Las palabras que mejor describen los primeros años de mi vida son no dejes que te vean.
En el Arca, las familias solo tenían permitido tener un hijo. Y, para mis padres, yo era su segunda hija.
Siempre envidié a mi hermana. Ella podía salir libremente, podía hacer todas las cosas que yo no podía, porque si lo hacía seríamos castigados. Lo único que tenía permitido hacer era salir de mi habitación, que era el hueco de debajo de la cama de mi hermana.
No sé cómo o quién nos delató, pero descubrieron que yo existía. El último recuerdo que tengo de mis padres es algo que tengo grabado y que nunca se me olvidará. Mi madre gritaba desesperada, mientras que mi padre les suplicaba que yo no tenía la culpa.
¿Cómo no iba a tener la culpa si mi mera existencia les condenó a muerte?
Mi hermana lloraba desconsolada, ella también suplicaba. Aunque sus suplicas eran muy diferentes a las de mis padres. Ella me culpaba, y, en cierto modo, tenía razón. Las últimas palabras que me dedicó fueron mi tormento durante mucho tiempo.
Ojalá nunca hubieras nacido.
El sentimiento de culpa todavía no ha desaparecido, pero cuando conocí a Octavia conseguí dejar las palabras de mi hermana en un segundo plano. Físicamente Octavia y yo nunca nos hemos conocido, solo nos conocemos por voz.
Ella se dedicaba a gritar de todo siempre que tenía fuerzas, y un día decidí contestarla. No servía de nada que gritase o que maldijera. Así es como empezamos a hablar y pronto nos hicimos amigas.
Lo que nos terminó de unir es que estábamos encerradas por el mismo motivo. Ambas éramos las segundas hijas de nuestros padres, aunque existía una pequeña diferencia. Su hermano la quería, mientras que mi hermana me odiaba.
—Arriba.
Me siento en el colchón y miro hacia la puerta. El guardia vuelve a dar un golpe en la puerta de mí celda. Cuando se abre, dos guardias entran por la puerta.
—Vamos. —Ordena el guardia de pelo castaño.
A pesar de no entender qué es lo que está pasando, me levanto. Dejo que me lleven sin poner pegas, pero cuando al salir de mi celda veo que también están sacando a más personas, me preocupo.
—¿Qué está pasando? —Pregunto.
Ninguno de los dos contesta. Vuelvo a preguntar lo mismo, pero me mandar callar. Más intranquila que antes, empiezo a fijarme a mi alrededor, intentando encontrar algo que me diga qué es lo que está pasando.
Lo único que me queda claro es que están sacando a mucha gente de sus celdas.
Nos paramos delante de una fila, delante tengo a varias personas, pero puedo observar que a donde me llevan es a una sala. Cuando llega mi turno, me obligan a que les muestre mi muñeca. Al hacerlo, me colocan una pulsera.
Entro en la sala, dándome cuenta de que estamos en una nave. No entiendo nada, y mi cara aterrorizada llama la atención de un chico. Él me explica lo que está pasando.
Nos mandan a la Tierra, según ellos, es una segunda oportunidad. Seremos los primeros en volver, y seremos nosotros los que les demuestren si es posible vivir en la Tierra. Nos mandan allí sin saber si es seguro.
Cierro los ojos, ignorando todo lo que hay a mi alrededor. Consigo dormirme con el pensamiento de que, si morimos, al menos no sentiré nada. O, al menos, eso es lo que yo pensaba.
Unos movimientos bruscos y los gritos de varias personas me despiertan, haciendo que abra los ojos de golpe.
Hay poca luz, y no puedo ver bien. Los gritos cesan justo después del impacto. La nave ya no se mueve, lo que significa que hemos llegado a nuestro destino. La Tierra.
Todos se desabrochan los cinturones y se levantan para ir hacia la puerta. Les imito, aunque decido quedarme detrás de la gente. Veo como una chica rubia se abre paso hasta llegar delante del grupo de personas que se acumula en la entrada.
No logro entender lo que dicen, pero sí que reconozco una voz. Ahí es cuando decido abrirme paso hasta que llego delante.
Veo a la misma chica rubia de antes, junto a ella está un chico que lleva una chaqueta de guardia, y por último hay una chica de pelo castaño largo. No sé cuál de las dos chicas es Octavia, al fin y al cabo, nunca nos hemos visto. Sé como suena su voz, nada más.
El chico abre la puerta, lo que hace que una luz cegadora entre en la nave. La primera en bajar es la chica morena. Cuando finalmente toca tierra, levanta los brazos y grita. Esto nos da a entender que no es peligroso.
Todos bajan de la nave. Se empujan unos a otros, gritan eufóricos por pisar tierra.
Bajo por la rampa y cuando piso tierra, busco con la mirada a Octavia. Ahora sí sé cómo es. No consigo encontrarla, así que decido andar para ver si la veo. Al estar tan centrada en buscarla, me choco con alguien.
—Perdón. —Se disculpa antes de empezar a alejarse de mí.
—Tranquila, no es nada. —Respondo mirando a Octavia.
Ella, al oír mi voz, deja de andar. Se gira con una sonrisa en la cara.
—(A/N), ¿eres tú? —Pregunta acercándose a mí.
—La misma.
Octavia acorta las distancias entre nosotras y se lanza sobre mi. Me abraza con fuerza, diciendo lo mucho que se alegra de que esté bien. Ella deja de abrazarme cuando un chico llama su atención.
—(A/N), este es Bellamy. —Dice Octavia pasando uno de sus brazos por mis hombros. — Mi hermano.
Miro al chico con detenimiento.
—Hola. —Saludo.
—Encantado, (A/N). —Responde Bellamy.
Esta es la primera parte del imagina, sé que no pasa absolutamente nada con Bellamy pero quería que conocieseis la historia del personaje (A/N) antes de que pase toda la chicha con Bellamy.
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I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]
FanfictionI m a g i n a s. Los imaginas que tengan """ al final del título significa que no están editados. Si un imagina tiene en el título "[AVISO]" significa que puede tratar de un tema sensible para algunas personas, por favor leer el aviso y después dec...