The 100 Imagina. (Bellamy) #3 -Segunda Parte. [Final]

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Con cuidado, intento seguir el ritmo de Bellamy. Él va unos pasos delante de mí, y a pesar de mis quejas, no ha aminorado la marcha. Bellamy no ha dejado escapar ninguna de las oportunidades que ha tenido para recordarme que estamos en esta situación por mi culpa, y, por más que lo admito y me disculpo, parece que a él le da igual.

—Camina más rápido. —Pide. — O caerá la noche antes de que hayamos llegado al campamento.

—¿Ahora sabes dónde estamos? —Pregunto antes de correr hacia él. Bellamy se para, haciendo que casi me choque con él. Después me mira, y, asintiendo, contesta.

—Reconozco la zona, así que sí.

Bellamy vuelve a andar, y no tardo en imitarle. Voy a su lado, aunque algo detrás de él. Estoy cansada y no me apetece ir tan rápido.

Si hubiera sabido que Bellamy es tan testarudo cuando Octavia nos presentó por primera vez al pisar tierra, quizás me hubiera obligado a no pensar en él. Lo que más me molesta de Bellamy no es que sea de palabras bruscas, lo que más me molesta es que en menos de un mes me he enamorado de él.

Con un suspiro de cansancio, paro un instante. Mientras me estiro, me giro para ver el camino que llevamos recorrido. Ahí es cuando lo veo.

—Bellamy.

Empiezo a andar de espaldas, viendo como la niebla ácida se acerca a nosotros en silencio.

No recibo respuesta por su parte, lo que hace que me enfade. Teniendo en cuenta lo que tengo que decirle, debería al menos preguntar por qué le llamo.

—¡Bellamy! —Grito corriendo hacia él.

Al oír mi tono alterado, Bellamy se gira para mirarme. Lo primero que ve es a mí, corriendo hacia él. Después, probablemente, ve la niebla que se dirige a nosotros más rápido de lo que nos gustaría. Sorprendido, Bellamy recorre los metros que nos separan y, sin pensárselo dos veces, me agarra del brazo y empieza a correr junto a mí.

En ningún momento me suelta, ni siquiera cuando me tropiezo por el pánico. En cambio, me ayuda a levantarme y tira de mí para continuar la marcha.

—¡Por aquí! —Grita.

Bellamy me suelta. Veo como se agacha, y no puedo evitar alterarme.

—¿Qué haces? —Pregunto mirando detrás nuestra.

Miro de nuevo a Bellamy, y es entonces cuando veo como abre una escotilla. Me hace un gesto para que pase, y sin dudarlo, me meto dentro. Él pasa después de mí y cierra la escotilla, asegurándose de que esté bien tapada.

Cierro los ojos, deseando que la niebla no tenga por dónde colarse.

—No te preocupes. —Llama mi atención Bellamy. — No va entrar.

Abro los ojos y le miro, cuando nuestras miradas se cruzan, Bellamy deja de mirarme. Se da media vuelta y se sienta en el sofá viejo que hay. Por mi parte, decido inspeccionar el pequeño espacio en el que estamos.

Giro sobre mí misma. A pesar de que la sala es bastante pequeña, sigue siendo más grande que el hueco al que yo llamaba habitación en el Arca. Cuando termino de dar la vuelta, me paro de frente a Bellamy, el cual, me está observando.

Decido sentarme a su lado, ya que no voy a quedarme de pie sin saber cuándo podremos salir.

—¿Tardará mucho en disiparse? —Pregunto.

—No lo sé.

Asiento mirándome las manos.

—Al menos sabes dónde estamos. —Murmuro. — Siento haber hecho que nos perdamos.

—No hace falta que te disculpes más. —Responde.

Me encojo de hombros, y ambos nos quedamos en silencio.

—¿Por qué no dejabas de andar incluso cuando te llamaba? —Pregunta Bellamy haciendo que le mire.

—No me gusta que se rían de mí. —Digo con sinceridad.

Jamás me habían dicho que era preciosa, y mucho menos que tengo una sonrisa bonita. Por eso, cuando oí esas palabras salir de la boca del chico que me gusta, no quería creérmelo.

—No me estaba riendo de ti. —Interviene Bellamy.

—Si tú lo dices. —Susurro.

—Lo decía de verdad. —Dice girándose para mirarme.

—Está bien, gracias.

Bellamy sonríe.

—De nada. —Contesta. — Siento haberte gritado, estaba preocupado.

—Tienes una manera muy extraña de mostrar que estás preocupado.

Él se ríe y se vuelve a disculpar una vez más.

Cuando le miro, el pensamiento de confesar que me gusta se me pasa por la cabeza. Por una parte, este va a ser probablemente el único momento en el que estemos solos. Pero, por otra, estamos en un espacio cerrado del que no podemos salir hasta dentro de unas horas. Si su respuesta es positiva y yo también le gusto, no tengo por qué preocuparme. Pero, si no le gusto, tendré que aguantar la humillación que sienta sin poder esconderme de él.

—¿Ibas a decir algo? —Pregunta al ver que le miro.

—Sí, pero se me ha olvidado.

—Mentira. —Dice serio.

—Verdad. —Le reto.

—Venga, ¿qué querías decir? —Pregunta una vez más. — Si no me lo dices por las buenas, tendrá que ser por las malas.

—¿Por las malas? —Digo riéndome. — Oh, claro.

Antes de poder decir nada más, Bellamy se lanza sobre mí y empieza a hacerme cosquillas. Intento apartarme de él, pero no lo consigo.

—¡Para! —Suplico. — ¡Me quedo sin aire!

Bellamy deja de hacerme cosquillas, pero no se aleja de mí.

—¿Me lo vas a decir ahora?

Me llevo la mano a la barbilla y finjo que me lo pienso. Antes de que se pueda mover, me tiro encima de él y empiezo a hacerle cosquillas.

—¡No! —Contesto a su pregunta.

Él intenta alejarse de mí, pero no le dejo. Tras un rato en el que Bellamy no para de reírse, decido parar. Yo necesito recuperar el aliento, y es probable que él lo necesite más que yo.

—Como veo que no vas a decir nada. —Habla Bellamy tras tranquilizarse. — Lo diré yo.

—Adelante. —Le animo.

—(A/N), me gustas desde la primera vez que te vi. —Dice mirándome. — Te lo iba a decir antes en el campamento, pero no dejaban de interrumpirme. Y, justo cuando consigo decirte algo, huyes de mí.

Le miro sorprendida, no me esperaba esas palabras.

—Sabes... Nunca he besado a nadie. —Murmuro sin pensármelo. — Espera, no. Olvida eso, lo que quería decir es que tú también me gustas.

—Te gusto, y quieres besarme. —Dice sonriendo.

—Sí. —Contesto.

—Pues, si me lo permites... Voy a besarte.

—Hazlo. —Susurro.

Bellamy se acerca a mí, y pronto noto sus labios sobre los míos. 

I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora