Inicia Narrador Omnisciente.

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El auto trató de frenar pero le fue imposible, el camaro blanco se había saltado el semáforo en rojo llevando una velocidad de la que le fue imposible no impactar contra el.

El joven tatuado se bajó de su automóvil deportivo, no tenía por suerte ninguna herida grave, con prisa marcó a una ambulancia. La gente comenzó a acercarse y los autos transitaban lento a su alrededor por unos curiosos conductores que querían saber que había pasado.

El chico con el corazón acelerado abrió la puerta del copiloto para ver si podía ayudar al conductor que no había salido del auto señal de que estaba herido o quizá inconsciente, tal vez atrapado, la bolsa de aire no había salido para amortiguar el golpe, la chica además no tenía puesto el cinturón de seguridad, su cabeza reposaba sobre el volante, sus brazos lánguidos caían a sus costados, el chico de cabello castaño se acercó y movió un mechón de su cabello rubio para mirarla a la cara. Era una chica privilegiada en belleza, tenía un golpe en la sien, de su nariz salía un canalillo de sangre que había manchado su camisa blanca.

El miedo lo invadía, cada vez más la chica respiraba menos. A lo lejos como fondo se escuchaban las sirenas de las ambulancias junto a las provenientes de las patrullas. Siguió observando a la chica, sabía que no debía moverla pues él no era el indicado para hacerlo, se maldijo así mismo por no haber tomado el concejo de su padre de dejar que le enseñará primeros auxilios. La observó viendo su vientre abultado, eso hizo que su preocupación aumentara. Las ambulancias habían llegado pocos minutos después, los paramédicos se bajaron de prisa para atender a la joven muchacha a su vez los policías esposaban al joven con violencia diciéndole que se quedara callado, los reporteros aprovechaban la ocasión para tomar fotos de la escena.

"El modelo Robert Baker ha mandado a una chica al hospital gravemente herida tras un choque de automóviles donde él salió ileso". Robert se imaginaba el encabezado de las revistas de los cotilleos y los periódicos internacionales, en ese momento lo más importante era que la chica la librara, aunque por la situación lo veía difícil.

La chica fue llevada de emergencia al hospital, los paramédicos se movían por el corto espacio de la ambulancia para hacer que la chica llegara con vida al hospital, le colocaron una mascarilla de oxigeno hasta llegar a las puertas de emergencia donde en la camilla a toda prisa fue trasportada a una habitación, los doctores corriendo de aquí para allá para tratar de salvarla.

Robert estaba sentado dentro de la fría y solitaria celda, tenía una opresión en el pecho cada vez que cerraba los ojos y la veía a ella, su piel pálida con unos labios carnosos y detrás de un par de párpados con pestañas tupidas escondiendo unos ojos de quien sabe que color. Se pasaba las manos por el cabello repetidas veces desordenándolo a su paso. Ya había marcado a su mánager para que fuera a sacarlo de ahí, sabía que su padre le pondría la regañina de su vida cuando se enterara, no le gustaba pensar que la chica era la culpable del accidente —que esa era la verdad— pero tampoco podía culparse así mismo, eso sería pagar una sentencia que él no estaba dispuesto a pagar aunque podría hacerse responsable de todos los gastos económicos que fueran requeridos.

Un policía con un manojo de llaves se acercó a la cerradura, no había pasado más de una hora en aquel horrendo lugar.

—Han pagado su multa, puede irse.

—Gracias —respondió Robert serio, ese policía era uno de los que lo habían obligado a subirse a la patrulla con violencia, algo que debería ser sancionado, lo dejó pasar teniendo en mente irse de ese lugar lo antes posible rumbo al hospital, tenía, era como un deber de obligación saber como estaba la rubia.

En la entrada de la comisaria ya lo esperaba su mánager con cara de pocos amigos, estaba molesto.

—¿Nos vamos? —preguntó Robert al pasar a su lado sin detenerse. Su mánager lo siguió unos pasos por detrás negando con la cabeza, Robert tenía que dejar de meterse en tantos problemas o echaría a perder su carrera de modelaje. Ambos subieron al automóvil, Robert del lado del copiloto y ya sabrán de que parte su enojado mánager.

—¿Qué has hecho para qué me soltaran tan pronto?

—He ido a la zona del accidente, busqué a unos testigos para que testificaran por ti, además pagué una multa demasiado elevada para que te dejaran salir, esos malditos sólo querían el dinero.

—Llévame al hospital donde está ella —ordenó Robert ignorando por completo la respuesta anterior que le había dado su mánager; Jonh soltó un sonoro suspiro girando el volante a la derecha rumbo al hospital cuando una pregunta cruzó por su mente, su conciencia lo llevó a formularla, conociéndose a sí mismo si no lo preguntaba le daría una y mil vueltas más en su cabeza.

—Robert... ¿Hiciste esto por publicidad sin medir las consecuencias?

—¿Qué dices Jonh?, claro que no, no iría tan lejos, aquella vez que fingí estar pasado de copas y di una entrevista, esa vez si fue publicidad, pero jamás con algo tan grave, es cierto que estoy medio loco, pero no para hacer esto, no estoy loco a ese nivel. —Robert parecería decir aquello tan indignado que no se dio cuenta cuando Jonh estacionó en el estacionamiento del hospital donde trabajaba su padre.

—¿La trajeron aquí? ¿Estás seguro?

—Robert, el hospital es tan grande que dudo mucho que te cruces con tu papá. —A regañadientes Robert bajó del auto con Jonh a su par, caminaron en silencio hasta el interior del hospital donde se acercaron a la recepcionista para pedir información.

—¿Podemos saber la habitación de una paciente? —le preguntó Robert con una sonrisa ladeada, ella asintió con la cabeza, lucía nerviosa, quizá lo había reconocido.

—¿Nombre de la paciente? —Robert regresó a ver a Jonh para saber si él lo sabía porque de por su parte la respuesta era negativa.

—América Castañeda —respondió Jonh. La recepcionista tecleó el nombre en la computadora.

—Que bonito nombre, le queda, ella es hermosa.

—Sí y tiene seis meses de embarazo —respondió Jonh a lo que Robert se dio cuenta que había pensado en voz alta, puso los ojos en blanco mientras la recepcionista por fin daba la ubicación de la chica rubia.

—En el sexto piso, sala de espera cuatro, ahí se encuentra reunida la familia, eso quiere decir que la paciente está en estado de alto riesgo.

N/A.

Capitulo dedicado para: alittlepopcorn05

Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora