I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]

Narnia Imagina. (Peter Pevensie) -Primera Parte. #1

17. Peter pevensi,( la segunda película), el se enamora de una Narniana

Aclaración: el personaje (A/N) será una Telmarina en vez de Narniana.

Pego la oreja a la puerta, e intento escuchar lo que dicen. Cuando mencionan a mi amigo, me apoyo en la puerta para intentar oír mejor. Pero, al oír sus palabras me llevo las manos a la boca.

Han secuestrado a Caspian.

Cierro los ojos para concentrarme solo en sus voces. Lo que dicen es importante, y necesito saber quién ha secuestrado a mi amigo. Frunzo el ceño en cuanto oigo quienes le han secuestrado. Los Narnianos se extinguieron hace mucho tiempo, ellos no han podido ser.

Me aparto de la puerta con sigilo y me escondo detrás de una de las columnas. Los pasos apresurados pasan de largo, haciendo que respire aliviada. No me han pillado.

Una vez oigo como se cierra la puerta, vuelvo a pegar la oreja. Se oyen palabras de sorpresa ante algo que están mostrando. Quiero abrir la puerta y ver lo que sea que ellos están viendo, pero si lo hago, sabrán que les estoy espiando.

Tras discutir lo que van a hacer, salgo corriendo para esconderme una vez más.

A la mañana siguiente, sigo a la partida de búsqueda que han mandado para encontrar a Caspian. Son solo un grupo de 15 hombres. Me sorprende que ninguno de ellos se dé cuenta de que les estoy siguiendo desde que salieron del castillo.

Pasa aproximadamente una hora desde que nos adentramos en el bosque cuando los guardias empiezan a correr. Aumento mi ritmo para no perderles, y al ver a quién están atacando noto como me hierve la sangre.

Caspian corre esquivando a duras penas las flechas que le lanzan.

Sin dejar de correr, saco mi arco y me escondo detrás de un árbol. Cuando disparo, los guardias empiezan a caer. Pronto me quedo sin flechas, así que desenvaino mi espada y corro hacia donde está Caspian. Por el camino arranco las felchas que veo para poder usarlas después.

Consigo vencer a dos guardias más hasta que finalmente llego al lado de mi amigo. Caspian se sorprende al verme, y yo le paso la espada antes de coger de nuevo mi arco.

—¿Qué haces aquí? —Pregunta cogiendo la espada. — ¡Es peligroso!

—De nada. —Me quejo levantando el arco.

Antes de que pueda disparar, veo como los guardias que quedan empiezan a caer al suelo. Caspian y yo nos miramos al oír como gritan. En pocos segundos ya no queda ningún guardia en pie.

Caspian está a punto de hablar, pero algo se lanza sobre él, haciendo que se caiga de espaldas. Me fijo bien en lo que se ha tirado sobre mi amigo, y al ver un ratón armado más grande de lo normal, le apunto con el arco. Aunque una voz hablando me distrae.

Desvío la mirada para ver quién es la persona a la que pertenece la voz. Lo que encuentro no es lo que me esperaba. Hasta el momento, no me había fijado en el tejón que iba con Caspian.

El tejón defiende con palabras a Caspian, que se levanta del suelo una vez el ratón se aparta de él. Dicho ratón contesta enfadado al tejón.

—Estáis... ¿Estáis hablando? —Pregunto confundida.

Tanto el ratón como el tejón me miran, y antes de que puedan responder aparece algo que jamás pensé que vería con mis propios ojos. Varios centauros se acercan a donde estamos.

Doy un paso hacia atrás, tropezándome. No me caigo gracias a que Caspian me sujeta del brazo. Yo me agarro a su mano y me acerco a él.

Son Narnianos.

—Estás viendo lo mismo que yo, ¿verdad? —Susurro.

Caspian asiente lentamente.

El tejón habla de nuevo y nos pide que les sigamos. Tanto delante como detrás nuestra tenemos a Narnianos que se aseguran de que no nos escapemos. Llegamos a un claro del bosque. Hay poca luz, pero distingo sin ningún problema a todos los que están aquí.

No me doy cuenta cuando empiezan a hablar ya que estoy demasiado ocupada intentando procesar lo que está pasando.

Presto atención de nuevo cuando el ratón dice que deberían matarnos.

Caspian nos defiende usando argumentos muy buenos. Uno de los centauros acepta su propuesta y alza su espada. Poco a poco, el resto de Narnianos hace lo mismo.

...

Dos días después continuamos nuestro camino junto a los Narnianos. Lo primero que hiceron fuer robar armas de los Telmarinos que, por alguna razón, están construyendo un paso para atravesar el río.

Camino al lado de Caspian, que se ha quedado con mi espada. Ya no está enfadado por haberle buscado. Creo que hasta agradece tener a alguien de confianza. Me distraigo un segundo, y cuando vuelvo a mirar a Caspian, él ya no está.

El tejón, que iba con nosotros, habla amablemente conmigo. Todavía no me he acostumbrado. Desde pequeña me han dicho que se extinguieron, pero aquí están. Vivitos y coleando.

El tejón, al que creo que se llama Cazatrufas, deja de hablar cuando se oyen espadas chocar. Corro hacia el ruido, y me escondo detrás de unos arbustos para ver qué es lo que está pasando.

Caspian lucha contra un chico rubio. Se defiende bien, pero el chico le quita la espada con un golpe. Salgo de detrás de los arbustos con sigilo y le doy una patada detrás de la rodilla al chico.

Él cae al suelo hincando la rodilla. Caspian aprovecha y coge mi espada mientras que yo le quito la suya al chico. Cuando éste se mueve, hago que vea que su espada está delante de su cara, y que si hace algo, la usaré.

—Arriba. —Ordeno.

El chico se levanta con cuidado sin dejar de mirarme.

—¡Peter! —Grita una chica.

Busco con la mirada la dueña de la voz, y veo a dos chicas junto a otro chico. Caspian mira la espada que sujeto, haciendo que yo también la mire. Abro los ojos de par en par, dándome cuenta de quienes son.

Le devuelvo la espada a Peter y me pongo al lado de Caspian.

—Pensé que seríais... Más mayores. —Habla Caspian mirando a los cuatro Reyes. Su mirada se para unos segundos en la chica mayor.

Sonrío al ver como sus expresiones faciales le delatan. Le ha parecido guapa. Y parece que el sentimiento es mutuo. Al ver mi sonrisa, Caspian me da un codazo, indicándome que debo disculparme. Dirijo mi atención a Peter.

—Perdón por la patada, ¿estás bien? —Pregunto.

Él asiente sin dejar de mirarme. Me aclaro la garganta, algo incómoda por su mirada.

Ahora que los cuatro Reyes están aquí, el plan ha cambiado.