Un Gran Árbol para Navidad

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Si ya lo amaba, ahora le pondría un altar a su nombre. Realmente había pasado bastante tiempo desde que en su casa no se celebraba lo que llamaban Navidad, para él aquel día se había convertido en un día ordinario, nada especial.

De hecho empezaba a creer que su familia eran nulos para festejar esas fechas.

Hacia varios años que su padre había partido a mejor vida, no era estúpido su madre le ocultaba cosas –claro que lo hacía– después de todo era un Alfa ¿No?

No le recriminaba nada en absoluto, aunque no quiso preguntar por temor a que la verdad sea más dolorosa que la mentira. Él creyó la mentira de que su padre había muerto de manera natural.

Porque a todos se les informó apenas dos días de haber llegado a Texas por un viaje familiar –del cual su madre, ni su padre eran partícipes– se les informó de manera imprevista que su padre había muerto.

Por el linaje Hale su padre había renunciado a su apellido optando por llevar el Hale con orgullo. Y claro que lo era, su padre tenía las características de todo un Hale ¿sera por eso que mamá se casó con él? a veces se preguntaba mirando a sus padres andar por la casa.

Aunque esa pregunta quedaba resuelta penas ponía un poco de atención a ambos adultos, ambos olían a Amor puro, sin siquiera un rastro de culpabilidad, él deseaba algo como eso, algo eterno que durará al menos unos buenos años –los años que fueran suficientes para mirarse en el espejo y ver un hombre de edad avanzada –así lo deseaba– aunque no lo admitiría en voz alta –que ganas no le faltan– ya había soñado un par de veces algo parecido con el castaño.

Puede que su hermana y su madre sean un obstáculo, aunque espera que ambas entiendan a que él nació para Stiles y Stiles nació para él.

Su madre era terca, claro que lo era después de todo por su capricho habían comprado un Camaro negro, solo porque el vecino de su antigua casa tenía un Mustang color rojo –la envidia de su madre era evidente– así que la caprichosa Talia convenció a su padre para que le comprara el Camaro de regaló.

¡A No! porque Talia también quería presumir lo buen esposo que tenía. Asi que si un lunes por la mañana le tocó despertarse –por no decir que salió disparado al suelo– cuando escucho el rugir precioso de ese magnífico carro.

Después de esa desagradable forma de despertar escucho a su padre gritar "Familia he llegado" y no fue porque lo grito en un megáfono. Sino que su padre casi pone un sonido enorme para que todo el vecindario lo escuchará.

Así que si un lunes por la mañana el se encontraba fuera con su pijama de panditas admirando el "seudo regalo de su padre" porque por más que su madre mostrará esa cara de asombro y brillo en sus ojos, el sabía que ella había ido a la agencia a escoger el carro y pasar media hora discutiendo –o mejor dicho exigiendo– para que la agencia le diera la promoción de fundas de piel rojas –lo cual debe aclarar que en su momento odio– pero si, ahora amaba porque su madre le prometió que él Camaro sería de él.

Solo por eso había tratado de mejorar sus notas, ser buen samaritano y toda la cosa que él era pero trataba de ser el típico chico popular mal encarado con cara de "mírame de nuevo y te corto los ojos" o si no era por nada pero él era respetado en el instituto.

Aunque puede y que su fama sea derivada de la de su madre por mucho que no quisiera la noticia de que su madre sería la próxima alcaldesa había recorrido todo el universo –el que no se enteró fue por idiota– pero ahora está mirando un pino.

Pero por más que quisiera encontrar el lado bonito del mismo, simplemente no podía, porque ese pino pequeño y débil no le hacia gracia –por desgracia todos eran igual– aunque Stiles le habia dicho un millar de veces que encontrarían uno perfecto.– ¡perfectos mis ojos!– dijo para si mismo, porque no iba a decir que perfectas eran sus bolas y no las oculares, pero con toda la familia, donde cabe aclarar la mayoría eran lobos tenía que comportarse.

Please Remember MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora