Shadowhunters Imagina. #1 (Alec)

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Levanto los brazos, tenso la cuerda del arco y apunto. Respiro hondo varias veces antes de coger aire y dejar que la flecha salga disparada. Bajo el arco, decepcionada de haber vuelto a fallar. 

Doy un paso hacia delante para dirigirme a la pared en la que mi flecha ha ido a parar, pero antes de que pueda dar un paso más, veo como una flecha pasa a mi lado y da justo en el centro de la diana. 

Sorprendida, me giro para encontrarme con Alec. 

—Sigues igual de mal que la semana pasada. —Dice mientras deja el arco en su sitio. 

Abro la boca para contestarle pero él ha empezado a alejarse. Suspiro y me giro para ir a por mi flecha. 

A la mañana siguiente me despierto temprano, sabiendo que hoy Alec tiene entrenamiento. Salgo de mi habitación y según me voy acercando a la sala de entrenamiento reduzco la velocidad. Me paro en la puerta y observo como Alec acierta en todos los obstáculos con el arco, incluidos los que se mueven para simular un enemigo. 

Me fijo bien en sus movimientos y le imito. Estoy tan concentrada que no me doy cuenta de que Magnus ha venido hasta que me saluda. 

—¿Qué haces tan pronto despierta? —Pregunta con una sonrisa. 

Me aclaro la garganta antes de contestarle. 

—Quería ver el entrenamiento de Alec. —Le contesto. 

—Suena aburrido. 

—Algún día me gustaría ser igual de buena que él con el arco. —Susurro ignorando lo que ha dicho. 

Veo que Alec deja de apuntar y se gira para mirar hacia la puerta. Sonríe al ver, probablemente, a Magnus. Antes de que me vea, me despido de su novio y salgo corriendo, dejando a Magnus con la palabra en la boca. 

Esa misma tarde, camino aburrida por los pasillos del Instituto. Me paro delante de una puerta entreabierta al oír mi nombre. La voz me recuerda a la de Magnus. 

—Te admira. —Dice Magnus. — Y tú lo único que haces es ignorarla. 

—No la ignoro, simplemente hay veces que me molesta. 

—Alec, ella quiere ser igual de buena que tu. —Le explica Magnus. — Es hasta adorable, eres su modelo a seguir.

Me llevo las manos a las mejillas, las cuales noto ardiendo. Decido irme antes de oír nada más. 

Varios días después voy a la sala de entrenamiento, no puedo dejar de entrenar solo porque me sienta avergonzada. 

Adoro disparar con el arco, de toda la vida me ha gustado pero de diez veces que disparo, solo acierto tres. Siempre he admirado a Alec, dispara con tanta facilidad y rapidez, y no solo eso, él es un gran cazador de sombras. 

Siempre he pensado que es la persona perfecta en la que fijarse para crecer como persona y como cazador de sombras. Nunca pensé que mis ganas de aprender y mi curiosidad pudieran molestarle. 

Miro el arco unos instantes para ignorarlo segundos después. Me acerco al saco de boxeo y me pongo en posición. No sé cuánto tiempo pasa antes de oír la puerta abrirse y cerrarse. 

—¿Hoy no coges el arco? 

Me giro bruscamente, sorprendida al oír la voz de Alec. 

—Yo, bueno, pues... No. —Le contesto. — Creo que voy a probar con la espada, e incluso combate cuerpo a cuerpo. 

—¿Por qué? —Pregunta cogiendo el arco. 

—Porque no se me da bien el arco, es una tontería malgastar mi tiempo con algo que no consigo dominar. 

—Ven. 

—¿Qué? —Pregunto nerviosa. 

—Voy a ayudarte con el arco. —Me explica. — Venga, no hagas que me arrepienta. 

Asiento antes de empezar a caminar hacia él. 

—Cógelo. —Me ordena pasándome el arco. 

Cojo el arco y le miro. 

—Adelante, dispara. —Dice cruzándose de brazos. 

Con algo de inseguridad, me giro hacia la diana que hay colgada en la pared. Levanto los brazos, tenso la cuerda del arco y respiro hondo. Cojo aire y apunto. 

Me quedo quieta, mirando la diana, sin respirar y apuntando. 

Dejo de tensar la cuerda y bajo los brazos. 

—No puedo. —Digo finalmente. 

—Claro que puedes, ahora escúchame, nunca te des por vencida. —Me dice Alec. — Así que venga, dispara. 

Asiento y repito la acción de antes. 

Para mi sorpresa doy en la diana. Me sorprendo a mi misma, y tardo poco en sonreír. 

—Te dejo que sonrías, pero no creas que todos los disparos te van a salir a la primera. —Dice Alec. —Ahora voy a explicarte algunas cosas. 

Alec empieza a hablar, mostrándome con el arco varias técnicas y posiciones para disparar cómodamente y sin problemas. 

Cuando llega le final del día, no puedo estar más contenta. Termino de colocar el arco y me giro para ver que Alec todavía no se ha ido. 

—Lo has hecho bien. —Dice Alec dándome un par de palmaditas en la cabeza, se le ve algo indeciso, como si no supiera que hacer. 

—Gracias. —Le contesto dudando. 

—Sigue practicando, y si alguna vez necesitas ayuda dímelo. 

—¿De verdad? —Pregunto sonriendo. — ¡Gracias, gracias! —Digo con demasiado entusiasmo. 

Le doy un abrazo con todas mis fuerzas y me despido mientras corro hacia la puerta, feliz. 


I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora