1.6K 175 21
                                    

—Lo eras —susurro—, eso quiere decir que si el tal Black Widow ya vino por Will también lo hará por ti. Me llevaré a mis hijos, no pueden estar contigo Dominic, están en peligro. —Comienzo a caminar rumbo a las escaleras para ir a la habitación de mis bebés, la cabeza está que me da vueltas.

—Sé que es lo mejor —dice a mi espaldas, por lo que me da a entender que él también teme por su vida. Tropiezo en uno de los escalones, me agarro del barandal para no rodar por las escaleras tal cual telenovela mexicana, de esta manera sólo golpeo mis rodillas.

—¿Estás bien? —pregunta, me siento en el peldaño, él a mi lado.

—Estoy bien. —Giro mi cabeza para verlo, su rostro está cerca del mío, veo su mirada preocupada, pero también veo la mirada de aprecio que me brinda, me pongo de pie para crear distancia retomando mi andar hasta la cúspide de las escaleras. Camino hacia la habitación de nuestros hijos, Dominic camina a mi lado, abro la puerta esta vez sin equivocarme, una chica está sentada en una mecedora, es muy bonita, casi de mi edad, con un abundante cabello recogido en una coleta alta, su piel es bronceada y sus rasgos son sostificados, tiene en sus manos a Sofia.

—Hola. ¿Puedo cargarla? —le pregunto, es muy temprano para que esté despierta, Damon está durmiendo, seguro que Sofia será muy inquieta. La chica sonriente con hoyuelos en ambas mejillas se pone de pie entregándome a Sofia.

—Soy Keyla, niñera veinticuatro horas de los bebés, un gusto señora.

—Soy América, por favor, nada de señora.

—Oh bueno, América.

—¿Quieres trabajar conmigo?, fuera de esta casa, en otro lugar.

—Claro que sí, mi trabajo está dónde estén sus hijos.

—Me parece bien.

—Puedes retirarte a tu habitación Keyla si te necesitamos te hablaremos —le ordena Dominic a lo que ella obedece, cuando sale inmediatamente mi celular comienza a sonar, lo he prendido apenas unos minutos atrás y en el registro de llamadas pérdidas tengo tres pérdidas de Robert, esta es también de él, contesto mientras cargo con una mano a Sofia, es tan pequeña y delgada que no me cuesta ningún trabajo la postura.

—¿Robert?

—¡Dios mío América! ¿cómo éstas?, ¿has llegado bien?

—Tranquilo Robert, he llegado hacia ya hora y media, ya me encuentro en casa de Dominic con mis bebés.

—Bueno, eso sí me tranquiliza, he mandado a un chofer a ir por ti al aeropuerto para que te entregara las llaves de mi pent-hause y las de un automóvil, fracasó en su misión pero ya le he dado la dirección de Dominic para que te lo entregue ahí.

—Muchas gracias Robert, te deseo éxito en Córdoba.

—Precisamente voy llegando al nuevo hotel cariño, te imaginaba aquí, se siente mal no tenerte cerca, me has acostumbrado en tan poco tiempo a tu compañía.

—Puedo decir exactamente lo mismo Robert, gracias, te veo en unos días ¿verdad?

—Sí, el comercial se grabaría en México pero no hay problema en grabarlo en San Diego según me han dicho los productores, estoy en dos días por allá.

—Es bueno escucharlo, hablamos más tarde.

—Hasta más tarde muñeca. —Terminamos la llamada.

—¿Hoy es el entierro? —le pregunto a Dominic.

—Hoy, en un par de horas.

—¿Puedes marcar ha vigilancia para autorizar que entren por mí? —Asiente no muy convencido.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora