026.

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Luke me llevó a nuestra habitación luego de que la fiesta de casamiento de Jack y Celeste acabara, cerró la puerta con seguro y corrió las cortinas para tapar el sol que comenzaba a entrar por la ventana.

Él volteó hacia mí, arrancando mi vestido de un tirón. Sus manos recorrieron mi cuerpo de manera incitante; él estaba mirándome de forma violenta, sin vergüenza alguna, como si lo que estuviera frente a sus ojos fuera algo maravilloso.

Luke ató mis manos con su cinturón, cubrió mis ojos con una de sus tantas corbatas y yo me puse tensa. No habíamos hecho todo esto desde hace un largo tiempo, de hecho, jamás me había atado las manos de esta forma. Me sentía reprimida, especialmente porque no lo podía ver a los ojos pero hay momentos en los que debo dejar que él tenga el poder en nuestras relaciones sexuales porque después de todo, nuestra relación continúa siendo como la de un amo y una sumisa.

—Tranquila —Él susurró mientras besaba mi cuello, pude sentir sus manos recorriendo mi vientre hasta subir a mis pechos. —No hay nada que no hayamos hecho antes, ¿Confías en mí?

Podía sentir su aliento chocar contra mis labios, la fragancia a menta mezclada con bourbon y algo de café. Asentí con mi cabeza, Luke me besó en los labios.

—Déjate llevar, Cleo —Exclamó, quitándome el sostén de una forma un tanto brusca. —No podrás disfrutarlo si no te dejas llevar, no voy a hacerte daño... haré que toques el cielo con las manos.

Suspiré, arqueando mi espalda. El rubio enredó sus dedos en mi cabello mientras dibujaba un camino de húmedos besos desde la copa de mis pechos hasta mis caderas; él bajó mis bragas, dándome unas suaves nalgadas. Empujó mi cuerpo hacia atrás, evitándome una caída demasiado brusca me sostuvo entre sus brazos. En mi mente sólo podía pensar en lo genial que sería todo esto si tan sólo pudiera verle a los ojos, ver su cuerpo, tocarlo y abrazarlo, besarlo dónde yo quiera.

—Separa las piernas —Ordenó, su voz había cambiado mucho. Él sonaba más rudo, su voz estaba apagada. Obedecí y pude sentir sus dedos en mi boca.

Luke rozó sus dedos sobre mí, dibujando patrones circulares sobre mi clítoris mientras su lengua me acariciaba, recorriendo mis pliegues, adentrándose dentro de mí. Me aferré a las sábanas, había comenzado a jadear y de vez en cuando salían algunos gemidos de mi boca pero era genial el trabajo que este hombre estaba haciendo conmigo. Él introdujo uno de sus dedos una vez que mi zona estuvo lubricada, introduciéndolo y sacándolo de forma repetida, aumentando la velocidad a medida que los minutos avanzaban.

Su mano apretó mi brazo con fuerza, empujándome hacia atrás. Su cuerpo ahora estaba sobre el mío, pude sentir la forma en la que comenzó a recorrerme con sus labios.

—M-mierda —Gimoteé en cuanto noté que había mordido mi pezón. Luke soltó una risita, indicándome que me callara la boca. —Por favor, deja de torturarme.

Esto acaba de comenzar —Él gimió.

Pude sentirlo succionando zonas de mi cuerpo, especialmente mi vientre y cuello. Estaba mordiéndome con fuerza, sin tener piedad de mí, el dolor se me hacía insoportable especialmente porque sus uñas estaban clavadas en mis caderas.

Luke jaló de uno de mis pezones, consiguiendo que me retorciera de placer y dolor. Pude sentir cómo rozaba la punta de su miembro en mi entrada, llenando mi cuerpo de una sensación inexplicable pero placentera. Se introdujo en mí lentamente pero esta vez no se sentía desesperado, él era paciente pero sus embestidas eran más bruscas de lo que suelen serlo normalmente.

—Bebé —Él gimió, pude sentir que no había tomado un maldito condón porque la sensación de incomodidad que suelo tener cuando está utilizándolo es algo intolerable. —Prométeme que tomarás una pastilla mañana.

daddy ; luke hemmings [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora