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—¿Y los bebés? —pregunto ignorando su tono de súplica, o por lo menos trato de hacerlo.

—Están durmiendo —responde.

—Subiré a verlos, vuelvo mañana. —Salgo de la cocina, Alaska está parada en la entrada de la sala de estar con la vista en sus tacones azules eléctricos. Subo los peldaños de las escaleras a la vez que marco el único número que tengo registrado en mi celular.

—¿Robert puedes volver por mí ya?, espero no estés tan lejos, siento que haya sido tan pronto y las molestias.

—No te preocupes sigo fuera, sal cuando quieras aquí estaré esperándote.

—Gracias, sólo cinco minutos. —Cuelgo el celular metiéndolo de vuelta en mi bolsillo, tomo el picaporte y me adentro en la habitación. Mis hijos están dormidos, siento horrible tener que despedirme prometiéndoles venir mañana, salgo de la habitación encontrándome con Dominic en el pasillo.

—¿Por qué te iras por tanto tiempo?

—Por trabajo, te pido por favor cuides bien de ellos.

—Siempre lo hago.

—Volveré mañana, antes de irme ¿podrías darme números telefónicos qué tengas de mi familia?

—Sí, bajemos a la cocina. —Su chispa se ve apagada, en silencio bajamos. No hay rastro de la castaña ni del pelirrojo—. Te ofrezco ¿Agua? ¿Café? ¿Refresco?

—No gracias, llevo prisa.

—Sí, supongo que no quieres hacer esperar demasiado a Robert.

—Sí, es por eso —acepto de forma inconsciente. No veo su reacción, está buscando algo en la alacena de espaldas a mí pero puedo escuchar un suspiro pesado de su parte. Se sirve un vaso de jugo nuevamente artificial de naranja y aunque no he pedido que me sirva, lo hace, creo que está tratando de alargar el tiempo, el porque lo desconozco. Se sienta en el taburete frente a mí en la barra, de una libreta que no sé de donde ha sacado comienza a traspasar números y nombres a otra hoja de papel que supongo es la que me dará.

—Toda tu familia se quedó muy preocupada, deberías contactarte con ellos cuanto antes. —Me tiende el papel, sin querer rozo su piel y una oleada eléctrica me recorre completa.

—Lo haré gracias. —Doblo la hoja en cuatro y la guardo en uno de mis bolsillos poniéndome de pie—. Sé que es una gran responsabilidad la que estoy dejando en tus manos y sé que los seguirás cuidando igual de bien, siento los problemas que te he podido causar, ya no tengo deseos de lastimarte, de tener una venganza contra ti y lo he pensado, te perdono de lo que me hayas hecho en el pasado, quiero irme a iniciar este trabajo con el pie derecho, sin ninguna atadura que amargue las experiencias que tomaré, me entristece dejar a mis hijos, pero seremos padres solteros, cuando estén conmigo quiero tener que ofrecerles, por ahora sólo he podido traer unas cuántas cosas que he dejado en la sala que espero les puedan servir, no dispongo de más, pero cuando lo tenga les daré todo, esa una de las principales razones por las que me voy.

—No necesitas irte para que a ellos nunca les falte nada Meri.

—Sí, lo necesito porque quiero hacerlo, tomar nuevos rumbos.

—Te agradezco que antes de irte me hayas brindado el perdón, si te vas a ir, vete tranquila, estaré aquí junto con nuestros hijos para cuando vuelvas.

—Gracias. —Acorto la distancia y sintiéndome tranquila me permito darle un abrazo con el alma. No es una despedida, siempre estaremos unidos por dos corazones latentes.

—Nos vemos luego —digo al separarnos.

—Hasta pronto Meri.

—Conozco la salida —digo yéndome, dejándolo en la cocina con un baso de cítricos con vitaminas C también artificiales. Robert al verme se baja a abrirme la puerta.

—Gracias. —Le sonrío, el besa mi mejilla en respuesta. De camino a su pent-hause anoto todos los números de mi familia en mi celular y la culpa de no sé que comienza a inundarme.

N/A.

Capitulo dedicado para eliannysMOSEG,

Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora