The Originals Imagina. (Klaus) -Segunda parte. [Final.] #7

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Termino de bajar las escaleras, y, con un paso indeciso camino hacia lo que creo que es la cocina. Cuando llego, en la mesa hay una variedad de comida. Tostadas, un plato con huevos y panceta, zumo de naranja e incluso café. Pero ni rastro de Klaus.

Camino hasta la mesa y me siento delante del plato donde está la panceta y los huevos. Después alcanzo el zumo de naranja y por último cojo los cubiertos.

—¿No te gustan las tostadas?

El tenedor cae al suelo, y yo levanto la mirada del plato para ver a Klaus sentado enfrente de mí.

—No. —Contesto. — Y tampoco bebo café.

Él sonríe mientras asiente. Se levanta, y pronto desaparece de mi campo de visión. Alarmada, me giro para buscarle, pero tan pronto ha desaparecido, vuelve a aparecer delante de mi. Deja un tenedor limpio cerca de mi plato.

—Que aproveche.

Primero cojo el zumo y bebo un poco, a continuación empiezo a partir en trozos pequeños lo que hay en el plato.

—¿Por qué me salvaste? —Pregunto, sin poder ignorar más mi curiosidad.

—Sabes, la curiosidad mató al gato. —Comenta.

Le miro.

—Al menos el gato murió sabiendo. —Contesto antes de comer un trozo de panceta.

Ante mi respuesta, Klaus se ríe. Continúo comiendo, esperando su respuesta. No tarda mucho en hablar de nuevo. 

—Cuando te vi corriendo por el bosque, pensé que eras alguien a quien amé hace mucho tiempo. —Explica. — Pero mis recuerdos me nublaron la razón y, a pesar de que sabía que no podías ser quien yo creía, te salvé. 

Le doy vueltas a lo que me ha dicho. Alguien a quien amé hace mucho tiempo. Esa debe de ser la razón por la que sigo con vida. 

—Pero, ahora que te veo con más calma. —Habla de nuevo. Dejo los cubiertos sobre la mesa, y con la tranquilidad que me queda, cojo una servilleta para limpiarme. Espero a que sentencie mi muerte. — Me doy cuenta de que tu semejanza a ella es sorprendentemente parecida sin ser su Doppelgänger. 

Fijo mi mirada en él, aliviada por sus palabras. No va a matarme, no mientras le recuerde a ella. Tengo que aprovechar este momento. 

—¿Que vas a hacer entonces? 

Espero a que responda, pero Klaus me mira con curiosidad, queriendo saber por donde voy encaminada. 

—¿Obligarme a que me quede contigo? —Digo dejando la servilleta a un lado. — Mi familia me buscará y no parará hasta encontrarme, ¿matarme? —Pregunto. — No lo creo, según tus palabras, aunque quieras hacerlo, no puedes, porque sería como matarla a ella. 

Klaus sonríe, aunque no es una sonrisa educada, es una sonrisa desafiante. 

—Hablas como si me conocieses, pero me doy cuenta de que no has oído hablar de mi, sino, no hubieras dicho lo que acabas de decir. —Contesta. — En efecto, me recuerdas a ella, pero no eres ella

—¿Podrías vivir una eternidad con el recuerdo de haberme matado? —Pregunto. — Puede que al principio te dé igual, que no pienses mucho en ello, pero, ¿y cuando tus recuerdos se nublen, se mezclen y en vez de verme a mi, la veas a ella, serás capaz de vivir con ello?

Mis palabras hace que Klaus deje de sonreír. Estoy siendo demasiado irresponsable con mi comportamiento. 

Cuando me quiero dar cuenta, estoy tirada en el suelo. Me levanto como puedo, y miro a Klaus. Le he enfadado. 

I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora