The Vampire Diaries Imagina. (Kai) #1

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2. Eso... No es mío.


Me levanto despacio del sofá. 

Hace cosa de media hora he oído que algo se caía en el piso de arriba, pero no le he dado mucha importancia ya que probablemente haya sido mi gato. Aunque, al oír el grifo de la ducha me he asustado. 

Según me acerco a las escaleras, cojo la figura de la bailarina que tengo en caso de emergencia. Es de metal y puede ayudarme en el caso de que algún zumbado de la vida haya decidido robarme, o lo que es aún peor, usar mi ducha. 

Una vez termino de subir por las escaleras, camino por el pasillo en silencio, intentando hacer el menor ruido posible. 

Me llevo una mano al pecho cuando veo a al gato salir de mi habitación. Frunzo el ceño y me acerco al pequeño animal. 

—¿Es posible que un gato encienda un grifo? —Susurro pensativa. 

—Tendría que ser un gato muy inteligente.

Grito al oír la respuesta a pesar de que conozco la voz. Kai aparece en mi campo de visión con una sonrisa de oreja a oreja. 

—¿Qué haces aquí? —Pregunto una vez me he calmado. — ¿Cómo has entrado?

—La verdadera pregunta es, ¿qué es esto, (A/N)? 

Miro lo que tiene en las manos, y veo que son mis leggings de la suerte. 

Me quedo en silencio. 

No tardo en apartar la mirada de los leggings con estampado de gatos. 

—Eso... No es mío. —Digo al fin. 

Siento como la vergüenza se apodera de mí. 

Todavía recuerdo la primera vez que vi a Kai. Quería desesperadamente que pensara que yo era una chica interesante con la que merecía la pena pasar tiempo, y lo había conseguido, ya que muchas veces Kai me acompañaba a clase, y muchas otras a comprar. 

—Ah, con que no es tuyo... —Susurra. — ¿Seguro?

Levanto la mirada del suelo. 

Kai me observa con una sonrisa encantadora y para nada burlona, algo que me sorprende. Decido no contestarle, ya que no se me ocurre nada para defenderme. 

—Pues para que no sean tuyos, te pegan mucho. —Dice lanzándome los leggings. 

Los cojo al vuelo. 

—¿Por qué? —Pregunto. 

—Porque sí. —Me contesta con simpleza. 

Me cruzo de brazos sin soltar los leggings, y le miro desafiante.

—Y qué si son míos, ¿eh? —Me quejo.

Acorto la distancia que me queda para entrar a mi habitación, lo que hace que Kai se aparte para dejarme pasar. Según camino hacia mi armario noto la presencia de Kai, y cuando cierro el armario después de haber lanzado los leggings de cualquier manera, no me sorprendo al tenerle detrás. 

—Es ilegal colarse en una casa. —Le informo. — Y es de mala educación hurgar en las cosas de los demás. 

—Uno, no me he colado en tu casa. —Responde. — Y dos, los leggings estaban tirados sobre tu cama. 

—¿Como que no te has colado en mi casa? 

—Tu madre me ha dejado pasar.  —Dice encogiéndose de hombros. — Creo que le caigo bien. 

Le miro atónita, recordando las palabras de mi madre sobre Kai. Es verdad que le cae bien, de hecho, está deseando que me atreva a pedirle una cita. Le quiere como yerno. 

Estamos unos segundos en silencio hasta que Kai lo rompe. 

—¿Sabes que roncas un poco cuando duermes? 

—Mentira. —Me defiendo. 

—Estabas echándote una buena siesta cuando me han invitado a pasar. —Contesta. 

—¡Tú sí que roncas! —Me quejo a pesar de que jamás he estado en la misma habitación mientras él dormía. 

Kai sonríe. 

—Eso no lo sabes. —Responde. — Pero podrías averiguarlo. 

Levanto la barbilla e intento que no se note que su comentario me ha pillado desprevenida. Me había buscado la respuesta. 

—¿Quieres que algún día vayamos al cine? —Pregunta sin dejar de sonreír. — Tipo cita, no tipo te acompaño a comprar para que te des cuenta de que me gustas pero sigues sin coscarte. 

Le miro boquiabierta, sin creerme lo que acabo de oír. 

—¿Una cita? —Susurro. 

—Sí. 

—Me parece bien. —Contesto una vez he puesto mis pensamientos en orden. 


I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora