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La música de Alessia Cara se ve interrumpida por una llamada entrante, aún estoy que ardo y no sólo en el sentido literal. Estaciono en frente de un local de Chilly Ribbons, la primera llamada ha saltado al buzón y la segunda la respondo al primer pitido.

—Lo siento vale, ¿dónde están Meri? He tratado de seguirte pero te has perdido de mi vista entre el tráfico.

—Sigo muy molesta Dominic.

—Lo comprendo, pero no quiero irme a casa sin saber como te encuentras.

—Estoy bien. —Suelto un suspiro—. Estamos fuera de un Chilly Ribbons de Westwood bulevar, ¿sabes dónde es?

—Sí, claro, en cinco minutos estoy ahí.

—Date prisa que quiero que me compres un helado.

—A la orden capitana. —Cuelgo la llamada negando con la cabeza ¿qué estoy haciendo?

Los minutos pasan volando y por el espejo retrovisor logro ver a Dominic estacionado detrás de mí. Me bajo cuando el viene en mi encuentro y me ayuda con los bebés, esto es tan complicado, no sé como lo haría yo sola, o como es que lo hace Keyla.
Con Sofia en sus brazos y en los míos Damon se acerca a mí y me abraza.

—Lo siento, te compraré una blusa nueva.

—Ese no es el problema Dominic, es la acción, no fui una perra fría sólo porque sí, me defendí, he aprendido a elegir lastimar antes de que me lastimen, eso te incluye a ti también, así que es una oportunidad Dominic, aprovéchala de verdad, que es la única que tendremos.

—Es lo que haré, no perderé ni un segundo más de tiempo. —Me aparto antes de que sus labios envuelvan los míos.

—¡Genial! Ahora quiero un helado, andando. —Me encamino al local con el detrás de mí, consecutivamente después de entrar en el local y formarnos en la fila por fin podemos pedir nuestros helados.

Una vez servidos nos sentamos en una mesa de ahí mismo y turnamos nuestras acciones entre comer helado y estar al pendiente de nuestros risueños hijos que no dejan de sonreírle a la gente que pasa y los alaga.

—¿Me puedes firmar mi blusa? —Levanto la mirada a la chica de gafas tipo nerd que sonríe liberando sus braquets .

—Claro —respondo.

—Oh, disculpa, no te hablaba a ti, le hablo a él. —Señala a Dominic. Abro la boca cuando ella se dirige de nuevo al pelinegro—. He leído tu artículo completo, el que ha sido publicado por Grandes Novedades, es verdaderamente sorprendente lo que haces a tu corta edad, eres el ejemplo a seguir de todo mi grupo en la facultad de San Diego, estamos matriculados en administración de empresas y constantemente los profesores hablan de ti y tu preparación, eres como un ídolo, creo que ya estoy hablando demasiado, disculpen es sólo la emoción. El mes pasado estuve en una conferencia que dio a las afueras de Malibú, fui la que gané el pase para conocerlo, entiendo completamente que estuvo muy ocupado para recibirme, y bueno, una firma suya en mi playera me asentaría de maravilla, ¿podría firmarla por favor? —Dominic me regresa a ver con una ceja arqueada.

—Dominic, firma su playera —le animo. Se levanta y con el rotulador sharpie coloca su firma sobre la camisa verde neón de la chica.

—Gracias, eres tan lindo. —Suspira—. Supongo que para ti ha de ser un privilegio ser su novia.

—¿Cómo? —le pregunto con una sonrisa divertida.

—No —interrumpe Dominic—, por el contrario, el privilegio es todo mío. —Me guiña un ojo al terminar de decir aquello, mis mejillas se tiñen de rojo.

—¡Aún más lindo de lo que pareces! ¡Dios, sólo por conocerte hoy fue mi día de suerte! —exclama entre la euforia—. Ha sido todo un gusto verlos pero me tengo que marchar.

—No te preocupes —dice Dominic.

—No si no me preocupo de nada, justo ahora estoy tan feliz como para preocuparme por algo, yo los dejo, sigan en lo suyo ¡que se diviertan! —Y es así tan rápido como llegó tan rápido como se fue.

—¿Qué fue eso? —le pregunto divertida.

—Ni siquiera yo lo sé, es la primera vez que me sucede algo así. —Se encoge de hombros. Su ceño se frunce cuando ve que ya no estoy nada divertida, la situación a dejado de hacerme gracia.

—¿Me acompañarás? —le pregunto.

—¿Ha donde?

—Donde mi tío.

—¿Tienes un tío aquí en San Diego?

—Si dentro de un penal cuenta... Entonces la respuesta es afirmativa.

—¿Tú tío fue el qué? —Deja la pregunta a medias, su rostro se ha ensombrecido.

—Sí, aún no recuerdo el porque está aquí en San Diego y no en New York, pero si recuerdo que era mi tío y chofer de mi familia, recuerdo que tan pequeña era y las cosas que solía hacer en mi cuerpo.

—Cuando tuvimos sexo eras virgen, sangraste ante la ruptura del himen Meri.

—No recuerdo que haya habido penetración, pero si fue el caso necesito preguntárselo, he leído en internet que cuando las violaciones son en niñas pequeñas, el himen no se reconstruye pero cuando son mayores y tienen un encuentro sexual algunas de ellas sangran por el trascurso de largo tiempo del suceso y la edad, tal vez eso sucedió conmigo.

—Imposible, tú misma me lo dijiste, yo fui el primero y no sé para que quieres ir a ver a ese tipo a la cárcel, es un maldito que le debieron dar pena de muerte.

—Sí, casi se la dan, se ha salvado por muy poco, en su lista de violaciones están sus propias hijas, es decir mis primas, si es que no estoy equivocada. Creo que por fortuna hablé a tiempo, no lo suficiente como debí haber hecho pero por lo menos logré que no pasará a un nivel más grave, así evite que siguiera abusando de mis primas y de que más niñas se sumaran a su lista.

—Es como la trama perfecta para un libro de terror, pero aún no comprendo porque quieres ir a verlo, eso sólo te lastimará.

—Al contrario Dominic, es para superarme, para lograr superar el dolor, lo he hablado con la psicóloga, me ha dado bandera amarilla para hacerlo, tengo que tomar mis medicamentos e ir con una persona de mi agrado, por eso te lo pido a ti Dominic, por favor.

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Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora