1.8K 182 74
                                    

Nos adentramos a la oficina sin siquiera tocar, según Robert es por costumbre.

—¡Hola América! —exclama el señor de apariencia de entrenador personal levantándose de su elegante silla de fino cuero café, camina hasta mí apartándome de Robert y envolviéndome en un abrazo que me deja de hielo, ¿y ha este qué le pasa?

—Ya te he dicho Jonh, no recuerda nada, perdida completa de la memoria.

—¿Ya lo conocía? —pregunto por el comentario anterior.

—No, tampoco. —Se encoge de hombros yendo de regreso a su silla—. Tomen asiento. —Es lo que hacemos.

Es así como el tal Jonh comienza a hablar mientras yo presto atención a todo lo que dice acerca de la propuesta de modelaje, Robert comenta a la par para hacerme entrar en confianza.

—Tienes que tener en cuenta América que se está hablando de proyectos millonarios, si firmas para hacer campañas publicitarias, pasarelas, revistas o cuantas personas paguen para tenerte de embajadora de su marca tienes que hacerlo, si dices que estarás ahí tiene que ser puntual, la idea que me dio Robert es muy buena, consiste en que este primer mes que aún eres menor de edad puedes tomar un poco de practica, este mes Robert tiene agendado tres citas muy importantes, puedes acompañarlo para que veas como funcionan las cosas, la primera es la inauguración de una nueva linea de ropa en Argentina, la segunda es la pasarela de Dolce & Gabbana, puedes acompañarlo un rato en tras bastidores, después verlo desde el público, la tercera es el primer rodaje para el comercial de Paco Rabanne para una loción, puedes estar junto al equipo para que escuches las ordenes y todo lo que le piden hacer, si te convences y tenemos suerte poco tiempo después de que cumplas los veintiuno te daremos tu primer aparición en una revista de talla mundial junto a Robert encabezando la portada o quizá una pasarela, depende la situación y como sucedan las cosas ¿qué dices, aceptas? —cada palabra que dice es un sonido celestial para mí.

—Por supuesto, estaría loca si no acepto.

—Por ahora no tienes que firmar nada, los gastos y todo lo que necesites corre por cuenta de la compañía, sino tienes pasaporte házmelo saber por medio de Robert para que me encargue de hacerlo de emergencia.

—Lo veré hoy mismo.

—Bueno, eso es todo, disfruten de su par de días libres que nos vamos el viernes por la mañana rumbo a Buenos Aires.

—Nos vemos luego entonces —digo.

—Adiós América, es bueno ya verte bien, todo el tiempo nos tenías preocupados.

—¿A ambos? —pregunto intercambiando la vista de uno al otro.

—A mí más —responde Robert atrayéndome a su lado con su brazo por mis hombros deja un beso en mi sien que por muy poco hace que los ojos de Jonh salgan de sus cuencas por un instante.

—¿Tan pronto ya están saliendo?

—Nos estamos conociendo, va despertando del coma, no la asustes Jonh. —Ríe Robert y yo río a su par.

—Se ven bien juntos, no es que sea intrometido chicos, pero, ¿no estabas a punto de casarte América?

—Por suerte no, del accidente eso fue algo bueno que pasó, de no haber sido así me habría casado, no estaría aquí con este buen futuro y con la oportunidad de conocer a Robert. —El pecho y cuello de Robert se ponen rojos y Jonh se ríe de él, ambos se ven joviales, la oficina se ve tan fría, todo en negro y gamas de café que las risas le dan un poco de calor y comodidad.

—¿Pero de qué tanta risa? —Ángela asoma su cabeza extrañada.

—América que puede hacer sentir nervioso al chico más seguro de sí mismo del mundo.

—¿Lo ha sonrojado del cuello? —Su sonrisa se libera entrando a la oficina.

—Ya dejen de hablar de mí. —Abrocha los botones de su pecho para cubrir la piel expuesta lo más que puede. Lo beso en la mejilla para colmar su vergüenza, lo único que hago es que sus mejillas se prendan como árbol de navidad liberando más comentarios graciosos por parte de su prima y su mánager. Sin perder tiempo toma mi mano y me saca de ahí huyendo de las risas desbordadas de su mánager y prima. Le pido que conduzca hacia la casa de Dominic una vez hemos llegado a su auto.

—En lo que nos vamos a Argentina ¿tienes dónde quedarte? —Acomoda el espejo retrovisor, la noche sin darnos cuenta ha caído.

—La verdad es que no, no sé porque lo he dicho frente a todos.

—Bueno, puedes quedarte conmigo, cuando quieras que regrese por ti me llamas o me mandas un mensaje.

—Gracias. —Beso su mejilla pero él se voltea para besarme en los labios, no me quejo, es bonito que nos despidamos momentáneamente así. Una parte de mí me dice, me grita que lo que estoy haciendo está muy mal, trato de ignorar esa parte puesto que no me conviene aceptar que me estoy equivocando, pero muy en el fondo lo sé. Abre la cajuela, se ofrece nuevamente a ayudarme a llevar las bolsas de las compras dentro de la casa de Dominic, no lo veo correcto, me niego, no quiero pasar por la situación de que se vean cara a cara nuevamente, menos bajo el techo de Dominic.

Toco el timbre en la gran puerta de roble de la entrada, la puerta se abre al instante, es Alaska.

—¿Siguen aquí? —pregunto entrando al pasillo para ir a la sala de estar.

—¿Quién eres ahora América?, no te conozco. —Pongo las bolsas en los sillones, son muchas cosas y están pesadas, el filillo de las bolsas de plástico se venían marcando en mis brazos.

—La que no te conoce soy yo a ti, no me importa tu aprobación Alaska, es mi vida, no la tuya, no me juzgues que yo no lo hago contigo. —Da un paso atrás haciendo como si la hubiera golpeado en vez de hablado. Paso por su lado dispuesta a ir a buscar a Dominic, Alaska toma mi mano, estoy que ardo y de un rápido movimiento me libro de su agarre. Estoy por subir las escaleras cuando escucho voces en la cocina, me dirijo ahí.

—Tienes que olvidarla, no es la misma chica que conocías, siento decir esto pero tienes parte de culpa, has jugado con tantas chicas, y ella también se encuentra en la lista, América quizá sea tu karma. Además tienes que hablar con Pamel, es tu amiga, la chica que te amará incondicionalmente, porque aunque te hagas el despistado sabes lo que ella siente por ti, Pamel si te ama, pero te complicas demasiado la vida yendo detrás de América.

—Muy bien dicho Pelirrojo. —Recuerdo su nombre pero le digo de esa forma para hacerle notar mi indiferencia.

—Dominic, entiende, te dolerá pero soy sincera, te lo dije ayer, te lo digo hoy, no hay posibilidad alguna entre nosotros, tienes que hacer caso del concejo de tu amigo, ellos te conocen mejor que yo, saben lo que te conviene y lo que es mejor para ti, sólo vengo a despedirme de mis hijos y avisarte hasta cuando vuelvo.

—¿Te vas? —Veo la humedad de lágrimas en sus ojos.

—Viajaré a Argentina, traigo cosas para los bebés, para despedirme, vuelvo en un mes.

—América no —susurra.

N/A.

Capitulo dedicado para: La_chica_de_Marte

Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora