I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]

Teen Wolf Imagina. (Stiles) #6

Con la mochila echada al hombro, corro hacia la cocina. Una vez dentro, no pierdo ni un segundo. Lo primero que hago es coger una manzana junto a un zumo de piña para después volver a salir corriendo hacia la entrada.

Llego tarde.

Cuando estoy fuera, veo a Stiles salir de su casa. A pesar de ser vecinos desde pequeños, nunca en mi vida he hablado con él de algo que no sea de trabajos de clase. Por eso, cuando veo que camina hacia su jeep pienso en que podría pedirle que me llevara con él.

En coche no me tengo que preocupar por los 20 minutos que se tarda en ir al instituto.

Al verme, Stiles me saluda con una sonrisa. Le imito mientras veo como se sube al jeep. Ni siquiera me dedica una segunda mirada antes de arrancar e irse.

Suspiro derrotada. Si pensara más rápido, quizás ahora estaría en el asiento del copiloto y no corriendo desesperada.

Los castigos del entrenador de obligarme a dar varias vueltas al campo de Lacrosse corriendo dan sus frutos, porque cuando llego a la entrada del instituto no estoy tan cansada como de costumbre.

No hay mucha gente por el aparcamiento, solo los rezagados como yo. Entro al instituto y corro por los pasillos vacíos hasta llegar a la puerta de mi primera clase.

Respiro hondo para calmar mi respiración, y cuando lo he conseguido llamo a la puerta. El entrenador no tarda en abrir la puerta, cuando me ve se echa a un lado.

—Buenos días. —Saluda. — Otro día más llegando tarde.

—Me he dado cuenta. —Murmuro caminando hacia mi sitio.

Saco el cuaderno y me centro en lo que está diciendo el entrenador. Stiles, que normalmente se sienta a mí lado, me saluda.

—¿Qué tal? —Susurra.

—Oh, perfectamente. —Respondo sarcásticamente.

Stiles sonríe.

—Sabes... —Empieza a hablar. — Compartimos clases y somos vecinos, quizás puedo llevarte a clase.

Le observo durante unos segundos, aunque no tardo en asentir. No quiero perder esta oportunidad. Desvío la mirada hacia la pizarra, donde el entrenador sigue escribiendo algo.

—Eso sería genial. —Susurro. — No puedo estar llegando tarde todos los días.

—Genial, entonces mañana te espero.