Había pasado la mañana en el dispensario, acabando de rematar todo lo que tenía pendiente. Le había dicho a Pablo que, durante su ausencia, se encargara de atender a sus pacientes. Por la amistad que les unía, éste aceptó a la primera.
De pronto llamaron a la puerta, Raimundo sabía perfectamente de quién se trataba.
- Buenos dias Señor Ulloa. ¿Puedo pasar?
- Buenos dias. Claro, adelante.
- Le traigo varias nuevas que le alegrarán.
El investigador privado había hecho su trabajo mejor de lo que Raimundo jamás imaginó. Salvador tenía demasiados enemigos y demasiadas acciones sucias que le situaban a sus pies.
Tras despedirse del investigador y de pagarle sus honorarios más una recompensa por la celeridad y calidad de su trabajo, Raimundo sonrió. Con las pruebas que ahora poseía, tenía atado de pies y manos a Salvador.
Andaba deseoso de poder contárselo a Francisca, pero ahora que éste había regresado al pueblo, no era nada oportuno acercarse a la Casona. Además, pensándolo fríamente, era mejor esperar un tiempo prudencial y evitar falsas alegrías. Mejor sería ocultarle a Francisca lo que había averiguado, al menos, de momento.
Llegó a casa con la tranquilidad de haber resuelto más de lo que esperaba. Su padre se encontraba faenando en las tierras, así que aprovechó para hacer tranquilamente la maleta.
A la hora de comer, Don Ramón llegó. Raimundo se encontraba en el despacho mirando el inventario de bienes para saber de qué cantidad en metálico podría disponer rápidamente. Cuando escuchó a su padre, escondió rápidamente la carpeta donde se encontraba esa información y sacó unas facturas para disimular.
- Hola hijo, ¿en qué andas enfrascado?
- Hola padre, aquí estaba mirando las últimas facturas del ganado adquirido. Debo felicitarle, ha conseguido una gran cantidad de reses a un bajo precio.
- Gracias Raimundo. Y dime, ¿ya tienes todo preparado para el viaje?
- Sí, podemos marchar después de comer si así lo estima. He dejado todo organizado en el dispensario, Pablo me cubrirá.
- Estupendo entonces, ¿comemos?
Ambos se encaminaron hacia el salón. Comieron mientras trataban los últimos detalles con respecto al viaje. En esta ocasión Raimundo sí que prestó atención a todo lo que decía su padre, tenía que tener toda la información posible para no fallar en nada.
Después de comer, ambos subieron a la Calesa y se dirigieron hacia Navarra, allí se encontraba la familia de María Dolores Ordaz, la primera candidata.
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Raimundo y Francisca
RomanceRaimundo, con 24 años, acaba de terminar la carrera de Medicina y ha vuelto a Puente Viejo para quedarse. Francisca, de 22, se dedica a administrar sus tierras junto a su padre, Enrique Montenegro. Ambos se conocen desde niños y la amistad inicial s...