037.

2.1K 95 14
                                    

Tragué gordo, recibiendo unas cuantas nalgadas porque le llamé por su nombre propio. Elevé su cabeza a la fuerza, consiguiendo que sus ojos se fijaran nuevamente sobre mí; Luke tenía sus pupilas dilatadas, como si hubiera estado abusando de las drogas por un largo periodo de tiempo. Lo besé paulatinamente en los labios, deseosa por obtener más de él.

—Dime que todo esto no es un sueño, gatita —Él ronroneó contra mi cuello, respirando agitadamente. —Dime que mañana despertaré y tú volverás a estar aquí conmigo, dime que mañana estaremos haciendo esto otra vez.

—Esto no es un estúpido sueño, daddy —Le sonreí, besuqueando sus labios. —Mañana estaré contigo, estaré contigo por siempre porque no volveré a abandonarte jamás. Mañana estaremos haciéndolo otra vez...

Él me calló, besándome de repente, consiguiendo que mis palabras se perdieran dentro de su garganta. Luke se distanció unos momentos, rebuscando un condón o tal vez algún otro elemento dentro de las tantas porquerías que descansaban sobre el lavabo de mármol blanco. Me extendió el delgado paquete metalizado, esperando a que yo lo colocara por él.

Lo abrí con la ayuda de mis dientes y deslicé el resbaladizo condón por su miembro, fijé mis ojos en él y una sonrisa apareció en sus labios.

—Te he echado de menos, no puedes imaginarte lo mucho que te he echado de menos —Él susurró, posicionándose entre mis piernas. —Ahora mismo desearía poder correrme dentro de ti sin la necesidad de utilizar un estúpido condón.

—Pero podría quedar embarazada y aún somos muy jóvenes —Solté, haciendo un puchero mientras intentaba recuperar la compostura.

Sin previa advertencia, él me embistió; todo mi cuerpo se llenó de la electrificante sensación que provenía de mi pelvis. Cerré mis ojos y me dejé llevar por el momento, disfrutándolo a pleno porque temía ser despertada de este sueño. Pero todo era real, Luke estaba aquí conmigo en el baño de una habitación de hotel hawaiano, yo estaba besándolo en los labios a la vez que él recorría mi cuerpo con sus enormes manos. Todo era la puta realidad, todo había regresado a su lugar y aquello hacía que me sintiera genial. No podía explicar en una escala del uno al diez lo feliz que estoy por haber regresado a sus brazos.

— ¿Sabes algo, Cleo? —Él jadeó a la vez que mecía sus caderas hacia adelante y atrás con fervor. —No tendría problema alguno en el que tú fueras la madre de mis... mis hijos. No tendría problema en que tú seas la persona a la que vea cada mañana al despertar.

—Dios, es increíble que conserves la ternura incluso cuando te comportas como una bestia —Chillé, abrazándome más a su cuerpo. —Te amo con todo mi corazón y alma, Luke. Te amo muchísimo y juro que te amaré por el resto de la eternidad.

Empujó sus caderas con poderío, consiguiendo que tocara el cielo con mis manos. Sentí como mi cuerpo alcanzaba el clímax y me dejé caer sobre él, enterrando mis uñas en la bronceada piel de su espalda.

—Te amo, Fitzgerald —Él gimió, tomando el lóbulo de mi oreja entre sus dientes. —Te amo muchísimo, prométeme que no volverás a abandonarme. Dime que no me dejarás ir nunca más.

—Lo prometo, Hemmings —Sonreí, besando sus labios con exaltación. Un frenesí de sentimientos me recorrió de punta a punta, llenándome con aquella sensación que jamás pude sentir junto a Alexander. —Promete que no dejarás que me marche y que harás un berrinche de niño chiquito para que me quede a tu lado.

—Lo haré, sin dudas lo haré —Él se rió, succionando mi vientre. Acarició mi rostro el cual estaba humedecido con sudor por los sacudones que había recibido de su parte.

daddy ; luke hemmings [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora