4.4K 398 75
                                    

Con las manos temblorosas y demasiado asombrada lo tomo entre mis manos.

—¿No me vas invitar a pasar? —pregunta.

—¿Por qué debería hacerlo? —respondo a la defensiva, ya no es mi jefe y ahora si que no le soportaré ni una más.

—Vengo de buenas así que no arruines eso —su voz suena tajante y eso me encabrita, con ello mi temperamento que tengo escondido se prende en llamas.

—Mire Señor Winter, ya no es mi jefe, ni nada de por lo que le deba respeto, así que no venga a mi casa exigiéndolo porque desde que lo conocí es lo único que tal parece no conoce. —Pasa a mi lado y se adentra en la pequeña sala de estar tan campante como si le hubiera dado una cordial invitación a pasar. Es un maldito mal educado.

—Este lugar es muy pequeño para una persona, no entiendo como aquí pueden vivir las dos. —Fisgonea todo el lugar, su rostro demuestra asco por todos sus poros.

—Vivimos tres. —Lo corrijo—. ¿Pero usted cómo sabe eso? —Me doy cuenta que yo nunca se lo he dicho y no sé como es que lo sabe.

—¿Ya estás viviendo con tu novio? —pregunta, no se me pasa por alto que ya no me está hablando de usted.

—No, es otro chico —respondo y ni siquiera sé porque lo hago, debería correrlo, que bien merecido se lo tiene.

—¿Un amigo?

—¿Por qué cree que responderé a todas sus preguntas?

—¿Un amigo o novio de su amiga?

—¿Qué amiga? ¿De qué está hablando? Creo que es mejor que se retire.

—Responde a mis preguntas cuando te las hago —ordena, ahora si que tengo la jodida bilis en el borde de la garganta.

—¡Es nuestro amigo de ambas! ¿Ya se encuentra contento? —digo con ironía.

—Yo no era su amigo y tuvimos sexo.

—¿Y eso a qué viene? ¿Sabe qué? —digo subiendo una mano al aire—, no me responda, no me importa. —Abro más la puerta de la cual aún sostengo el picaporte, es un mensaje subliminal que espero entienda. Se dispone a hablar cuando lo interrumpo como esa jodida maña suya— ¿Qué es lo que quiere? ¿Ah qué viene? Cómo se ha dado cuenta hoy no es mi jodido día de suerte, tengo más problemas de los que usted imagina así que hágame un favor y desaparezca de mi vista y de mi vida.

—No me iré hasta que hablemos de dos aspectos.

—Pues dígalos y tome su camino de vuelta. —Aprieta la mandíbula, es mi casa no su empresa así que le puedo hablar como se me de mi regalada gana. Si va estar aquí pues que se aguante, así como yo lo he hecho.

—Lo primero, la quiero de vuelta en la empresa, mañana mismo si es posible.

—¿Y qué pasa si no quiero?

—¿Qué no quiere? Muchas personas harían cualquier cosa para tener ese puesto.

—Puedo buscar otro empleo, no me complico la vida ni se me cierra el mundo, aunque puedo volver con una condición —respondo.

—¿Ahora tú me pondrás condiciones a mí? —Está estupefacto, me alegra en sobremanera verlo así. Una probadita de su propio chocolate Mr. Dominic.

—Escuche, memorice y elija —le recalco cada palabra para que note que yo no he dejado de hablarle de usted.

—Te escucho —dice en un gruñido que no me puede llegar a importar más de un pepino.

—No quiero una falta de respeto hacia mí o alguien de mi alrededor en mi presencia porque presento mi renuncia y...

—¿Y? ¿Todavía hay más? —pregunta interrumpiéndome.

—¡Déjeme terminar! —La estancia se torna en silencio entonces prosigo—. O sino pondré mi renuncia por maltrato al empleado y acoso hacia mí persona, mire que sino lo hago ahora mismo es por que no puedo llevar una demanda en mi estado. —Me mira curioso—. Estoy enferma —completo, es lo único que se me ocurre decir.

—¿Cuál es su enfermedad?

—Eso no le incumbe.

—¿Ah no? —Me alarmo cuando se encamina hacia mi mesita de centro en la que reposan las cajas de mis vitaminas y el ácido fólico. Por suerte mis reflejos están más pronunciados que los de un gato con siete vidas y las logro alcanzar antes que él. Las trato de cubrir lo más que puedo con ambas manos hacia atrás.

—No, por supuesto que no —respondo, mi respiración está acelerada y una fina capa de sudor frío cubre mi piel.

—¿Tan grave es? —Los cables que carburan mi cerebro se han desconectado, digamos que en mi situación sí es grave, por eso del embarazo múltiple, pero no tanto, es algo que en un 72% de promedio de todas las mujeres les pasa o planean a lo largo de su vida (siete de cada diez). Y pensándolo bien no es grave, y dentro de mi cuerpo sólo dura unos escasos nueve meses.

—No, no lo es, pero no es de su incumbencia, yo no le hago este tipo de preguntas personales.

—A mí no me importaría responderlas.

—No importa, tampoco me interesa.

—Está bien, como quiera. —Se encoge de hombros restándole importancia a mi "rebeldía", porque esto es lo más rebelde que he sido en mi vida—. Ahora lo segundo, ¿sabe su novio de su infidelidad? —En este preciso momento es cuando me arrepiento de que no lo eché a patadas.

—Sí, lo sabe —me limito a responder. Él asiente con la cabeza pareciendo pensativo.

—¿Y sabe qué fue conmigo? —me mira a los ojos esperando mi mullida respuesta.

—No, Will no necesita los detalles. —Vuelve a asentir sumido en sus pensamientos.

—¿Es verdad que llevan dos años de noviazgo?

—Sí, es verdad, casi tres años. —Frunce su ceño pero no dice nada más, es como si una máscara de hielo cubriera sus facciones.

—La espero mañana si es que aún quiere el empleo y sino aún así pase por un bono que se le dará por haber participado en el diseño del nuevo celular.

—Lo pensaré, gracias —contesto en el mismo tono gélido que él.

Y no siendo mi día de suerte —como ya lo he dicho— cuando me volteo para ir a abrir la puerta —me doy cuenta que la he dejado abierta— para que se vaya Dominic de una buena vez por todas. Un Will molesto está recargado en el umbral de esta misma y no sé que tanto haya podido escuchar pero mi boca se seca al instante.

N/A.

Este capitulo esta dedicado a : nany2203

Will en galería

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora