FINAL ---Viernes 11 de mayo del 2018.

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Siento la respiración de alguien en mi cuello, sé inmediatamente de quien proviene pero no me apetece abrir los ojos y romper la cómoda burbuja en la que he despertado.

—Eres mía América, eres mía... —susurra en mi oído, su aliento tibio me da cosquillas, malditas cosquillas delatadoras—. Con que estás despierta...

—Sí y disfrutando del momento. —Me volteo sobre la cama para quedar de frente a él.

—No tenemos que ir América.

—Quiero hacerlo, debo también.

—No tienes que abrir esas viejas heridas.

—No quiero abrirlas Dominic, quiero cerrarlas y esta es la manera en la que he elegido que quiero hacerlo.

—¿No cambiarás de parecer?

—No —respondo sin duda alguna.

—No lo entiendo.

—No tienes que entenderlo, tienes que apoyarme. —Me pongo de pie, la cama es muy cómoda, como si me pidiera a gritos que regresara ahí.

—Los niños están con Alaska y Harry.

—¿Ellos también están aquí?

—No, han llegado muy temprano por ellos y los han llevado consigo, prometieron cuidarlos como si fueran sus propios hijos.

—Bueno, eso espero. Tomaré una ducha y podremos irnos. —Cuando he terminado me dirijo al piso de abajo de donde proviene un olor que abre mi apetito como nunca antes lo había experimentado.

—¿Has cocinado? —pregunto entrando descalza a la cocina.

—Aunque no lo creas me he suscrito en youtube a canales de cocina, parece tan fácil preparar un desayuno pero para alguien primerizo no lo es.

—Pero ni siquiera es algo con gran ciencia.

—¿Entonces podrías ayudarme?

—Claro. —Me acerco y lo ayudo en lo poco que puedo ayudar, creo que somos un buen equipo, en menos de diez minutos ya nos encontramos sentados en los taburetes de la barra desayunado.

—Dios, esto quedó horrible —digo viendo el pedazo de huevo crudo incrustado en el tenedor.

—Se ve bien pero sabe nefasto —opina con el ceño fruncido.

—Huele tan bien pero sabe a centellas, no comeré más. —Alejo el plato de mí.

—Es nuestro primer desayuno juntos, debería ser especial.

—Es especial Dominic, sabe horrible pero eso mismo lo hace especial, aunque la verdad es que no probaré ni un bocado más.

—Te invitaré a comer después de salir de la prisión.

—Vale —acepto abrochado las correas de mis tacones. Pasamos de su cocina a su cochera donde le quita el seguro y alarma de seguridad a su Jeep Rubicón.

—¿Puedo manejar yo? —le pregunto, trato de olvidar aquellas tardes en Panamá donde Robert me recordó como manejar.

—Por supuesto. —Me pasa las llaves y subimos, en el GPS pongo la dirección del la prisión. Con el silencio de la camioneta y el ruido de la ciudad fuera de esta misma cada vez estamos más cerca del 1173 de Front street.

—Está en pleno centro, un edificio grande, moderno y lujoso, esto debería ser un Hospital, tal vez una escuela, no una cárcel —dice Dominic al estacionar frente a el edificio.

—Opino lo mismo, la gente dentro de aquí no lo merece. —Suelto el cinturón de seguridad fuera de mi cuerpo y le paso las llaves a Dominic para que el ponga la alarma una vez bajamos.

Al entrar de inmediato viene a nuestro encuentro un uniformado con su placa de policía reluciendo en su pecho.

—Buen día ¿en qué podemos ayudarles? Soy el oficial Ferry.

—Soy Dominic Winter y ella es mi novia América Castañeda, estamos aquí por una visita.

—¿Dominic Winter de Empresas Novedades e Incorporaciones? —A la altura de los ojos se le forman unas líneas de arrugas por la tremenda sonrisa que ha surcado en su rostro.

—Sí, ese mismo. —Mete sus manos a los bolsillos de sus pantalones en señal que puedo ligar al nerviosismo.

—Hasta que se me da el placer de conocerte y por pura casualidad, soy Ferry Winter.

—¿Qué tipo de parentesco? —le pregunta Dominic algo receloso.

—Eres mi sobrino muchacho, no estoy en los mejores términos con tu padre desde hace años, pero he sabido algo de ti, hace poco tiempo en realidad.

—Entonces eso es de familia, no me sorprende que tu tío y tu padre no sean cercanos. —Suelto sin ningún tipo de filtro en la boca, alguien debería regalarme uno.

—¿Eso quiere decir que no tienes la mejor relación del mundo con Derek?

—No tenemos la mejor relación del mundo, eso es verdad, pero ya nos soportamos. —Puedo ver que tan incómodo está Dominic así que voy en su ayuda.

—Estamos aquí porque queremos hacer una visita a Johan Castañeda.

—Iré a checar su registro, ¿quién de los dos pasara a verlo primero?

—¿Podemos hacerlo juntos? —Se adelanta Dominic a preguntar.

—No lo sé... No lo creo... Tiene que ser individual, sólo es un espejo en medio de ambos y se comunican con un simulador de teléfono.

—¿No podemos verlo de frente? Sólo es esta vez que lo veremos, jamás volveremos a este lugar —comento.

—Eso es casi imposible, pero veré que puedo hacer, esperen aquí por favor. —Asentimos—. Fue un gusto conocerte muchacho, los veo en un momento. —Ambos volvemos a asentir con la cabeza.

28/38.
Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora