001.

7.9K 307 89
                                        

Esa mañana conduje hacia la universidad escuchando Oasis, no sabía cuál era el problema del clima... pero sí sabía que había tomado una mala decisión en traer una falda así de corta en un día tan ventoso como hoy. Había pasado más de un mes y medio desde aquel encuentro que tuve con el hermano mayor de Keyla y él no me había dejado en paz; me enviaba mensajes de texto a toda hora y muchas veces estos mensajes eran obscenos. Pero yo no podía dejar de pensar en la manera que sus ojos brillaban en aquel precioso tono azulado, tan solo no quería ser una idiota más que caía por el fantástico y apuesto Hemmings.

Mi abuela siempre tuvo la idea de que había hombres que eran más apuestos que el resto, ella solía contarme sobre como casi perdió la cabeza en el momento que conoció a mi abuelo; la manera en la que sus ojos le recordaban al cielo y como él la hacía sentir bien. Pero la verdad era que con dieciocho años apenas había conocido el amor, claro que a ese tipo de relaciones enfermizas no puedes llamarle amor. Él no me amaba, sólo duramos un mes y una semana... y en ese tiempo él arrebató mi virginidad como si nada le importara. Fue algo lindo, no lo negaré, él realmente se esmeró... pero hubiera preferido perderla con alguien más. A alguien que le importara.

Bajé del auto después de aparcarlo y caminé hacia los salones con mi mochila, en la primera hora tenía análisis matemático y luego tenía física avanzada, más tarde inglés técnico y por último tecnología de la representación. Ser ingeniero era algo difícil, pero yo estaba lista para este reto solo para cerrarle el pico a mi madre.

El fin de semana comenzaba a acercarse y yo estaba rezando por reencontrarme con mi padre y mi hermano mayor, necesitaba su amor familiar para volver a sentirme completa. Yo sólo quería huir de The Rocks y correr hacia Acacia Gardens lo más rápido que pudiera, necesitaba a mi familia conmigo y necesitaba saber de Sammy.

Me encontré con Keyla charlando animadamente con Oliver en mi lugar de costumbre, pero preferí moverme hacia la parte trasera del salón donde se encontraba Led con una gran sonrisa. Vale, ¿Había mencionado que Led me traía loca? Con tan solo tenerlo cerca comenzaba a temblar y me sentía como una niña pequeña en cuanto él hacía un comentario adulador sobre mi inteligencia. Pero por desgracia, era casi imposible hablar con él sin tartamudear o que mis mejillas se sonrojaran. Me sentí una completa idiota al notar que era el único lugar libre en todo el salón, estúpida Keyla me deberá más que un favor.

Rebusqué en mi bolso los cuadernos y mi cartuchera para la clase del profesor Diehl y solté un suspiro, Led mantenía una ceja mientras me observaba de reojo.

— ¿Qué tanto me ves? —Preguntó con una burlona sonrisa, rodeé los ojos mirando hacia otro lado. Él parecía estar mucho peor que el hermano de Keyla. —Me parece que tu mejor amiga te ha cambiado por Oliver, sé cómo debe sentirse eso...

—No, realmente no lo haces —Gruñí, oh mi dios. ¿He hablado sin tartamudear? ¡Es un gran progreso, gracias mal humor!

Led soltó una risita.

— ¿Irás a la reunión de esta noche, verdad? —Fruncí el ceño, él suspiró. —De no haberte enterado, los chicos y yo hemos organizado una reunión en el pub que está a unas cuantas cuadras de aquí; sería bueno verte allí... es a las ocho y media, puedes llevar a una amiga o a tu hermana.

Led guiñó un ojo seductoramente y reí.

—Allí estaré —Respondí, sin saber completamente lo que acababa de hacer.

El profesor ingresó con una brillante sonrisa en el rostro, lo cual era de esperarse ya que a los veinticinco años no tienes tan mala vida como podría pensar la mayoría. Nos saludó y luego continuó entregando los trabajos prácticos, Keyla y yo habíamos sacado un diez gracias a la ayuda que nos brindaron su hermano y su madre. Estaba harta de tener que agradecerle a ese rubio arrogante por mensajes de texto, estaba harta de responderle... pero simplemente no podía decirle que no o ignorarlo. No me gustaba ignorar a las personas, me hacía sentir miserable, como si estuviera haciendo todo esto de vivir de la manera errónea. Yo sólo debía decirle que no tenía ganas de hablar en ese momento o recordarle que no había tenido tiempo gracias a los exámenes universitarios; cuando le decía a Keyla que haga que pare ella solamente se quedaba parada riendo como desquiciada y diciéndome que su hermano jamás paraba, no hasta que obtenía lo que buscaba.

daddy ; luke hemmings [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora