Lunes 10 de julio del 2017.

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Entrante de mi amor Will: Por favor, sé que estás despierta, háblame.

Leo el mensaje de Will, me conoce tan bien. Pero no me dispongo a contestar y ahora sí que le aplico el famoso visto. Mi celular suena con la llegada de un nuevo mensaje. Desbloqueo la pantalla para leer que más ha enviado.

Entrante de desconocido: Baja por favor, estoy en las puertas del recibidor, quiero, necesito hablar contigo.

Releo el mensaje del número desconocido. Llega un segundo mensaje de ese mismo número.

Entrante de desconocido: Soy Dominic, por favor América.

Leo la suplica y mi piel se eriza. Con la idea clara de que estoy haciendo algo estúpido me pongo una fina y delgada bata de satén rosa y como ladrón salgo de puntillas sin hacer ruido para no despertar a mis mejores amigos. Reviso la hora antes de bajar por el elevador, las dos de la madrugada.

Cuando las puertas del elevador se abren me dirijo a la entrada. El portero tiene lentes de sol para simular que vigila mientras duerme, típico pero esta vez a mi favor, aunque no es nada malo lo que estoy haciendo, aunque quizá Will no piense de esa forma.

—¿Tú eres América? —me pregunta la chica de cabello púrpura que está al lado de Dominic, la recuerdo levemente de aquella vez que me dirigía a la oficina de Dominic la primera ocasión.

—Sí, ella es América, Pamel —la voz de Dominic suena ebria.

—Te espero en el auto —le dice la chica yéndose y subiendo en el asiento de copiloto del que supongo es el auto en el que han llegado.

—¿Estás drogado? —le pregunto viendo sus ojos rojos.

—Sí —responde sin vergüenza, no sé que decirle, sólo lo observo—. ¡No me veas así, no me juzgues sin conocerme! —exclama.

—Estás drogado, lo que quieras decirme vuelve otro día y sin esa cosa en tu organismo.

—¿Te asustas por qué consumo cocaína? Pues si no lo sabías tu noviecito es el que la distribuye.

—Sí, lo sé, pero no lo estés diciendo así y aquí —le debato mientras observo que nadie lo haya escuchado, por suerte la calle está solitaria y sólo nosotros somos la excepción.

—¿Lo sabes y aún así no lo has dejado?

—¿A que has venido Dominic? —respondo con otra pregunta.

—Lo has perdonado. —Deduce por sí mismo, se acerca más a mí y toma mi rostro entre sus manos—. ¿Dé qué libro de ficción has salido para ser perfecta? —No puede estar hablando en serio, es la droga en su sistema, eso me enoja mucho.

—No sabes lo que dices Dominic.

—No has pensado que si me habrías conocido a mí primero... ¿Me habrías perdonado? ¿Te habrías enamorado de mí? Yo estaba en el mismo camino que Willmer y era mucho mejor que él, no sé, tal vez de esa forma yo sería el padre de los bebés que crecen aquí —Toca mi vientre con una de sus manos e instintivamente doy un paso atrás librándome de que sus manos sigan tocándome.

—Basta Dominic... Malditamente no puedes estar hablando en serio. Yo no te agrado, me repudias, estás actuando tan extraño, no sé porque estás diciendo esto, estás mal Dominic.

—No sé porque pero me dueles ¿sabes? Pude haber sido el primero y único en tu vida, pero huiste, huiste de mí, quizá viste lo podrido que estoy y no te culpo por ello. —Limpio la lágrima que se desliza por su mejilla, puede que esto sea un sueño, uno desagradable, esto parece una estúpida broma.

—Fue un error tener sexo Dominic, lo hecho ya es así, no lo podemos cambiar, la vida sigue y lo más seguro es que te odiarás mañana por lo que hoy estás diciendo.

—No te preocupes por eso, ya me odio desde siempre. Además para mañana estaré muy lejos de ti, de aquí. Eso me recuerda a que he venido, te pido perdón, por todo, de verdad América, esta será tal vez la última vez que me veas.

—Está bien, te perdono por todo lo que has hecho y por cada palabra hiriente —digo de corazón, el recuerdo de como me ha tratado duele, pero no puedo vivir con remordimiento, está saliendo de mi vida, lo que he pedido al cielo se vuelve realidad. No me hago del rogar, simplemente accedo fácilmente.

—Gracias. —El silencio invade la acera hasta que la chica de cabello púrpura toca el claxon metiéndole prisa a Dominic.

—Mucha suerte —le deseo.

—Feliz matrimonio —responde él viendo mi mano izquierda donde en mi dedo anular reposa el anillo de compromiso.

Da media vuelta...
Y se va...
Y me duele...
Y no debería doler...
No debería ser así...
Debería estar feliz...

Y aunque al verlo irse debería ser la liberación de mis congojas, la situación es distinta, por el contrario me cruzo de brazos sintiendo que hay más palabras que decir, más revelaciones, debería decirle que es padre. No me puedo dejar llevar por la empatía de un tipo terriblemente cruel que se vuelve un poco azucarado con droga y alcohol en su sistema, quizá cuando los efectos se desvanezcan el monstruo que suele ser vuelva a tomar posesión de sus palabras, emociones y pensamientos, regresará a ser el Dominic irrespetuoso que conozco, el Dominic que siempre que estoy a su lado me hiere.

La chica del cabello púrpura se pasa al asiento del piloto no sin antes dedicarme una mirada que si fueran cuchillas ya estaría agonizando en el suelo con cientos de puñaladas. A duras penas Dominic se sube al asiento del copiloto y eso basta para que la chica pise el acelerador y salgan derrapando llanta por la ya no tan transitada calle.

—Se término algo que nunca empezó. —Dejo la frase flotando en el aire nocturno. Regreso al recibidor, el portero sigue en la misma postura sólo que se le han recorrido los lentes por el puente de la nariz haciéndose notorio que tiene los ojos cerrados, casi puedo escucharlo roncar. Niego con la cabeza y llamo el elevador, aún no puedo hacer esfuerzos como para subir las dos pisos en escaleras, con mencionar que ni siquiera debería estar de pie, pero como siempre la curiosidad mató al gato.

¿Debería estar contenta? Desde mi perspectiva tendría que ser afirmativa la repuesta, sin embargo no lo es, es como si estuviera perdiendo algo que nunca fue mío, y es una sensación jodidamente extraña e inquietante. Esta madrugada es lo único que quería que ocurriera en el trascurso de la semana anterior. Que Dominic me dijera que se alejaría, que me dejaría de una buena vez en paz. Y ahora que lo ha hecho quisiera volver a tener una pelea con él. Eso suena tan estúpido. Tal vez sea una jodida bipolar y a eso le sumamos las hormonas en desorden por el embarazo, sí, ambas combinaciones hacen a mi personalidad irracional un completo caos emocional.

Completamente en silencio logro llegar a mi habitación. El silencio se ve interrumpido por un grillo cantor que me saca de quicio después de escucharlo por más de diez minutos consecutivos sin que se calle, me remuevo otra vez por la cama fastidiada, tener sueño y no poder dormir me comienza a frustrar, despierta no hago otra cosa que revólver mis pensamientos a la par que mis emociones.

Así que le pongo solución, me adentro a youtube y pongo mi lista de reproducción automática llamada "canciones tristes", Camila Cabello suena con su primer sencillo completamente en solitario "crying in the club", cuando esta termina siguen las de Melanie Martinez, pity party, sippy cup, y la que me parte el alma por el abuso sexual infantil "a million men". Debería cambiar de lista de reproducción automática a la de mi cantante favorita, Becky G, no importa la letra de sus canciones, es mi favorita, siempre que las escuche me pondré de buen humor, mas no lo hago, porque duele, y el dolor es algo que me hace sentir viva, me hace sentir real. Me doy cuenta que las tendencias de auto-lesión han vuelto, desde los dieciséis no lo hacía, me da miedo que se me vuelva de nuevo una costumbre, y una muy mala.

N/A.

Capítulo dedicado para: JoelyRD,

Entre hoy y mañana los capítulos estarán publicados.

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora