54. "Anything for you"

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- ¿Y aún no llegas al colapso estrés por tanto escuela, trabajo, escuela? –Nat le preguntó a Alan mientras caminaban descalzos por la arena-

- De repente. Cuando hay exámenes y muchas cosas que entregar en las materias. Pero siempre me he sabido organizar.

- ¿Aún tienes el mismo empleo de cuando salíamos?

- No, ahora trabajo en una vinatería.

- Qué padre ¿Y te dan alcohol gratis?

- Definitivamente no. Mi jefe es muy tacaño.

- Debe ser triste trabajar con la tentación.

- Sabes que jamás he sido de los que beben mucho, así que no.

- Buen punto. Creo que lo dije más por mí que por ti. Lo bueno es que yo no soy la del empleo.

- Deberías buscarte uno, quizá eso te haga más responsable, Nat.

- Yo soy muy responsable.

- Sí, claro.

- Cállate Alan, lo soy. –Nat tenía una sonrisa pero las cejas fruncidas-

- Sí, los treinta y uno de febrero solamente.


Nat en broma empujó un poco a Alan, lo tomó desprevenido así que casi pierde el equilibrio y cae, logró recuperarse rápido pero se le hizo extraño sentir algo helado en su pierna, cuando volteó para saber que había sido, vio a una pequeña con ojos enormes y tristes con un cono de helado en la mano pero sin el helado, ahora estaba en la arena.


- ¡Mom!

- No, niña. –Alan se agachó- Oye, tranquila, no llores.

- ¿Pero qué le pasa? –La señora le empezó a hablar en español al darse cuenta de que él lo hablaba- ¿Cree que es muy divertido molestar a niñitas? –Les decía enojada y con un español no muy bien dominado, en especial dirigiéndose a Nat quien no dejaba de reír-

- Señora lo siento, fue un accidente. Nat, deja de reírte.


Nat lo jaló del brazo y empezó a correr fuera de la vista de la señora, Alan intentó resistirse pero a fin de cuentas la siguió.


- Nat, no está bien. Pobre niña, debí comprarle uno nuevo.

- Calma San Alan. Se nota que es una niña berrinchuda, por esta playa hay demasiadas.

- Es una pequeña a la cual le tiré el helado por tu culpa.

- Su mamá te lo va a agradecer después. Menos azúcar, menos hiperactividad.

- Nunca cambias. –Alan negó con la cabeza y media sonrisa-


Estaban contentos en la playa, se sumergían en el mar y Alan saltaba algunas olas, Nat se reía mucho cuando se caía. Cuando se aburrieron de eso fueron a comer, o más bien cenar. Alan se dio cuenta que no fue tan mala idea llevarla, ese rato se había entretenido mucho y esperaba que así fueran los siguientes días.

En todo el tiempo que estuvieron fuera de su cuarto de hotel, Alan tomó algunas fotos con su celular del paisaje y de él, otras más junto con Nat.


- ¿Me pasas las fotos que tomaste de nosotros? –Nat le preguntó mientras se dejaba caer de espaldas en la cama de la habitación- Me gustaría tenerlas.

Y a pesar del tiempo... *CD9*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora