I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]

Divergente Imagina. (Peter) #1

Me he leído los libros y he visto las películas, pero voy a cambiarlo todo (me duele hasta escribirlo) para que el imagina tenga sentido. 

Toda mi vida se ha basado en ser pacífica y tranquila, pero ya no. Osadía es muy diferente a Cordialidad, de hecho, yo diría que son opuestos. 

Sabía que en algún momento esto pasaría, pero no por ello estoy menos nerviosa. Nunca me he peleado con nadie, ningún conflicto en el que me he visto involucrada ha llegado a las manos. Por eso, cuando veo que Eric señala hacia mi dirección, lo primero que hago es mirar a mi alrededor para confirmar que es a mí a quién está señalando. 

—(A/N). —Dice al ver que no me muevo. —Venga, sube. 

Asiento mientras camino hacia el centro de la sala. Will ya está preparado para el combate. 

—Ve con felicidad. —Susurra Peter cuando paso a su lado. 

Ignoro su comentario, estoy demasiado nerviosa para seguir su juego. 

Según me voy acercando a Will, la diferencia de altura es evidente. Cuando finalmente estamos uno delante del otro, llego a la conclusión de que es poco probable que yo salga victoriosa. 

Emito un suspiro de derrota, sabiendo que no tengo nada que hacer. Aún así, me concentro e intento recordar todo lo que nos han enseñado estas últimas semanas para poder aplicarlo en este ejercicio. 

Nadie quiere quedarse sin facción, y yo mucho menos. Tengo que ser la mejor, o al menos ser una de las mejores y no quedarme por debajo del corte. 

El combate comienza, y golpe tras golpe lo único que consigo es hacerle cosquillas a Will. Por mi parte estoy dolorida. Lanzo una patada hacia mi contrincante, pero solo doy al aire. 

Siento algo de optimismo cuando consigo que Will hinque una rodilla en el suelo, aunque no me dura mucho. Al intentar darle un codazo en la cara para que caiga, es él quien me tira al suelo. 

Intento levantarme, pero las fuerzas que me quedaban se ven afectadas cuando Will me golpea en el costado. 

Miro a Will, que parece no saber qué hacer ahora. Después, miro a los demás. Ellos, como era de esperar, nos observan. Busco caras conocidas, y a la primera que veo es a Tris, que parece preocupada. A su lado está su amiga, que mira a Will negando con la cabeza como si le pidiera que no continuara. Al fin y al cabo, él ya ha ganado. 

Busco a Peter, mi amigo. No hace mucho que somos amigos. Nos conocimos porque me choqué con él, y, como de costumbre, me disculpé. Peter se burló porque era de Cordialidad. Fue en ese momento en el que me di cuenta de que ya no estaba en Cordialidad, y por eso mismo le dije lo primero que se me pasó por la cabeza. He de decir que no fue uno de mis mejores insultos, pero creo que algo le hizo clic y decidió tratarme bien. 

Mi mirada finalmente se cruza con la de Peter, que me mira preocupado. Sin poder evitarlo, sonrío. Entonces, me doy cuenta de que está diciendo algo que va dirigido a mí. Me concentro en sus labios para poder entender lo que dice. 

—Finge, por favor. 

Cuando comprendo a lo que se refiere, niego con la cabeza. No puedo darme por vencida ahora. Me levanto y, cuando miro a Will, parece que el golpe que está a punto de darme le duele más a él que a mí. 

Consigo esquivarlo, aunque casi pierdo el equilibrio. Esta vez, cuando lanzo una patada en su dirección, le doy. Es demasiado tarde cuando me fijo en mi error. 

Will me agarra de la pierna y, con todas sus fuerzas me tira al suelo. Intento alejarme de él para ponerme de nuevo en pie, pero Will es más rápido y tira de mí hasta que me tiene cerca de nuevo. 

—Lo siento. —Susurra antes de darme un puñetazo. 

Cierro los ojos, con miedo de ver como su puño se acerca a mi cara. Sin abrir los ojos, rezo para que crean que he perdido el conocimiento. Los siguientes segundos se me hacen eternos. 

—Llevadla a la enfermería. —Ordena Eric. — Y pensé que machacarías a Will.

No reacciono ante sus palabras a pesar de que me ha sorprendido que me haya acercado a mí para susurrarme.

Lo siguiente que noto es como me cogen y empiezan a caminar. Pronto me dejan sobre una camilla. Cuento hasta diez, y, con mucho cuidado, abro un ojo. 

Al no ver a nadie, me incorporo. Aunque mi tranquilidad se ve afectada por Peter, que por su culpa casi me caigo de la camilla. 

Como si nada, Peter está al pie de la camilla, mirándome. 

—Tienes un aspecto horrible. —Murmura riéndose. 

—Muy gracioso. —Me quejo tumbándome de nuevo. 

—Descansa. 

Asiento cerrando los ojos. Noto que Peter posa su mano sobre mi brazo, y, aunque parezca una tontería, eso hace que me relaje.