Tanto Natalia como él estaban impacientes. El reloj marcaban las 22:45 y Zacarias aún no había aparecido.
- Natalia, ya hemos perdido bastante tiempo. ¿Dónde vive Zacarias?
- Raimundo, espera 5 minutos más. No podemos presentarnos a estas horas en su casa ¡por Dios!
- No tenemos tiempo para remilgos, vayamos a su casa, ¡no hay tiempo que perder!
Natalia sabía que tenía razón, así que le indicó donde vivía Zacarias y ambos se dirigieron hacía allí.
A escasos minutos de donde se hayaban, se encontraba una zona llena casas de obreros. Al llegar a la calle en la que se encontraba el hogar de Zacarias, vieron una muchedumbre delante de su casa.
- ¿Qué demonios hace toda esa gente aquí? - Preguntó Natalia algo desconcertada.
Un mozo que pasaba por allí les comentó que había fallecido un hombre que estaba enfermo y que la gente le estaba presentando sus respetos a sus hijos.
Sin pensarlo dos veces, Natalia y Raimundo atravesaron la multitud y, de pronto, allí le vieron: Zacarias junto a su hermana velando a su padre.
Al verles, Zacarias susurró algo a su hermana y a una señora que se encontraba con ellos, les hizo una seña a Raimundo y a Natalia y salió por la puerta trasera.
Al encontrarse en el callejón trasero, Natalia abrazó a Zacarias, colmándole de besos y tratando de consolarle.
- Lo lamemto mucho Zacarias, si necesitas ayuda, puedes contar conmigo. - Espetó Raimundo mientras le tendía la mano.
- Gracias Señor. Supongo que entienden porque no me ha sido posible acudir a la cita, tras hablar con Natalia vino un mozo y me contó que mi padre... Había fallecido.
- Claro Zacarias, no tienes porqué disculparte y, por favor, trátame de tú. Ahora lo primero es tu familia, ¿podemos ayudarte en algo?
- De momento no Raimundo, pero gracias de igual modo. Cambiando de tema, Natalia me ha contado qué sucedia y que estabas al tanto de todo. Ahora he de entrar junto a mi hermana y mi tía, pero mañana, tras el entierro, ¿nos volvemos a ver aquí y me lo explicáis bien?
ESTÁS LEYENDO
Raimundo y Francisca
RomanceRaimundo, con 24 años, acaba de terminar la carrera de Medicina y ha vuelto a Puente Viejo para quedarse. Francisca, de 22, se dedica a administrar sus tierras junto a su padre, Enrique Montenegro. Ambos se conocen desde niños y la amistad inicial s...