Sábado 1 de julio del 2017.

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—No era mi intención, te amo Will, te amo como no puedes tener una idea. Estoy arrepentida, pero poco está en mis manos que pueda hacer para enmendar mi error.

—Por favor dime de una buena vez ¿qué está pasando, Mare? Me estás asustando.

—Estoy embarazada —las palabras salen abruptamente de mis labios.

—¿Es una broma verdad? —me pregunta con la voz cargada en asombro. Mi corazón se encoge, se comprime haciéndose pequeño y doliéndome de una forma desgarradora, como si un tigre me lo estuviera arrancando con sus filosas garras; no puedo comparar el dolor porque en realidad un tigre nunca me ha arrancado el corazón, pero sé que no se sentiría igual, lo que siento justo ahora lo superaría a gran escala, en sobremanera.

—No lo es Willmer —contesto y una sola lágrima corre libre por mi mejilla. Soy más que culpable, he de lucir patética, la más patética de la historia y ni siquiera merezco tal honor. Se queda callado. Necesito que diga algo. En cambio comienza a llorar frente a mí, no sé que hacer. Nunca lo había visto llorar y no sé como reaccionar, trato de acercarme a él pero da un paso atrás impidiendo mi contacto con el suyo. El acto hace que se me parta el corazón en cientos de miles de millones de añicos. Quisiera sentirme peor y verlo a él bien, que su dolor fuera el mío propio, de alguna manera lo es, pero la que carga la cruz de la culpa aquí soy yo, no él, él no merece sufrir de tal manera.

—Aléjate de mí América. Te amo y me traicionaste. Necesito tiempo, vas a ser mamá... Tienes que ver por tu hijo con un nuevo futuro, yo sólo... Necesito pensar mejor, poder comprender como fue que pasó, superar el dolor que me estás causando. —Su piel blanca se sonrosa por el llanto, sus ojos verdes se inyectan en sangre a causa de las lágrimas, ¿todo esto es lo que causa mi estupidez? No, definitivamente no, sé que habrá más, la decepción familiar—. Necesito tiempo, te buscaré cuando el dolor pase. —Asiento con la cabeza. Si él no me terminaba lo haría yo, no merece estar con una chica que le fue infiel y en su vientre crece el testigo.

—Lo comprendo, te amo Willmer. Lo siento tanto. —Muerdo mi labio que tiembla con pequeñas sacudidas acompañadas de mis propios sollozos. Al parecer ha ninguno de los dos nos importa que nos vean llorar las personas que caminan por el parque siendo simples y casuales espectadores.

—También te amo Mare. —Acorta la distancia. Acuna mi rostro entre sus suaves y cálidas manos, me toma por sorpresa uniendo sus labios con los míos, besa mis labios como en numerosas veces lo ha hecho en nuestros más de dos años de relación. Esta vez es diferente, todo es diferente, empezando por mi cuerpo y lo que crece dentro de mí. Sus besos siempre han sido lentos, apasionados y anhelantes. En este momento también son tristes, besos de una despedida que durará mucho tiempo, quizá y lo más seguro sea un para siempre. Sus besos terminan. Con una última mirada da media vuelta y se va dejándome sola como me lo merezco. Me siento en la banca del parque viendo como desaparece caminando de espaldas a mí.

La frondosa copa del árbol y su sombra de este mismo me protegen del sol. Hipeo entre llanto. Quiero que esto sea una pesadilla, una estúpida pesadilla en la que despertaré el día de mi graduación y después de esta no ir a ningún antro, con ningún chico, quiero borrar el recuerdo de su cuerpo tatuado, no quiero ser madre. Quiero desaparecer. Si existiera en alguna parte del mundo un pozo de los deseos, el mío sería regresar el tiempo atrás.

El viento agita mi cabello a un lado. El aire impactando contra mi cuerpo me demuestra que estoy despierta, que todo está sucediendo. Pellizco mi pierna cerca de la rodilla izquierda donde las demás marcas rojizas amoratadas se encuentran, de esta manera causándome una más, no despierto. No puedo despertar.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora