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Me disculpé con Luke y corrí hacia el baño más cercano, mi estómago estaba revolviéndose y estaba teniendo unas horrendas náuseas que amenazaban en convertirse en un trágico accidente para las personas a mí alrededor. Empujé la puerta del baño, colocándome de rodillas frente al retrete a medida que lo dejaba salir por completo de mi cuerpo. Allí va la ensalada de frutas que comí en el desayuno, las tostadas y toda el agua que he bebido hasta ahora.

Todo parecía estar derrumbándose en mi mundo, cada vez que avanzo un simple paso, algo consigue que retroceda y regrese al principio donde me encontraba estancada como el infierno. Juro que quiero ser el ejemplo a seguir de mis hijos, juro que quiero comportarme como una adulta de veinticinco con dos preciosos niños y un esposo encantador, pero simplemente no puedo; mis emociones son más fuertes que yo y, de algún modo siempre consiguen que me desplome lentamente.

Tomo una profunda respiración y me pongo de pie, consigo ver mi reflejo en el gigantesco espejo, Luke está de pie junto a la puerta con una expresión triste. Trato de sonreír a medida que enjuago el asqueroso sabor en mi boca con un poco de agua pero, una vez más, estoy derrumbándome en lágrimas porque mi cuerpo se ha cansado de pretender que todo está bien. Él se aproxima a mí, sus brazos están brindándome aquella calidez familiar, la cual me recuerda que mientras él permanezca a mi lado estaré bien y nada podrá acabar conmigo.

—Sé que preguntarte si estás bien sería una estupidez, pero no puedo ver cómo te derrumbas mientras me quedo de brazos cruzados —Murmuró a medida que sus manos se deslizaban por mi cabello, sus labios se presionaron contra mi frente y empujó las lágrimas que rodaban por mis pómulos. —No puedo permitir que tu luz se apague, no puedo permitir que te desvanezcas, me cuesta aceptar que estamos frente a un problema que no podré solucionar. Quisiera llevarte lejos de toda esta mierda, protegerte dentro de una caja de cristal para que nadie pueda hacerte daño... porque eso sería imposible, no estaría protegiéndote de mí mismo y todos mis demonios, no estaría protegiéndote de ti misma.

Tomó una bocanada de aire y la dejó salir por la boca, sus ojos estaban cristalizándose a medida que me observaba de pie frente a él.

—Te he dicho que te protegeré pase lo que pase pero, ¿Qué tal si esta vez no puedo ser la solución a tus problemas? —Su voz sonaba tan apagada que mi corazón se retorció de dolor, jamás lo he visto en estas condiciones... tan triste, tan indefenso. —Quiero convencerme a mí mismo que es un mal sueño y que no estás llorando por la estupidez que ha dicho Blackwell. Cleo, puede que mis palabras sean insignificantes y que estés harta de que lo repita a cada maldito instante, puede que suene como un maldito cliché y que todos los que te rodean piensen que soy un mujeriego pero te amo como nunca antes he amado a otra mujer, te amo y sería capaz de dar mi vida para protegerte a ti y a nuestros hijos. Pero, por favor, jamás dejes de ser la increíble mujer que eres porque acabarás conmigo.

—Es que ahora mismo, todo en mi mundo se siente terrible —Exclamé a medida que mis brazos se envolvían en su cuerpo. —No puedes esperar que sonría de oreja a oreja después de que han ensuciado el apellido Fitzgerald para el resto de mi vida, puede que él no haya sido el mejor padre del universo pero continúa siendo mi padre y necesito demostrarle a todo el mundo lo equivocados que están al culpar a alguien como Brandon. Esto no sólo está afectándome a mí, también ha afectado a Samuel, ha afectado a Ethan y al resto de mi familia.

—Lo sé, pero debes ser fuerte —Él insistió, plantó un beso en mis labios y se alejó con una pequeña sonrisa. —Quiero verte sonreír, bebé. Tú mereces lo mejor en este universo y yo lucharé para dártelo.

Volví a besarlo a pesar del asqueroso aliento que me traigo, volví a besarlo porque necesito sentirme tan bien como cuando decidimos comenzar con nuestra relación, volví a besarlo porque la nostalgia me recordó cada altibajo que hemos superado juntos y lo lejos que hemos llegado a pesar de todas las críticas que recibimos debido a la diferencia de edad. ¿Quién lo hubiera dicho? Pasé de ser una patética chica de ciudad que con suerte conseguía pagar su universidad a convertirme en una exitosa ingeniera que no ha dejado de cosechar éxitos. Me agrada atribuirle cada uno de mis triunfos al apoyo de Luke a pesar de lo duro que fue para ambos distanciarnos para que yo pudiera tomar aquella pasantía en Londres, me agrada recordarme a mí misma que detrás de cada mujer exitosa hay un increíble hombre cargándola hasta el auto solo porque tuvo un extenso día.

daddy ; luke hemmings [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora