Viernes 20 de octubre del 2017.

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—Levanta un poco la barbilla América. —Hago lo que me pide, estoy en el estudio de una diseñadora de vestidos de novia que ha volado desde Francia para diseñar mi vestido, han pasado un poco más de tres meses de aquel día que perdí a mi Ángel, mi vientre es pequeño pero ya notable con cuatro meses, casi cinco.

El color que he elegido para mi vestido es un rosa bajo combinado con blanco, el encaje realza la parte del corsé que será cambiado de tela a una que moldee mi vientre mientras el corte de abajo es estilo sirena dejándolo a la altura de las rodillas para que sea más cómodo y pueda caminar con mayor fluidez, tiene un tul casi transparente que cubre de mis rodillas que es donde se encuentra el corte sirena hasta la punta de mis pies de la parte delantera y de la parte trasera es largo como los comunes vestidos de novia, tiene las mangas trasparentes que llegan hasta mis muñecas donde tiene incrustados pequeños diamantes que desprenden brillos de todos los colores en la habitación, combinando con mi anillo de compromiso, en un mes y medio será la boda para ya pasar las fechas  navideñas como esposos. Alaska ha entregado personalmente las invitaciones, otras las hemos enviado por correo para la familia y amigos que viven en otros estados, un diseñador grafico ha creado la invitación digital para la familia que vive en otros países, como mis hermanos y mi familia de España. Aún no sé si con seis meses pueda viajar a España donde será nuestra luna de miel, es un país que amo porque ahí nació mi madre y el resto de su familia.

La isla en San Juan de Gaztelugatxe siempre será mi sueño, uno que Will quiere hacer realidad, le agradezco por ello. Me imagino caminado, viendo tal majestuosidad de la naturaleza, el color hermoso del agua, la vegetación y  los arcos de piedra naturales.

Mi hermano Taylor ya ha terminado su posgrado en Italia pero no volverá a nuestro país hasta que sea mi boda, está luchando por Fiorella, y de verdad espero que acepte ser su acompañante en mi boda, porque presentarla a la familia en tan especial ocasión significa que de verdad va en serio con ella.

—¿Estás lista para mostrarles tu elección? —me pregunta Jamie, ese es el nombre de la diseñadora europea. Asiento con la cabeza. Camina y comienza a jalar las cortinas de manta beige, estoy parada sobre una base de madera en forma circular como si estuviera modelando el vestido. Las cortinas se terminan de abrir; mi madre, Alaska, Florence y Allie se ponen de pie al verme. Mi madre tapa su boca para callar un sollozo, sus ojos se nublan con las lágrimas no derramadas hasta que le es imposible detenerlas y les deja el camino libre por sus mejillas.

—¡Te ves como una princesa! —exclama Alaska.

—Te ves... No hay palabras. —Su sonrisa se agranda después de haber susurrado aquello, en sus ojos de pestañas largas se ve la sinceridad de sus palabras, Allie.

—Te queda hermoso. Que maravillosa elección. —Florence mese su cabello asintiendo.

La diseñadora se acerca con una corona estilo princesa, dorada que parece ser de oro auténtico, con cuidado la coloca en mi cabeza y acomoda un velo que cubre las ondas de mi cabello que ha crecido tanto que me llega un poco más abajo de la cintura.

—Yo no he pedido la corona —le digo mientras ella sigue acomodándola.

—El novio dijo que te la diera porque eres su princesa. —Me da una sonrisa y le regreso una de vuelta, no puedo estar más contenta.

—Da una vuelta para que te vea bien —pide mi madre secando a su vez sus lágrimas, hago lo que pide quedando yo así de frente con un espejo que cubre toda una pared, es ahí donde me veo, de pies a cabeza dentro de mi vestido de novia, una sola lágrima corre por mi mejilla, la felicidad me abruma y es algo exquisito. —Mis amigas y mi madre se acercan a abrazarme, dándome su apoyo, su amor, me siento la persona más dichosa, la mujer más feliz del universo.

Mi madre toma el viaje de vuelta a New York, sólo ha venido para estar presente en la prueba del vestido, no volverá a San Diego hasta unos días antes de la boda. Después de dejarla en el aeropuerto y verla abordar su vuelo regresamos a casa, ya es tarde pero los preparativos necesitan nuestro tiempo libre.

—Prueba este último y ya. —Lo hago—. ¿Y bien? —pregunta.

—Alaska sabe exactamente igual que el anterior.

—¡Este es de almendras América!, ¡faltan quince días para tu boda y aún no sabes que chocolate poner en la fuente!

—Es sólo chocolate Alaska, pon el que quieras —respondo.

—Ahora prueba este queso. —Florence me pasa un cachito de queso blanco incrustado en un palillo de madera, lo pruebo.

—¿Qué tal? —Arquea las cejas.

—Pues sabe a queso. —Me encojo de hombros, Alaska suelta un bufido y Florence ríe.

—Los pétalos que se lanzaran al aire serán ¿blancos o rojos? —pregunta Alaska con la pluma sobre el papel para anotar mi respuesta. Tomo de sus manos la libreta y comienzo a contestar la lista que ella a encabezado como: "Cosas que necesito preguntarle a América".

1.- ¿Color de pétalos para lanzar al aire? R= Blancos.  —Garabateo con fluidez en manuscrita.

2.- ¿Canción del primer vals? R= A thousand years de Cristina Perri. —Escribo no dejando de lado mi fanatismo por Twilight de Stephenie Meyer, de alguna forma tenían que estar en mi boda una de las sagas que marcó mi adolescencia, cuando era lectora de hueso colorado por los libros de ciencia ficción y nada mejor que la canción de Edward Cullen y Bella Swan.

3.- ¿Amigo sexy qué le presentarás a tu mejor amiga? R= Ninguno. —Suelto una risotada.

4.- ¿Jabón líquido o en barra? R= Líquido (olor a fresas y lavanda).

5.- ¿Los floreros con agua potable o de la llave? R= Potable. —Que preguntas más raras, no quiere que se le pase ningún detalle, esto es algo que se hace, no se planea, pero no le digo nada, lo hacen ambas para que todo salga bien.

6.- ¿Le lanzarás el ramo a tu mejor amiga a propósito para qué se case de una buena vez? R= Quizá...

—¿Ya has contestado la número seis? —pregunta Alaska aún con el libro de tonos para elegir los centros de mesas y los manteles de estas mismas en las manos.

—Puede que sí... —No termino de hablar cuando ya me ha arrebatado la libreta de entre mis manos.

—¿Quizá...?, ¿o sólo es un sí disfrazado de un "quizá"? —Florence a su lado lee la pregunta de la que me está montando una escena Alaska. Pienso que la va decir que no sea dramática cuando:

—Puso quizá porque tal vez me lo lanzará a mí.

—¿Eso es cierto? —me pregunta Alaska.

—Lo único que les diré a ambas par de locas es que no pienso hacer trampa, que la suerte y el destino elija cual de todas las invitadas será su próxima boda pues a esa será. —Alaska sigue haciendo pucheros como bebé emberrinchado pero sabe que no hay más discusión del tema.

N/A.

Capitulo dedicado para: vvsmelpvv..
Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora