Vikings Imagina. (Ivar) #7

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11. Ivar, lo que sea es que lo quiero muchísimo.

21. Ivar, quiero que él la encuentre llorando por algo que le puso triste y él como buen esposo que es, se cabrea muchísimo y quiere matar a quien hizo llorar a su amada esposa, haciendo que ella se enamoré más de él al ver su preocupación.


Intento controlar mi respiración. Llorar es de débiles. No puedo llorar, no aquí, y no ahora. Me limpio las lágrimas, pero es en vano. Quiero gritar, ¿por qué no puedo dejar de llorar? Ese hombre no tiene razón, lo que ha dicho es absurdo. ¿Por qué me afectan tanto sus palabras?

Me levanto del suelo, apoyándome en el árbol para no perder el equilibrio. 

Siempre que quiero algo de paz, vengo aquí. A mi escondite, mi refugio. Ivar no sabe que a veces vengo aquí para alejarme de los susurros y el ruido. Aquí, lejos de la gente, todo está tranquilo. 

Me limpio con las mangas de mi vestido las mejillas, y después rodeo el árbol. 

Pego un grito involuntario. No había visto a Ivar, ni tampoco había pensado que él supiera donde estaba. 

—¿Qué te pasa? —Pregunta frunciendo el ceño. — ¿Por qué lloras?

Empiezo a caminar. 

—No me pasa nada, Ivar. —Contesto dándome la vuelta para mirarle. 

Me paro al ver que él no se ha movido, de hecho, se está acomodando, apoyándose en el tronco del árbol. Cuando finalmente me mira, levanta los brazos y sonríe. 

—Tengo toda la tarde para que me cuentes lo que ha pasado. 

Miro el camino, y después vuelvo a mirarle. Ando hacia él, y me siento a su lado. 

—Son tonterías, Ivar. —Digo mirando al frente.

—Si esas tonterías hacen llorar a mi esposa, entonces dejan de ser tonterías. 

—Alguien... 

—Di su nombre, sin miedo. —Me interrumpe. 

Le dedico una breve mirada. 

—Como he dicho, son tonterías, y sé que si digo su nombre, la persona que me ha hecho llorar está muerta. —Contesto con un tono obvio. 

—Quien te haga llorar no merece vivir. 

Miro a Ivar, y decido que no voy a mencionar el nombre del hombre. 

—Simplemente me dijo cosas que me molestaron. —Continúo. — Cosas que me han hecho ponerme triste. 

—¿Qué cosas? —Pregunta. 

Lejos ha quedado la postura tranquila, ahora Ivar está cruzado de brazos, mirándome.

Suspiro, y decido decírselo. No queda otra, si no se lo digo yo, se lo dirá alguien. Y prefiero decírselo yo, dejando fuera detalles para que no cargue con toda su ira contra nadie en particular. 

—Me dijo que no servía para nada. —Susurro. — Que entendía por qué mis padres se fueron en cuanto tuve edad suficiente para valerme por mi misma, y...

Me callo, ya que las lágrimas han empezado a caer de nuevo por mis mejillas. 

Ivar me abraza con fuerza, demasiada. 

—Prometí protegerte, ese hombre va a pagar caro lo que te ha dicho. 

Le aparto, aunque al principio me cuesta. 

—Ivar, no he mencionado a nadie. 

Él sonríe. 

—Mi preciosa esposa. —Dice sonriendo. — Conozco a todas las personas que hablan más de la cuenta, y esas palabras pertenecen a un hombre viejo e insensato. 

—¡Ivar! 

—Ahora, volvamos, tengo que encargarme de alguien. —Ordena como si no me hubiera oído. 

—Tienes que prometerme que no le matarás. 

—No puedo prometerte eso. 

—Prometemelo. —Me quejo. 

Ivar me mira durante unos instantes, pensativo. 

—Está bien, no le mataré. —Promete. — Pero haré que desee que lo haga. 

Observo como Ivar se aleja de mi, siguiendo el camino. 

Pronto me levanto y le sigo. Una sonrisa se apodera de mis labios, y, a pesar de que no quiero que haga daño a nadie, sé con quien me he casado. 

I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora