RAIMUNDO XV

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Había pasado la mañana en el dispensario, acabando de rematar todo lo que tenía pendiente. Le había dicho a Pablo que, durante su ausencia, se encargara de atender a sus pacientes. Por la amistad que les unía, éste aceptó a la primera.

De pronto llamaron a la puerta, Raimundo sabía perfectamente de quién se trataba.

- Buenos dias Señor Ulloa. ¿Puedo pasar?

- Buenos dias. Claro, adelante.

- Le traigo varias nuevas que le alegrarán.

El investigador privado había hecho su trabajo mejor de lo que Raimundo jamás imaginó. Salvador tenía demasiados enemigos y demasiadas acciones sucias que le situaban a sus pies.

Tras despedirse del investigador y de pagarle sus honorarios más una recompensa por la celeridad y calidad de su trabajo, Raimundo sonrió. Con las pruebas que ahora poseía, tenía atado de pies y manos a Salvador.

Andaba deseoso de poder contárselo a Francisca, pero ahora que éste había regresado al pueblo, no era nada oportuno acercarse a la Casona. Además, pensándolo fríamente, era mejor esperar un tiempo prudencial y evitar falsas alegrías. Mejor sería ocultarle a Francisca lo que había averiguado, al menos, de momento.

Llegó a casa con la tranquilidad de haber resuelto más de lo que esperaba. Su padre se encontraba faenando en las tierras, así que aprovechó para hacer tranquilamente la maleta.

A la hora de comer, Don Ramón llegó. Raimundo se encontraba en el despacho mirando el inventario de bienes para saber de qué cantidad en metálico podría disponer rápidamente. Cuando escuchó a su padre, escondió rápidamente la carpeta donde se encontraba esa información y sacó unas facturas para disimular.

- Hola hijo, ¿en qué andas enfrascado?

- Hola padre, aquí estaba mirando las últimas facturas del ganado adquirido. Debo felicitarle, ha conseguido una gran cantidad de reses a un bajo precio.

- Gracias Raimundo. Y dime, ¿ya tienes todo preparado para el viaje?

- , podemos marchar después de comer si así lo estima. He dejado todo organizado en el dispensario, Pablo me cubrirá.

- Estupendo entonces, ¿comemos?

Ambos se encaminaron hacia el salón. Comieron mientras trataban los últimos detalles con respecto al viaje. En esta ocasión Raimundo sí que prestó atención a todo lo que decía su padre, tenía que tener toda la información posible para no fallar en nada.

Después de comer, ambos subieron a la Calesa y se dirigieron hacia Navarra, allí se encontraba la familia de María Dolores Ordaz, la primera candidata.

Raimundo y FranciscaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora