The 100 Imagina. (Bellamy) #1

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Los primeros meses en la Tierra no han sido fáciles, pero estoy viva. Con bastantes rasguños, pero viva. 

Echo de menos mi celda en el Arca. No porque aquí estoy expuesta a peligros que jamás me hubiera imaginado, sino porque me he enamorado. En mi celda no podía enamorarme de nadie, no podía enamorarme de la forma de hablar o de sonreír de una persona porque nunca estaba con gente el tiempo suficiente para cogerles cariño. 

La primera vez que vi a Bellamy Blake fue cuando se auto-proclamó nuestro líder. Desde entonces no pude dejar de fijarme en él. Ese fue uno de mis errores, cada día le veía con una chica y no sabría decir si estaba enfadada de que usara así a las chicas, o porque yo no era la que estaba con él. 

—¿Me estás escuchando? —Pregunta Octavia.

Parpadeo un par de veces, y la miro. Echo a un lado mis pensamientos tormentosos, e intento recordar lo último que me ha dicho. 

—¿La verdad? —Contesto con una sonrisa. — No. 

Octavia suspira sentándose a mi lado. 

—¿Qué voy a hacer contigo? —Dice sonriendo. — Nunca estás a lo que tienes que estar. 

Antes de que pueda responderla, Murphy me llama. 

Veréis, Murphy es como el segundo al mando de Bellamy, con la diferencia de que Murphy es más bruto y más duro con la gente. 

—¿Has hecho tú esto? —Pregunta con un tono borde. 

Miro lo que está señalando. Niego con la cabeza varias veces, pero se ve que Murphy quiere oírme decirle que yo no lo he hecho. 

—No, es la primera vez que veo ese desastre. —Le contesto al fin, imitando su tono.

Él se ríe y asiente lentamente. Me le quedo mirando, esperando alguna otra reacción por su parte, y como me esperaba, tiene una peor. 

Con su mano derecha coge el intento de tabla y la tira hacia mí. No me llega a dar, pero pasa bastante cerca de mi cabeza, haciendo que me aparte de un salto. 

—Bien. —Dice tranquilo. 

Pongo los ojos en blanco y me alejo de él. 

—¿Te he dicho que te vayas? 

—Tú no me mandas. —Digo girándome, aunque continúo andando hacia atrás. — Puedes hacerlo tú si quieres, porque yo no voy a hacer nada de lo que me ordenes. 

—Cuidado. —Me advierte alguien poniéndome las manos en los hombros.

Me giro para ver a Bellamy sin camiseta. 

—Esto, yo, eh, bueno que lo siento. —Me disculpo.

Le dedico una pequeña sonrisa, y lo único que me apetece hacer es salir corriendo para que no me vea lo roja que me estoy poniendo. 

—(A/N), ¿verdad? —Pregunta mirándome a los ojos. 

Asiento un par de veces. Debato durante unos segundos qué decir, o qué hacer, pero no soy lo suficientemente valiente para ninguna de las ideas que se me ocurren. 

—Adiós. —Me despido. 

Bellamy no responde, lo que hace que yo empiece a caminar con paso rápido. 

Varias horas después, salgo de mi escondite esperando a que Murphy se le haya olvidado mi rebeldía. Y a que Bellamy esté perdido por alguna zona en la que yo no pueda verle. 

Al parecer, la suerte no está de mi lado, ya que, de frente veo como Bellamy camina hacia mi dirección. 

Ordeno mis pensamientos, y llego a la conclusión de que Bellamy no se va a acordar de lo que pasó esta mañana. Decido buscar a Monty, o incluso a Clarke si eso hace que por unos instantes deje de pensar en Bellamy. Sin camiseta. Con sus manos en mis hombros. 

—Disculpa. 

—¿Hablas conmigo? —Pregunto sorprendida. 

—Sí. —Me contesta Bellamy. 

Intento mirarle a los ojos para que no se note que su presencia me pone nerviosa. 

—Ah, vale. —Digo encogiéndome de hombros. — ¿Necesitas algo? 

—No, solo quería hablar un poco contigo. —Dice sonriendo. — Me gustaría saber algo de ti, a parte de que me evitas cada vez que puedes. 

—Evitarte, ¿yo? —Contesto. 

Noto como mi corazón empieza a latir más rápido de lo normal. 

No pensé que Bellamy me hubiera observado lo suficiente como para haberse dado cuenta de que intento no estar cerca de él. 

—Un poco sí, ¿no crees? —Pregunta acercándose más a mí. — ¿Te pongo nerviosa? 

—Muy nerviosa. —Le respondo con sinceridad. 

—¿Por qué? 

—Oh, vamos. —Le digo sonriendo, encontrando algo de valor en mis palabras. — Creo que sabes perfectamente el por qué. 

—Puede que tenga una idea del por qué. —Dice riéndose. — Pero quiero oírtelo decir. 

—Lo decimos a la vez, por si no es lo mismo. —Le contesto cruzándome de brazos. 

—Vale, a la de tres. —Propone con una sonrisa burlona. — Una, dos... 

Después de decir tres, una mezcla de te gusto y me gustas, se oye.  

—Pues has acertado. —Le digo notando calor en mis mejillas. 

—¿Quieres dar una vuelta por el campamento? —Pregunta mirándome.

Sin pensar, respondo. 

—Sí. 

Quizás no sea la mejor idea, pero en estos instantes solo me apetece hablar con él e intentar conocerle lo más que pueda, ya que he estado desperdiciando unos valiosos meses por mi cabezonería a no aceptar que estaba enamorándome de él. 



I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora