025.

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Luego de que Keyla y yo fuéramos al estilista, la semana pareció avanzar tan rápido como un pestañeo. De repente, estábamos nuevamente en un avión viajando hacia la Isla Daydream que le pertenecía al territorio de Queensland. Todos los Hemmings eran los suficientes como para completar los asientos y aquello me dejó boquiabierta, no me esperaba que fueran una familia tan numerosa después de todo.

— ¡Cuidado! —Uno de los niños gritó, volteé rápidamente y pude esquivar el balón de fútbol americano. — ¡Lo siento mucho, chica Luke!

Dejé salir una risita por su apodo y le devolví el balón.

Pude observar a Luke desde lejos, estaba dirigiéndose hacia nosotros con una media sonrisa. Su abuela se había portado amable conmigo, contándome ciertas anécdotas de su familia y otras un tanto vergonzosas sobre Luke. Ella dijo que cuando él tenía cinco años se tragó un auto hecho con Lego y tuvieron que operarlo para quitárselo.

Mi novio me abrazó, plantando un beso en mi frente. Él estaba levantando mis pies del suelo y agradecía el hecho de no haber traído una falda porque todos podrían haber visto mi ropa interior.

—Será un fin de semana increíble —Susurró, besándome en los labios. —Vamos a disfrutarlo más de lo que puedes imaginarte.

Sonreí, besando su mejilla.

—Abuelita, si me disculpas... llevaré a Cleo a nuestra habitación —Indicó, tomándome del brazo. Le sonreí a la señora y caminé detrás de él. — ¡Dios, estoy muy emocionado! He visto las habitaciones y tenemos una de las mejores, le debo una inmensa a Jack por todo esto.

—No creí que toda tu familia vendría —Musité, caminando para no ser arrastrada. — ¿Por qué estás tan animado? Es la primera vez que te veo tan eufórico.

— ¡Está lejos de toda la familia! —Él chilló. —Sólo corremos el riesgo de que Jack y su prometida oigan tus gemidos, nada fuera de lugar.

—Oh, claro que no —Reí, volcando mis ojos.

Luke abrió la puerta y me fue inevitable sonreír, había una cama de tamaño enorme, una gran pantalla plana en la pared y finalmente, lo más precioso... la vista completa al océano.

— ¿Y bien? —Él me preguntó, cerrando la puerta detrás de nosotros. —Esto es precioso y no puedes negarlo.

—Tienes razón, bebé —Contesté, dirigiéndome hacia el baño. Dentro de la habitación había un jacuzzi y la vista continuaba siendo preciosa. —Mira qué bello es este baño, santo Dios. ¡Quiero uno de estos para mi apartamento!

Luke dejó salir una risita, quitándose sus zapatos y dejándolos al costado de la cama. Él se recostó sobre el colchón, invitándome a acompañarlo.

— ¿Tienes hambre? —Cuestionó, acariciando mi vientre. Negué con la cabeza porque aún estaba atragantada con la horrenda comida del vuelo. — ¿Sed? ¿Ganas de hacer el amor? ¿Quieres ver una película?

—Luke, tranquilo —Reí, abrazándome a él. —Estoy algo cansada, bebé. Ha sido un vuelo corto pero de todos modos me ha dado mucho sueño.

—Entonces trata de dormir que voy a cantarte —Susurró, besándome en los labios. Le sonreí, anteriormente le había oído cantar en la ducha y me había maravillado su voz. — ¿Qué quieres que te cante?

— ¿Una canción? —Le pregunté con obviedad, volcó sus ojos y dejé salir una risita. —Vale, una canción que te recuerde a mí.

Daddy Issues —Él respondió, fruncí mi entrecejo pero comprendí a lo que se refería.

daddy ; luke hemmings [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora