Francisca se encontraba trabajando en el despacho, se había propuesto centrarse en el trabajo para evitar pensar en Raimundo, el cuál ya llevaba varios días fuera.
Leonor conocedora de su desazón, trataba de animarla. A veces con éxito y otras sin, pero no cesaba en su empeño. Cogió la bandeja con el zumo de naranja que recién le acababa de exprimir y las tostadas de tomate que tanto le gustaban y se dirigió hacia el despacho.
Francisca seguía enfrascada en la lectura de los documentos, realmente le había cundido lo poco que llevaba de jornada. Se sobresaltó al oír la puerta.
- ¿Cómo estás, Francisca? Aquí te traigo el almuerzo. - Dijo Leonor dejando la bandeja sobre la mesa. - Y ni lo intentes, no voy a irme de aquí sin que te lo termines.
- No, no iba a negártelo. - Contestó Francisca sonriendo. - ¿Cómo voy a rechazarte éste zumo tan delicioso?
- Vaya... ¿Y esta felicidad y amabilidad repentina? - Preguntó asombrada Leonor teniendo en cuenta el humor de perros que tenía durante los últimos días.
- Bueno, hoy me he levantado feliz. No dejo de pensar que cada vez falta menos para que tenga a este pequeño entre mis brazos. - Afirmó mientras se acariciaba el vientre. - Y que ambos estemos al lado de Raimundo.
- Me alegro de corazón, Francisca. Y he de decirte, que tanto tu padre como yo, ansiamos malcriar a ese pequeñín.
- Mi hijo tendrá la suerte de contar con los mejores abuelos posibles. - Afirmó Francisca mientras se acercaba a Leonor. - Leonor... Yo quisiera disculparme contigo por todos los desplantes de estos días. - Le pidió mientras sostenía firmemente sus manos sobre las suyas.
- No tienes que disculparte, Francisca. Estoy aquí tanto para los buenos momentos como para los malos. - Sentenció mientras la abrazaba. - ¿Sabes algo de Raimundo?
- Sí, ayer mismo me llegó un telegrama suyo. Está bien, en Oviedo. Me ha dicho que ha encontrado unos aliados con los que no contábamos. - Dijo más seria Francisca.
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Raimundo y Francisca
RomanceRaimundo, con 24 años, acaba de terminar la carrera de Medicina y ha vuelto a Puente Viejo para quedarse. Francisca, de 22, se dedica a administrar sus tierras junto a su padre, Enrique Montenegro. Ambos se conocen desde niños y la amistad inicial s...