004.

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El fin de semana transcurrió de lo más lento y créanme que cuando hablo de lento me refiero a lento como mi abuelita corriendo. Pero en cuanto el domingo llegó, no sabía que inventarle a mi familia para que me dejaran escapar nuevamente con Luke, quién se cabrearía si no me aparezco allí tal como le prometí.

—Debo irme —Informé mientras observaba el reloj de mi teléfono. —Me encantaría quedarme a cenar pero no puedo.

— ¿Por qué no? —Mi padre hizo una mueca de disgusto.

La rutina era simple y aburrida, durante la semana yo asistía a la universidad y regresaba a mi apartamento a la misma hora que siempre, mientras que los fines de semana los compartía con mi familia y permanecía aquí hasta el lunes por la mañana y luego todo volvía a comenzar.

—Debo regresar antes de tiempo porque mañana temprano debo recoger a Keyla —Mentí, mi expresión se volvió triste. —Me hubiera agradado quedarme, pero su auto se averió y estamos jodidas con el tiempo.

—Cleo, puedes llegar tranquilamente —Él insistió. —Quédate, hemos preparado pasta sólo para ti...

—Papá, ella tiene que irse —Ethan me defendió, salvándome de una situación incómoda. —Sabes que permanece aquí todos los fines de semana, nada malo ocurrirá si no pasa una noche con nosotros.

—Bien... —Suspiró frustrado, dejando salir un bufido. —Que tengas unas buenas noches, Cleo... no olvides avisar que has llegado sana y salva, te amo.

Luego de que me despidiera de cada uno de ellos, tomé mis llaves para regresar hacia la ciudad. Intenté llamar a Luke pero él parecía demasiado ocupado como para responderme, ahora mismo estaba dudando si él recordaría lo que acordamos. En cuanto supuse que me estaba acercando al edificio, aparqué a unas cuantas calles tomando mi bolso de la parte trasera.

—Hey —Una voz susurró detrás de mí en cuanto me encaminaba hacia el apartamento de Luke y no pude evitar voltear. — ¿Qué tal todo, preciosa? ¿Cómo estuvo ese fin de semana con tu familia?

Era nada más y nada menos que Luke, sosteniendo unas cuantas cajas de pizza. Su cabello estaba despeinado y traía una gorra hacia atrás que le hacía ver adorable, él parecía un tanto agitado y quizás porque había estado corriendo hacia aquí.

—Estuvo bien —Contesté, ofreciéndole mi ayuda para sostener las cajas mientras él abría la puerta. — ¿Qué tal tu sábado y domingo?

—Bastante aburrido, aunque al menos mis amigos me visitaron —Comentó para luego soltar una carcajada. —De hecho, aún están allí arriba...

— ¿Esperas que conozca a tus amigos? —Chillé, no me sentía preparada en lo absoluto para esto. —Luke, no estoy segura de que sea tiempo de que ellos me conozcan, no somos nada...

—Oh, claro que somos algo —Se quejó. —Ellos no van a comerte, inventa algo sobre cómo nos conocimos que yo te seguiré la corriente. Allí está Calum, creí que Calum te agradaba...

—Me agrada, claro que sí —Suspiré. —Es sólo que no quiero avergonzarte, ¿Ellos saben que te gusta...?

— ¿Qué me gusta que me llames daddy mientras te follo? —Asentí, sonrojándome por el uso de sus palabras. —Claro que no, nena. Pero eres preciosa y no habrá problema con los chicos, créeme.

—Está bien, lo intentaré —Dije, finalmente rindiéndome. —Tan sólo digámosles que somos amigos y que no ocurre nada entre nosotros, no soy tu novia pero tampoco tu juguetito sexual.

daddy ; luke hemmings [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora