que acababa de aventar accidentalmente con mi carro. No había manchas de sangre a su a rededor y eso me hizo sentir un uno por ciento más tranquilo. 

- ¿Se mueve? -Preguntó Eíder con la voz temblorosa- 

- No. -Respondí en el momento que empecé a voltear a la persona para cargarla y llevarla hasta la banqueta- Llama a una ambulancia. 

- Sí. 

- No es verdad. -Dije de inmediato cuando vi el rostro de la persona que atropellé-

- Quítala de la calle. -Ordenó Eíder alterada con el teléfono en mano- 

- Es Mara. -Dije en voz baja, técnicamente solo para mí-

- ¿Qué? No te escuché nada. 

- Mara. -La señalé-

- Mentira. -Eíder quitó el celular de su oreja, desabrochó su cinturón de seguridad y abrió la puerta para bajar- Estás alterado y eso te hace ver cosas. Seguro solo se parece y la estás... Santo Dios, sí es Mara. 

- Te lo estoy diciendo. 

- Ok. Tranquilo. Olvidemos lo de la ambulancia y...

- ¿Y la dejamos botada aquí? -Pregunte alterado- Sé que es una horrible persona, que nos ha engañado a ambos y causado muchos problemas, pero no podemos simplemente abandonarla en la calle. 

- No. ¿Cómo crees que sugeriría eso? Quiero decir... la conoces, estamos a menos de cinco minutos del hospital y si llamamos a la ambulancia quizá perdamos más tiempo. Simplemente súbela al auto con cuidado y llevémosla. 

Y a pesar del tiempo... *CD9*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora