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Parpadeo un par de veces dejando por última vez mis ojos abiertos.

-¿Cómo te sientes? -Ladeo la cabeza en dirección de Dominic que sostiene mi mano.

-Me siento bien. -Sostengo con más fuerza su mano en la mía-. La puerta se abre y entra un par de oficiales uniformados.

-¿América Castañeda?

-Sí, soy yo.

-Le entregamos esta carta de despedida de Willmer Rowd, el señor Daylan Rowd ya se ha entregado y declarado sus crimines, el caso está cerrado con la muerte de Black Widow jefe de una importante mafia británica, si teme por su seguridad háganoslo saber y le pondremos seguridad hasta que se sienta más tranquila.

-Así está bien, gracias. -Tomo entre mis manos temblorosas la carta de despedida que me ha escrito Will.

-Entendemos que la carta era confidencial sólo para conocimiento de usted, tomando en cuenta la seriedad del asunto, la carta ha sido leída por las autoridades correspondientes, no es más que una carta de amor, la dejamos sola, hasta luego. -Se despiden dejándonos solos.

-Dominic ¿podrías dejarme un momento sola?

-Tengo algo muy importante que decirte Meri.

-Por favor Dominic, no me hagas repetirme.

-Claro. -Poniéndose de pie sale de la habitación no del todo a gusto con mi respuesta, pues que sepa que no estoy aquí para complacerlo. Saco la hoja del sobre, la desdoblo y con un nudo la comienzo a leer en voz alta imaginando que es su vos personalmente la que lee para mí.

»Hola mi chica rubia, mi chica bonita, mi chica inteligente, sí, sobre todo muy inteligente. Por medio de esta carta quiero hacer mi despedida, sé que no me recuerdas, pero siempre estaré en tu subconsciente, cuando los recuerdos lleguen a ti seguramente te sentirás un poco culpable de un par de decisiones y acciones que has tomado, no te culpes por favor, te llevo en mi corazón como la única mujer que amé, que amo, eres todas las piezas claves de mi rompecabezas, algún día recordarás la casa que compré para ti, he dejado en ella muchos sentimientos, muchas pruebas de que vivía sólo para ti, tú no tienes la culpa de mi muerte, nadie la tiene, búscame en tus recuerdos por favor, llega a mi corazón una vez más, vuelve a quererme aunque sea en la imaginación, quizá eso me haga sentir un poco mejor. No hay más letras de las que he escrito ya para decirte cuanto te amo, lo hago desde el día que te conocí, eres una chica fuerte y valiente, te vendrán grandes retos que sé sabrás resolver, soy la persona que más cree en ti, todo lo que he hecho es para librarte del peligro, espero me perdones de todo el dolor que te he causado, con amor infinito para toda la vida, Willmer. -Limpio mis lágrimas, siento que la carta va más allá de una carta de despedida, la siento como una incruzijada, como una carta de reencuentro. Una bombilla se enciende en mi cabeza, me pongo de pie, tomo mis pertenencias de encima de la mesa de alado y poniéndome mis tacones de nuevo salgo de la habitación.

-Tengo que recordar, tengo que recordar, tengo que recordar -susurro una y otra vez. Llego a las afueras del hospital saliéndome de este por segunda vez en mi vida sin autorización. -O por lo menos las dos que recuerdo-. Paro el primer taxi que pasa por el frente y me adentro en este.

-¿A dónde la llevo señorita? -Al instante de mis labios sale una dirección que me ha venido a mi mente a la velocidad de un rayo, el taxista emprende la marcha.

Marco inmediatamente a Keyla, no toma la llamada a la primera, acción que me hace temblar, vuelvo a intentarlo, al tercer pitido contesta, suelto un suspiro de alivio.

-Hola Keyla ¿cómo están?

-Muy bien América, los bebés han despertado, en unos quince minutos les toca tomar biberón, están muy tranquilos, no hay nada de que preocuparse.

-Me alegra escuchar eso, cuida de ellos por favor.

-Con gusto.

-Llego por la tarde, gracias.

-De nada. -Cuelgo la llamada viendo las calles de los Angeles pasar por la ventana, mi celular suena, al primer pitido respondo.

-¿Robert?

-¿Cómo estás muñeca?

-Bien, mejor, ¿cómo estás tú? -la voz me tiembla por la mentira de decir que estoy bien.

-Preocupado por ti, pero ya estoy a punto de tomar un vuelo de regreso a los Angeles.

-Eso es bueno, te estaré esperando.

-Te quiero América, cuidate mucho y salúdame al par de semillas de naranja.

-Pues en este momento están en tu pent-hause. Y bueno..., te diré la verdad, no sabes lo mal que me siento Robert, retiro lo que he dicho, que me siento bien, no lo estoy. -Sollozo a la vez que llevo una de mis manos para tapar mi boca.

-¿Qué tienes cariño?, dime, estoy aquí para ti.

-En la sepultura se desató el caos, estuve a punto de morir Robert, un tipo me... -Mi celular se apaga haciendo que la llamada se vea cancelada, si tan sólo no fuera tan despistada y no olvidara cargar mi celular, seguramente me evitaría un par de problemas, como dejar preocupado a Robert.

-¿En cuál de las casas la dejo señorita? -pregunta el chofer nervioso, quizá por la anterior e interrumpida conversación, quito la vista de mi muerto celular y la dirijo a las casas que se me hacen ligeramente familiares.

-Por aquí está bien. -El auto se detiene, recibo mi cambio dejando nuevamente una generosa propina por los percances y bajo. Caminando por la acera observo las casas de mi lado, extrañada sigo caminando por la banqueta cuando una de las casas llama por completo mi atención, siento que ya la he visto antes, incluso me puedo imaginar caminando hacia la entrada, no sé si mi cerebro me está haciendo una mala pasada, no me quedo con la duda, camino por el camino de cemento hasta la puerta, regreso a ver el césped, considero la opción de irme del lugar, porque bueno, no tengo en mente bien la idea que hago aquí, mas sin embargo toco con mis nudillos a la puerta, la cual se abre ligeramente, tomo el picaporte en mis manos empujando la puerta, sólo espero no estar metiéndome en la boca del lobo. La casa es hermosa, se encuentra amueblaba pero con sabanas blancas cubriendo cada uno de los muebles, me imagino, quizá es un recuerdo, encontrándome aquí con Will, la primera planta se encuentra vacía y él me habla al oído sobre los planes de boda, comienzo a subir los peldaños lentamente, lágrima tras lágrima, llego hasta el pasillo de paredes melón y abro la puerta donde recuerdo Willmer me enseñó sería la habitación de los bebés.

-Will... -susurro, él voltea quitando su vista de la ventana, corro hasta él y lo abrazo contra mi cuerpo, lloro en sus brazos, quiero que no sea un espejismo, quiero, necesito, deseo que sea real, casi puedo escuchar su corazón latir, pero justamente en este momento no sé distinguir lo que está sucediendo, si de verdad está pasando o es sólo una alucinación mía.

N/A.

Anteriormente, hace ya casi un año que escribí está novela éste era el final.

Pero sooooo

Aquí está pero no es el final. Hay nuevos capítulos donde cambié en segundos el rumbo, sólo espero que les guste este nuevo resultado. Son como veinte partes más que espero disfruten, besos.

Capítulo dedicado a las dos mosqueteras.

pxndxjxd y YeAre11

Ya era justa su dedicación. Gracias por leer.

Mte

Gracias por leer. Miraaa YeAre11

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora