Vikings Imagina. (Ivar) -Tercera Parte. [Final.] #10

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Han pasado treinta y cuatro días desde que me casé. Nunca pensé que me casaría con un pagano, pero la vida siempre tiene sus maneras de sorprenderte. A veces no son sorpresas agradables, y aunque quieras, no puedes hacer nada para cambiarlas. 

—Señora, ¿quiere que le trence el pelo?

Miro a Dahlia, que espera mi respuesta. Esta mujer ha sido la única persona con la que he sido sincera. Sin ella, no creo que pudiera con todo esto. 

—Sí. —Declaro sentándome.

Con Dahlia, el tiempo se pasa volando. Por eso, cuando oigo a Ivar entrar en nuestra habitación, me sorprendo. 

—Ya he terminado. —Dice apartándose de mí. 

—Gracias. —Murmuro levantándome.

Ella se despide de Ivar, y después de mí. Me dispongo a seguir el mismo camino que ha tomado Dahlia, pero Ivar me llama. 

—Ven. 

—¿Pasa algo? —Pregunto girándome. 

—Quiero pasar tiempo con mi esposa. —Contesta. — ¿Es mucho pedir?

Niego con la cabeza, sabiendo que mi verdadera respuesta no le gustaría. Me acerco a él y me siento a su lado.  Ivar apoya su cabeza sobre mi hombro. 

Ambos nos quedamos en silencio. 

Él posa su mano sobre mi rodilla, lo que hace que mueva mi cabeza para mirarle. Ivar también mueve un poco su cabeza para poder mirarme. 

—Deberíamos ir a comer con el resto. —Digo apartando con cuidado su cabeza de mi hombro. 

—Claro. —Contesta quitando su mano de mi rodilla. 

Me levanto y salgo de la habitación con el corazón latiéndome con tanta fuerza que temo que se me salga del pecho. 

Cuando llego a la sala común, Ubbe y Hvitserk ya están sentados a la mesa. Les saludo y ocupo mi sitio al lado de donde Ivar preside la mesa. 

Mi esposo no tarda en llegar, y se sienta en su sitio. Nos sirven la comida, al principio estamos en silencio, pero sus hermanos no tardan en hablar. 

—(A/N), cuéntanos qué tal es Ivar. —Dice Hvitserk. 

Levanto la mirada del plato para poder mirarle. Tiene una sonrisa en la cara, esperando a que le responda. Miro a Ivar, el cual me hace un gesto para que haga lo que quiera. Vuelvo a prestar atención a mi comida, y con un tono desinteresado, contesto. 

—Tan aburrida es tu vida como para preguntar por la de los demás, ¿Hvitserk? 

Nadie más vuelve a hablar durante la comida, aunque cuando miro a Ivar, veo una mirada de orgullo en su rostro. No puedo evitar pensar en cómo debe de sentirse Ivar. Si sus hermanos siempre han sido así, estoy segura de que no le han dejado en paz burlándose o haciendo comentarios hirientes hacia él. 

En ese mismo momento, decido que voy a darle una oportunidad a Ivar. 

Tras la comida, doy un paseo por Kattegat. Dahlia camina a mi lado comprando alguna que otra cosa cuando ve algo que necesitemos. 

—Creo que voy a intentar conocerle. —Digo sin mirarla. 

Ella se para, así que la imito. 

—Me alegra que tomes esa decisión. —Responde. — Quiero que seas feliz.

Asiento. 

Esa misma noche, cuando Ivar y yo estamos tumbados en la cama, espero el momento para hablar. Algo insegura, me giro para mirarle. Él me mira, preguntándose qué quiero. Llevo mi mano a uno de sus tatuajes en el pecho. 

—¿Qué significan? —Pregunto. 

A Ivar le pilla desprevenido mi pregunta, pero no tarda en contestarme. 

Estamos durante horas hablando sobre sus tatuajes, y después continuamos hablando de él y su familia. Cuando me pregunta sobre mi familia, es demasiado tarde para fingir estar cansada, ya que no he dejado de escuchar con atención sus palabras. 

—No tienes que hablar sobre ellos si no quieres. —Murmura al ver que no digo nada. 

—Gracias. —Digo tapándome con la manta. — Buenas noches. 

A la mañana siguiente, cuando me despierto Ivar no está. Me preparo para el día y antes de salir para enfrentarme al mundo, rezo. Piensan que ahora creo en sus Dioses, pero jamás abandonaría a mi Dios. 

Una vez termino de rezar, salgo de la habitación. Ivar está en la mesa desayunando. Parece estar de buen humor, así que al sentarme a su lado decido dedicarle una sonrisa. 

Los días pasan, y Ivar parece que le cuesta menos hablar de él y de sus sentimientos. Por mi parte, he hecho el esfuerzo y he hablado sobre mi familia. No pensé que le interesaría, pero me ha escuchado sin interrumpirme. También hizo preguntas, muchas preguntas. 

Dos meses después de haberme casado con Ivar y de conocerle mejor, decido que es el momento de dar un paso más. 

Cuando cae la noche, espero a que Ivar sea el primero en irse a la habitación. Después, me preparo mentalmente y tras pasar varios minutos me dirijo a nuestra habitación. 

Al pasar, veo que todavía está terminando de prepararse para dormir. No tarda en oírme entrar y levantar la mirada de lo que estaba haciendo. 

Los nervios a penas me dejan pensar con claridad y temo dar un paso en falso que haga que me caiga, pero no lo hago. Continúo caminando hacia Ivar, que me mira ensimismado y algo sorprendido. 

Me recuerdo que tengo que sonreír y disfrutar del momento, así que eso es lo que hago: sonreír. Es una sonrisa tímida e insegura. Esta es la primera vez que estoy a solas con una persona a la que voy a dejar que me vea tan vulnerable. 

Cuando llego a su lado, me agacho y me acerco más a él. Ivar sigue mirándome sin decir palabra. Claramente no se esperaba esto. 

—Ivar. —Susurro. — Voy a besarte. 

Él asiente, todavía con la misma cara de embobado. Termino de acortar las distancias y, cerrando los ojos, le beso. 



Oops, el imagina termina aquí. No escribo cosas subidas de tono, así que tendréis que imaginaros vosotros el resto 😏 

Al principio no tenía pensado escribir esta tercera parte, pero bueno, me vino la idea y lo escribí. 

Espero que os guste. 

I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora