daddy ; luke hemmings [1]

033.

Rebusqué algo de ropa en mi maleta para el concierto que mi novio daría esta noche en Ibiza, nuestra última noche en España para luego tomar un vuelo hasta Ámsterdam... el hogar de la maravillosa persona que está a mi lado día a día.

No quería ser cruel pero había estado evitando a Keyla, especialmente sus llamadas y mensajes de texto porque no quería tener nada que ver con los ataques de ira que estaba teniendo su hermano, Luke. Me sentía mal, no puedo negarlo... mi corazón dolía como si hubieran clavado un puñal sobre él... pero lo mejor que podía hacer en estos momentos era mantenerme junto a Alexander y disfrutar de nuestros momentos a solas como pareja en Ibiza.

Opté por un overol de jean, un top ajustado de color blanco que realzaba mis pechos y los hacía parecer más grandes y finalmente mis zapatillas Vans. Dejé mi cabello suelto luego de plancharlo y decidí llevar un maquillaje algo natural como suelo hacer en eventos especiales. No quería sobrecargarme porque después de todo era un concierto del cual saldríamos a toda velocidad para subirnos al avión que nos llevaría directamente hacia Ámsterdam.

Me acomodé junto a Riley delante de las vallas que nos separaban del público, muchos de los alcohólicos y drogadictos detrás de éstas comenzaban a gritarnos groserías y en cuanto una chica comenzó a llamarme zorra de forma repetida e insistente, sentí mi sangre hirviendo por dentro de mis venas. Era un volcán a punto de hacer erupción. Iba a golpearla, quería golpearla y arrancarle todo ese peluquín rubio que traía sobre la cabeza.

— ¡¿Tienes algún problema?! —Le pregunté de mala gana, acercándome peligrosamente a la cerca. —Deberías decírmelo en la cara, y si fuera zorra es mi puto problema. Yo decido con quién acostarme y con quién no.

— ¿Algún problema, señorita Fitzgerald? —Uno de los hombres de seguridad me preguntó, aproximándose a mí.

—Es sólo una borracha —Respondí, cruzándome de brazos. — ¿Cree que podemos ir detrás del escenario? No me agrada estar aquí, estas personas están gritándome cosas horribles.

—Sólo son adolescentes ebrios —Riley murmuró, abrazándose a mi brazo. —En unos minutos estarán tus hermanos aquí y tendrás a tu novio contigo otra vez.

—Quiero irme de aquí, todo esto apesta y me está dando ganas de vomitar —Bufé de mala gana, cruzándome de brazos. —Tengo un pase VIP, tal vez podamos ir detrás de bastidores.

—Debemos esperar a tus hermanos —Riley insistió, ofreciéndole una cálida sonrisa al hombre de seguridad. —Muchas gracias por preocuparse pero estaremos bien, mi amiga está algo sensible, es todo.

Ella dejó salir un suspiro una vez que el hombre de tamaño formidable se marchó, dejándonos a solas con todos estos ebrios una vez más. Riley me miró con una expresión inexplicable, ella se veía preocupada por mi repentina actitud y yo no comprendía por qué me comportaba de esta forma, no comprendía por qué estaba actuando tan extraño y de una forma violenta.

— ¿Te sientes bien? —La rubia me interrogó, alzando la voz porque el concierto de uno de los dj que tocarían esta noche acababa de comenzar. Asentí con mi cabeza, tratando de no preocuparla. —Estás... estás un tanto extraña. ¿Segura que está todo bien? Pareces estar más sensible que de costumbre.

—Estoy bien —Repliqué, tratando de ser lo más amable posible. —Es sólo que odio que me llamen zorra cuando ni siquiera me conocen.

—Sólo son ebrias —Ella bufó, haciendo un puchero. —Me preocupa tu actitud, ¿Es culpa de tu periodo? Quizás está afectando tu comportamiento, suelo ponerme histérica cuando estoy en mis días.