¿Qué pasaría por tu mente si mencionara las palabras nirvana, ropa interior, chaqueta de cuero y una cámara polaroid? Jamás creerás las cosas que pueden ocurrir dentro de una simple habitación de hotel en la ciudad de Dallas.
Luke y yo habíamos estado bebiendo unas cuantas botellas de cerveza luego de que Aqua y Calum decidieran ir a recorrer la ciudad; siendo sincera a ambos nos había agarrado el síndrome del ermitaño y nos negábamos a salir de nuestra habitación. Él estaba posado sobre el marco de la ventana, vaciando una pequeña botella de un simple trago y yo me sentí de regreso en mis dieciséis cuando solíamos emborracharnos con Olivia.
—Eres perfecto, ¿A caso eres real? —Solté, mordiendo mi labio. Me acomodé junto a él, abrazándome a la chaqueta de cuero que le pertenecía. —Estoy muy enamorada de ti, podrías hacer lo que quieras conmigo ahora mismo y me daría igual.
—El único ángel entre nosotros eres tú, Cleo —Luke musitó, acariciando mi mejilla. Echó hacia atrás los mechones de mi cabello y me besó cortamente en los labios. —Estoy tan enamorado de ti, princesa. He perdido la razón, ya no estoy en mis cabales...
Volví a besarlo y, comenzó a sonar careless whisper de George Michael, ambos nos separamos para soltar una carcajada. Ahora mismo parecíamos estar dentro de una escena en alguna estúpida película de romance, estábamos amándonos mutuamente sin miedo a lo que pudiera ocurrir en el pasado y olvidando por completo el pasado.
Es ese preciso momento en el que lo miras a los ojos, aprecias cada pequeño detalle de su rostro, el color de su iris, las manchitas de distinto color alrededor de sus pupilas, piensas que su barba es bonita aunque lo haga verse desprolijo y comienzas a creer que no existe criatura más perfecta en el universo, que consiga que te sientas mejor. Luke irradia algo que no puedo explicar verbal o textualmente, Luke es arte cada vez que recoge su cabello en una adorable coleta, Luke es arte cada vez que arruga su nariz indicándome que hay algo que no le agrada, Luke es arte cada vez que sonríe y su hoyuelo aparece, Luke es arte cada vez que finge hablar dormido para animarme. Dios bendiga a Liz y Andy Hemmings por crear al hombre más precioso, al hombre más educado y atento del universo. Dios bendiga a Keyla Hemmings por presentarme a su hermano mayor y dios bendiga a Luke Hemmings por enamorarse de alguien como yo.
—Ven aquí, preciosa —Él me ordenó, palmeando su regazo repetidamente. —Creo que deberíamos aprovechar nuestra soledad.
Dejé salir una carcajada.
Habíamos pasado la última semana recorriendo Las Vegas, el gran Cañón de Arizona, Albuquerque, Austin y ahora hemos hecho una pequeña parada en Dallas para visitar algunos ranchos y sentirnos como unos verdaderos tejanos. Luke pensó que debíamos darles cierto espacio a Calum y Aqua, así que aprovechamos el día porque desde que mi periodo se marchó, lo único que hemos hecho ha sido tener relaciones sexuales.
— ¿Nunca vas a agotarte de esto, no es verdad? —Le pregunté, dejando salir una sonora carcajada. Luke atrapó mis labios con ferocidad, besuqueándome desesperadamente.
— ¿Alguna vez te he dicho que el rojo se te ve precioso? —Él mordisqueó mi labio inferior, consiguiendo que gimiera. —Sin contar que con esa chaqueta luces como una modelo, ¿Has pensado en trabajar como modelo?
—No creo que sea apta para ese trabajo —Contesté, riéndome. —Mi novio es muy celoso y si llegara a conseguir un empleo para una empresa de ropa interior, él probablemente enloquecerá.
Lukey me abrazó, enredando sus brazos en mi cuerpo, posicionando sus manos en mis glúteos. Escondí mi rostro en el pequeño hueco que se formaba entre su cabeza y hombros, respirando la deliciosa fragancia de su colonia de Paco Rabanne. Él rozó su dedo pulgar en mi labio inferior, repartiendo caricias por todo mi rostro.

ESTÁS LEYENDO
daddy ; luke hemmings [1]
Fanfiction❝-Yo seré tu peor pesadilla si no haces lo que te digo -Murmuró de la forma más calmada del universo, como si aquello no significara nada para él. -Te daré lo que quieras, puedo hacer que toques el cielo con las manos... pero no tendré miedo de hace...