- Una mujer se ha puesto de parto, ¡por Dios! - Les espetó Don Enrique viendo en qué iba a derivar la situación.
- Eso dígaselo a su yerno. - Contestó Raimundo mientras seguía yendo hacia él. - ¿Y si fuera tu esposa la que estuviera de parto?
- ¡Si fuera Francisca la llevaría a un hospital para que la atendiera un médico de verdad y no un niñato como tú!
Raimundo no pudo contenerse y le arreó un puñetazo. Salvador se devolvió y ambos comenzaron una pelea que parecía irremediable. Patadas, puñetazos, gritos, insultos. Todo se mezcló en una pelea demasiado esperada por ambos.
- ¡Parad de una vez! - Gritó Francisca. - Raimundo, atiende a Rosario y tú Salvador, ve junto a los invitados.
Pero no le hicieron caso, ambos se tenían demasiadas ganas como para detenerse. Francisca, desesperada por la situación, se puso en medio y logró sujetar a Raimundo. Mientras tanto Don Anselmo y Pedro Mirañar le ayudaron separándole de Salvador.
Don Enrique y otros hombres cogieron a Salvador y lo sacaron fuera al jardín.
- Yo... Yo lo siento. - Dijo Raimundo mientras volvía en sí. - Lamento el espectáculo Francisca, pero no he podido evitarlo... - Se disculpó mientras la cogía de la mano. - Vayamos con Rosario, te necesitaré a mi lado.
Francisca apretó con fuerza su mano. No podía creer que estuvieran tan cerca y a la vez tan lejos. Sentir el roce de su mano junto a la suya le provocó un escalofrío por todo el cuerpo. Sin contestarle subió junto a él las escaleras. Ahora quien importaba era Rosario y la criatura.
- ¿Qué le ha sucedido Raimundo? - Preguntó Leonor preocupada al verle con la cara llena de golpes y sangre.
- Nada Leonor, ¿cómo está Rosario?
- Más relajada, la he aseado y he mandado calentar agua a las doncellas. - Dijo mientras miraba a Francisca.
- Muy bien hecho Leonor, Rosario merece toda nuestra atención. - Le contestó Francisca mientras le daba un tierno beso tratando de tranquilizarla.
En ese mismo instante entró Don Ramón acompañado de Don Enrique. Se notaba la tensión que había entre ellos, pero, por primera vez, supieron mantener las formas.
- Raimundo, he traido todo esto. ¿Necesitas algo más? - Le dijo mientras Raimundo abría el maletín. Entonces comprobó los signos de pelea en su rostro. Decidió no preguntarle, sabía demasiado bien qué había pasado.
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Raimundo y Francisca
RomanceRaimundo, con 24 años, acaba de terminar la carrera de Medicina y ha vuelto a Puente Viejo para quedarse. Francisca, de 22, se dedica a administrar sus tierras junto a su padre, Enrique Montenegro. Ambos se conocen desde niños y la amistad inicial s...