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Dominic a toda prisa se dirigió al hospital, su cuerpo temblaba, se sentía nervioso, alguien debería darle un trofeo por ser el mayor imbécil que haya existido en la historia de los imbéciles.

La recepcionista le dió las indicaciones de como llegar a la sala de espera cuatro en el sexto piso. Atravesándo las puertas de la sala se encontró con personas completamente desconocidas y otras que ya había conocido el día que Willmer le pidió a América que se casara consigo, recuerdo para la lista de experiencias más incómodas de Dominic.

Una castaña, la novia de Harry (aunque ninguno de los dos lo aceptaran diciendo que sólo eran amigos, ¿los amigos se besan?) se puso de pie, habían cruzado unas cuantas palabras cuando Harry la llevaba de acompañante, todos lo miraron con miradas escrutadoras.

-¿Cómo está? -le preguntó cuando Alaska ya se había acercado más a él.

-Los doctores han logrado sacarla de peligro, sigue en coma y no saben para cuando despertará, puede que sean meses Dominic. -Tras la fachada dura que Alaska veía en el rostro de Dominic se escondía un dolor emocional que a cualquier ser humano le haría estragos a su tranquilidad.

-¿Cómo están mis hijos?

-No son tus hijos Dominic, tienes que dejarla en paz, ellos se lo merecen -dijo Alaska también abogando por su amigo Willmer. Dominic se dió cuenta en ese momento que estaba solo, mientras él se hundía en su sufrimiento años atrás tras perder una relación con la mujer que amaba para luego afrontar su asesinato, el de la misma chica que se había burlado de él acostándose, siéndole infiel con su propio amigo, no le quedó de otra y se hundió en la miseria mientras Willmer corrió con la suerte de ser salvado por el ángel rubio, tenía amigos, tenía a su padre, tenía lo que a él le hacía falta, tenía amor, amaba y era amado.

El doctor Baker entró de nuevo en la sala de estar, la madre de América se puso de pie con las piernas temblorosas, Will les avisó por la noche y sin esperar más tiempo Alicia y Dave inundados de preocupación por su hija tomaron el primer vuelo que no duró más de seis horas, por la mañana ya se encontraban junto a los demás en la sala de espera ansiosos por buenas noticias. Ya era más de las doce del día, su pequeña hija llevaba casi un día en coma y les parecían un millón de años.

-Hemos hecho lo posible para suministrarle a la paciente los medicamentos para ayudarle a bajar la hinchazón interna de su cabeza, mi hijo se hará responsable al pagar todos los gastos, no hay nada más que hacer por el momento, pueden ir a sus casas. El día de mañana hay más posibilidades de que puedan pasar a verla, cuando los órganos, especialmente el cerebro se encuentren en la normalidad le haremos las pruebas correspondientes para saber que posibilidades hay que despierte, se golpeó en la sien, un lugar que es muy delicado, un poco más y el golpe hubiera terminado siendo un hematoma epidural con hemorragia interna, esto hubiera terminado con su vida, no cabe duda que América es una jovencita muy fuerte. -La madre de América entre lágrimas se negó a irse, su marido fue a recibir al aeropuerto a Zac y a su novia mientras los demás fueron a comer, tomar una ducha y a dormir, la boda estaba próxima, una boda que no se realizaría, quizá jamás, como quizá jamás despertaría América de la inconsciencia, quizá...

Alaska le envió un mensaje a Will notificándole lo que el doctor había dicho, Will tenía la esperanza de que América despertaría, después de todo la esperanza es lo último que se pierde.

-¿Tú quién eres? -Escuchó Dominic a sus espaldas, volteó y era un tipo con un ligero acento foreño, cabello café oscuro, igual de alto que él, rondando su edad, con unos veinticinco o veintiséis años, al mirarlo a los ojos vió los de América, supo inmediatamente de quien se trataba, tenía que ser uno de sus hermanos-. Te he visto llegar muy preocupado a la sala y hablar con Alaska -terminó de decir. Dominic recordó que iba detrás de Alaska para que le diera detalles de como sucedió el accidente, pero tampoco podía dejar al tipo con la palabra en la boca. Con la última frase que había pronunciado el tipo notó que los demás notaban y podían ver sus emociones, algo que no solía pasar, hablando de América y tratándose de ella tal parecía que le era imposible dominar el tema.

-Soy Dominic Winter. -"El padre de los hijos de América, tus sobrinos", se imaginó contestando-. Soy un amigo de América, ex jefe.

-Mucho gusto, yo soy Taylor, ella es mi amiga Fiorella, te saludaría pero no sabe hablar inglés. -La chica a su lado dijo algo a lo que Dominic le pareció italiano, no sabía hablar el idioma al cien por ciento pero sabía entablar un saludo formal y así lo hizo para sorpresa de Taylor que se enfrascó en la pequeña conversación inmediatamente.

Por su parte a Taylor le pareció interesante que su hermana tuviera un amigo como Dominic, sin ofender él veía a su futuro esposo y demás amigos muy fanfarrones, le parecía bien que se juntara con el tatuado. Que equivocado estaba, eran demasiadas lágrimas las que su hermana había llorado por Dominic, en unos meses de conocerlo había derramado más lágrimas de dolor, de tristeza, que todas las de felicidad que Will le había sacado. Después de la corta presentación tomaron caminos diferentes, pensamientos diferentes, acciones diferentes por personas aún más diferentes.

Dominic al llegar a su mansión se dirigió a su gimnasio donde sin guantes y ningún tipo de precaución golpeo consecutivamente el saco de boxeo una y otra vez hasta que sus nudillos estuvieron en carne viva.

Willmer se encontraba en una situación similar, golpeando al hombre que estaba atado de manos y pies en una silla en el sótano de una de las tantas casas que tenían para hacer ese tipo de "trabajos". Se imaginaba que era Dominic, el hombre no podía gritar por piedad puesto que tenía puesta una mordaza que sólo dejaba escuchar sollozos ahogados. Cuando Willmer sació sus impulsos tomó su arma, la misma con la que había ido a buscar a Dominic y le disparó al sujeto en su frente, a la altura de ceja y ceja, el tiro de gracia creyéndose apiadado de él, el arma tenía silenciador por lo que no se escuchó nada más que la bala rompiendo el aire con fuerza y rapidez para luego enterrarse en su piel, en su carne, en la vitalidad de su cuerpo que poco a poco fue perdiendo.

-Eso te pasa Dominic por meterte con mi mujer -le dijo al oído al cuerpo inerte, muchos diríamos que Willmer estaba perdiendo la poca cordura que quizá nunca tuvo ¿o no? Era un tipo que solía ser demasiado bueno para creerlo, para ser verdad, la ingenua de América creía que había conocido al hombre ideal, al chico perfecto, pero... ¿sería eso cierto?

Como dice el dicho: Mejor malo por conocido que bueno por conocer.
N/A.

Capítulo para : FannyChavezEsquivel y VivianaRubianoHenao,

Mte
Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora