Mi Guia...

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Se sentía aliviado, después de tantas cosas se sentía aliviado, aún no sabía que le deparaba el destino, aún su camino era cubierto por una espesa niebla. Tenía su objetivo, sabía que hacer, más la cuestión era el como.

Tantas veces había deseado crecer, ser alguien mayor, dedicarse a ser alguien de bien como lo era su padre, tantas veces soño con se alguien realmente importante.

Tan fácil era decir pon el pie Derecho primero y luego el Izquierdo, tan fácil era tomar un rumbo, pero como saber si era el correcto.

Estaba perdido en ese paraíso de nostalgia, en las constantes notas del reloj viejo. Deseaba tanto decirle, mencionarle cual grande era su amor por él.

Tantas veces soño con tener la oportunidad de decir, lo que su corazón albergaba con tanto recelo.

Dolía saber, dolía enterarse de la realidad, su Derek, el Derek adulto probablemente solo quiera decirle que no le moleste más.

Después de todo el se había ido, había pasado mucho tiempo desde que él había partido acompañado de la mercenaria. Tanto tiempo había transcurrido desde que había revelado sus sentimientos a ese lobo solitario.

Tan grande era su soledad que pensaba no ser digno de recibir su amor o acaso era que pensaba que él seguía siendo el adolescente marginado soñando a lo grande con salvar el mundo.

Tantas veces quiso gritarle a la luna, tantas veces quiso decirle cuan grande era su anhelo, gritarle al invierno cuan grande era su corazón, pero siempre que lo hiciera, siempre que lo intentará recibiría lo mismo, el tenue susurró de un "no está" marcado entre las paredes carbonizadas de la casona.

Tanto deseaba recuperar su refugio, aquel que tantas lagrimas había acogido en sus noches de soledad. Aquella que siempre le decia a la mañana siguiente "volverá" marcando una esperanza pérdida en su doliente corazón.

A veces se preguntaba, como era que el lobo había quedado tan marcado en su corazón. Eso no había pasado con cierta peliroja, su corazón no dolía como lo hacía con los recuerdos de aquella mirada esmeralda.

Tanto deseaba albergar esa mirada apagada, triste dirigida al mundo, tanto deseaba decirle al lobo "tranquilo, yo estoy aquí contigo" esas palabras jamás fueron dichas, jamás fueron escuchadas.

Mirar las estrellas, pedirle a cada una que se lo regresará, que le devolviera a aquel Alfa lleno de dolor, deseaba tanto proteger al lobo con sus frágiles brazos, abrazarlo con fuerza, marcando a fuego lento lo que su corazón derramaba por decir.

Tantas veces quiso darle ese apoyo, no uno de colegas, no uno de simples conocidos, él quería algo más con aquel que lo había perdido todo y aún así intentaba recuperar lo que un día el fuego se llevó.

Poder formar una familia, tanto deseaba gritarle a la pared de cristal que ahora ellos eran su familia, que no tenía porque fingir ser fuerte cuando no lo era.

Su padre lo quería, de una extraña manera cuando le dijo, cuando su padre supo quien era aquel que en su corazón estaba, pudo notar un brillo, un brillo muy especial, aquel brillo cuando le enseñó a manejar y por desfortunio se fue a estrellar.

Ese brillo tan especial que su padre tenía y raras veces salía, sabía que su padre acogeria al lobo en su casa, una vez teniendo una relación su padre haría hasta lo imposible para que ambos vivieran en el mismo techo.

Sabía que su padre, en algún punto supo que tendría un nuevo hijo, uno adulto con el cual maldecir al árbitro cuando no hace su trabajo. Un hijo más maduro que él para mantener todo en orden, un hijo al cual darle una cerveza sin sentirse el peor padre del mundo.

Please Remember MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora