I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]

Sobrenatural Imagina. (Dean) #3

1. No te necesito, lo haré yo misma.

Suspiro sonoramente, es la tercera vez que intento montar la pistola que minutos atrás había desmontado para ver si podría montarla rápido.

Oigo como Dean se levanta de la silla y se acerca a mi. 

—Trae. —Dice con un tono tranquilo. 

—No te necesito, lo haré yo misma. —Le contesto mientras aparto su mano de la pistola.

Le miro de reojo y veo como rueda los ojos para instantes después mirarme fijamente. 

—No puedes estar enfadada eternamente... 

—Eso tú no lo sabes. —Digo dejando el arma sobre la mesa. 

—Ya te he pedido perdón, ¿qué más quieres? —Me pregunta dando un paso hacia delante. 

—No sé, ¿quizás que me trates como a un adulto y no como a una niña pequeña? —Me quejo cruzándome de brazos. 

Hace dos semanas ayudé a Dean a resolver un caso, pero cuando llegó la hora de acabar con el fantasma, mi querido amigo me encerró en la habitación del motel en el que nos estábamos quedando. Tres horas más tarde, cuando volvió y me dejó salir, su única respuesta a mis preguntas fue "no estás preparada". 

Dean suspira llevándose las manos a la cara. 

—Está bien, vale. —Susurra. 

—¿Qué? —Digo frunciendo el ceño. 

—Te encerré porque tenía miedo de que te pasase algo. —Me contesta. — Era la primera vez que ibas a cazar algo de verdad, no solo investigar y no... —Dean se calla unos segundos, pensando lo que va a decir. 

Intento tranquilizarme un poco por el simple hecho de que Dean está intentando explicarse, no como horas atrás que simplemente me cambiaba de tema cada vez que me quejaba de lo que había hecho. 

—Sé que estabas y estás preparada. —Continua hablando mirándome a los ojos. —Yo soy el que no está preparado para verte herida. 

Me muerdo el labio y me acerco a él, le sonrío con cariño y él me imita. Después, le doy con mi mano en la frente. 

—No puedo hacer nada para que dejes de preocuparte por mi. —Digo mientras veo como se lleva una mano a la frente con cara de confusión. — Pero no es justo que yo sí tenga que verte volver de cazas herido, ¿qué te crees? ¿Que yo no tengo miedo de perderte?

—Lo siento, para el próximo caso que tengamos te prometo que vendrás y actuarás.

—Te creo. —Digo asintiendo. 

—Y no creas que es tan fácil acabar conmigo. —Dice antes de abrazarme. 

Le abrazo de vuelta, apoyando mi barbilla sobre su hombro.