Sobrenatural Imagina. (Dean) #4

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Aparto la mirada de mi móvil para mirar los asientos que tengo delante y los cuales están vacíos. Al mirar a mi derecha, veo a un chico con los ojos cerrados. Sé que está despierto por cómo se mueve en el asiento intentando encontrar una postura cómoda para quedarse dormido. 

Me estiro y tras varios segundos me levanto de mi sitio. Camino por el estrecho pasillo, fijándome en que el chico y yo somos los únicos de este vagón. Cuando me monté en el tren, hace más de dos horas, el vagón iba hasta arriba de personas. 

He estado tan inmersa en la película que estaba viendo en el móvil que no me he dado cuenta cuando la gente se ha bajado. 

Tras darme una pequeña vuelta y haberme desperezado de estar tanto tiempo sentada, vuelvo a mi sitio. Según me voy acercando, el tren frena de golpe. Esto hace que pierda el equilibrio y que me precipite hacia delante. Consigo parar la caída apoyándome en el hombro del chico. 

—Perdón. —Me disculpo. 

Me siento de nuevo y miro por la ventana para evitar que el chico vea que me he sonrojado por la vergüenza. 

Frunzo el ceño al ver que nos hemos parado en mitad de la nada. Estamos, literalmente, rodeados de árboles y nada más. 

Espero con paciencia a que nos expliquen por megafonía lo que está pasando. Oigo el característico clic que indica que van a hablar, pero lo que oigo no me tranquiliza, sino todo lo contrario. La persona que habla está advirtiendo a un tal Dean Winchester que va a por él, y que matará a todos los que están en este tren si es necesario.

Saco mi móvil del bolsillo, pero se me cae de las manos cuando el chico se levanta de golpe. Me agacho para cogerlo, pero mi mano se choca con la de él. 

—Lo siento, no quería asustarte. —Dice devolviéndome el teléfono. 

—Oh, no. Tranquilo, no creo que me vayas a asustar más que el mensaje que acaban de dar por megafonía. —Respondo. — ¿Crees... Crees que va en serio?

—Sí. 

—A lo mejor es una broma y Dean Winchester no existe. —Murmuro intentando convencerme más a mí que a él. 

—Existe, y soy yo. —Confiesa. — Será mejor que vayamos al final del tren para ver si podemos salir.

El chico, que ahora se llama Dean, empieza a caminar. Observo como se aleja, y decido seguirle ya que nuestro vagón es el tercero empezando por la sala de máquinas y la persona que le ha amenazado está a tres vagones de distancia. 

Cuando consigo alcanzarle, me doy cuenta de que debajo de los asientos hay espacio suficiente para esconderse. Me paro e intento pensar alguna idea de cómo meterme ahí.

 —¿Qué haces? —Pregunta Dean al girarse. 

—Esconderme. 

—Ni lo intentes, ¿de verdad crees que no te va a ver? 

No puedo evitar bufar antes de ponerme a andar de nuevo detrás de Dean. 

—Sabes, quizás deberíamos de separarnos. —Digo intentando seguir su ritmo. — No creo que estar con la persona a la que acaban de amenazar sea lo mejor. 

—Técnicamente me han amenazado a mí y a todos los que van en este tren. —Responde. — Y eso te incluye a ti.  

No digo nada ya que tiene razón, así que simplemente me limito a indicar hacia delante para que siga caminando. Mientras caminamos, veo uno de los cristales de emergencia. 

—Probemos a romper una ventana. —Susurro. — Esa es de las que son fáciles de romper, ¿no?

Dean mira la ventana que estoy señalando. 

—Tienes razón. —Contesta asintiendo. — Probemos. 

Me adelanto y cojo el martillo. Golpeo varias veces la ventana, pero no ocurre nada. Dean me lo quita y golpea con más fuerza la ventana. Ésta cede y se rompe. Un escalofrío me recorre la espalda cuando noto el aire frío de la mañana. 

Dean me hace un gesto para ayudarme a salir. 

Me acerco a la ventana y cuando me va a ayudar, se oyen unos pasos rápidos. Cuando miro detrás de Dean, veo a un hombre correr hacia él. 

Grito, lo que hace que Dean se gire justo a tiempo para poder defenderse del hombre que se acaba de tirar sobre él. Observo la escena petrificada, no consigo moverme del sitio. Dean forcejea con el hombre y consigue inmovilizarlo. 

—¡Salta! —Ordena Dean. — Venga, ¡vamos! ¿A qué esperas?

Sus palabras hacen que vuelva a la realidad y saco una pierna y después la otra por la ventana. Cuando mis pies tocan el suelo, noto algo líquido recorrerme el brazo. Me he cortado y estoy sangrando. 

Al mirar de nuevo hacia la ventana, veo como Dean intenta salir, pero el hombre se lo impide. Entro en pánico, no queriendo que el chico que me ha ayudado a salir del tren y al que han amenazado muera.

Con la mirada busco algo con lo que ayudarle, y cuando veo una piedra la cojo. Aprovecho cuando el hombre se da la vuelta para lanzarle la piedra, cuando lo hago, rezo para que le de a él y no a Dean. 

La piedra acierta y da en la cabeza al hombre, que durante unos segundos se distrae. Esto hace que Dean salte por la ventana y salga corriendo hacia mí. Al llegar a mi lado, me coge de la mano y tira de mí sin dejar de correr. 

—Tenemos que correr, ¡rápido! 

I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora