61. "Imanes"

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Al fin me estacioné frente a su casa después de un muy largo camino en silencio. Eíder se había quedado dormida, era raro verla con el cabello todo alborotado y esponjado, ni siquiera en las mañanas lucia así, eso me hizo reír en silencio. Acaricié sólo un poco su cabello intentando acomodarlo pero fue inútil, se volví a parar.


- Eíder. -Susurré- Ya llegamos. -La moví un poco del brazo- Despierta Eíd, ya estás en casa.

- Dile que no se meta conmigo, que me deje en paz.

- ¿Qué?


Le escurrió una lágrima y se removió en el asiento acomodándose de lado contrario.


- Eíder, levántate prince...


Me mordí la lengua y sacudí mi cabeza. Salí del auto y tomé mucho aire mientras me estiraba. Recordé que el papá de Eíder escondía unas llaves en un compartimiento especial a lado del buzón, esperaba que aún las guardaran ahí y por fortuna sí las encontré. Regresé al auto y abrí la puerta de su lado.


- Eíder, estás en casa. -Agité las llaves en su oreja, pero ni así- Hay espagueti adentro, lo prepare yo mismo ¿Seguirá siendo tu favorito? Bueno, supongo que no, ya que jamás lo comes ahora. Ok, creo que eso no fue amable. Pero ya despierta.

- Lo juro, pero aléjala de mí.

- ¿Qué me juras? Bueno... ¿Qué tanto sueñas?

- Fue muy cruel conmigo. No la quiero cerca.


Eíder siempre hablaba dormida, bueno sólo cuando intentaba despertarla y le hablaba, me respondía cosas muy distintas a lo que yo decía, así como en ese momento. Supongo que era como seguir la conversación en su sueño. Moví mucho su hombro hasta que al fin abrió los ojos.


- Vaya. -Exclamé-

- ¿Tan rápido llegamos?

- Nos hicimos casi hora y media ¿Cuál rápido?


Se estiró en el asiento y me quité para que bajara. Cuando estuvo de pie bostezó y caminó al buzón.


- Ya las tengo aquí. -Moví las llaves haciéndolas sonar-

- Gracias. -Se acercó y las tomó- Oye, lo siento por hablarte mal y por provocar que te quitaran el reloj.

- No hay problema, supongo que estabas enojada y entiendo.

- Gracias también por traerme.


Sonrió de lado y se levantó un poco en puntas para despedirse de mí, supongo que quería despedirse de beso en la mejilla pero no lo capté rápido y por un instante no respondí así que se alejó rápido y justo en ese momento yo me agaché pero como vi que se retiró de la idea de despedirse así, me volví a incorporar y entonces se rio y me extendió su mano.


- Hasta luego. -Ni me miro, soltó mi mano y se fue a la puerta de su casa-

- Oye. -Le hablé y me volteó a ver- El camino fue muy largo y mi departamento está también un poco lejos ¿Me dejarías entrar a tu baño?

Y a pesar del tiempo... *CD9*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora