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En cuanto entramos una mesera nos lleva a una mesa donde podemos acoplar los porta-bebés en esta, Sofia está al lado de Robert mientras Damon está a mi lado.

—¿Qué será lo que ordenen? Es decir... ¿Qué desean ordenar? —dice la mesera, se mira nerviosa.

—La cumpleañera decide —responde Robert con una ceja arqueada en mi dirección, sonrío cuando la chica se abanica con la libreta que tomará la orden, sus mejillas están sonrosadas, el motivo es evidente, Robert.

—Sólo pizza, extra queso y peperoni.

—¿Chica, mediana o grande?

—Mediana, y dos coca-colas.

—Ven, acérquese —le pide Robert, ella lo hace, él la toma por la mano y hace que su boca llegue a la altura de su oreja, le susurra algo que se me es imposible escuchar, cuando la chica se marcha lo cuestiono.

—¿Qué le has dicho?

—Nada.

—¿Nada?

—Síp, nada.

—Robert, es evidente que le has dicho algo, no he oído que pero sí que he visto.

—No seas curiosa, ahora que vuelva lo notarás. —Se encoge de hombros y quita su atención de mí y la dirige a Sofia, por mi parte saco la hoja de los horarios de mis bebés, a lo que me doy cuenta que en aproximadamente una hora les toca biberón.

—¿Podemos ir con Oli por la noche? —le pregunto para entablar conversación.

—Claro, es tu amigo, es tu cumpleaños, tus días libres, por supuesto que puedes hacerlo.

—¿Y quieres ir conmigo? —le pregunto.

—¿A caso quieres dejarme? O es qué ¿prefieres que no vaya?

—No lo digo por eso, es sólo que vamos juntos a todos lugares, no quiero fastidiarte, agobiarte o ser siempre una carga para ti.

—Me gusta estar a tu lado más de lo que nunca jamás me ha gustado estar con una persona, espero que esto responda a todas tus dudas y suposiciones, porque número uno: no me fastidias, número dos: no me agobias y número tres: no eres ninguna carga para mí.

—Me dejas sin palabras.

—Y sin aliento —agrega.

—Tan egocéntrico como siempre. —Río.

—No es egocentrismo, es sentido del humor muñeca.

—¿Antes de mí qué hacías en tus ratos libres?

—¿Quieres qué sea sincero?

—Siempre.

—Lo invertía en Las Vegas, es decir, lo perdía, perdía mi tiempo y mi dinero en Las Vegas, y no sólo en casinos, también en chicas, alcohol.

—¿Ya no más? ¿Por qué ya no lo haces?

—Mis intereses están por primera vez en otros rumbos, en otro futuro, por fin puedo ver más allá de mis pestañas.

—Me alegra Robert. Me alegra demasiado. —Tomo sus manos entre las mías.

—Y te veo.

—¿Me ves, Robert?

—Te veo en cada segundo de mi futuro, veo a Damon y veo a Sofia, nos veo juntos, lo imagino y lo deseo. —Enternecida por sus palabras quito mi vista cohibida de él y la dirijo a mi sonriente hijo y sin poder evitarlo también lo imagino, pero no es él el chico que veo, es Dominic, a él lo veo, con la respiración acelerada y como si sus manos me quemaran las aparto de las suyas—. Esto merece ser recordado, ¿selfie?

—¿Y por qué no? —respondo un poco incómoda, momentáneamente la foto se ve interrumpida cuando la mesera pone la pizza en la mesa y ¡es en forma de corazón!, además de que a pesar de que el local no cuenta con servicio de repostería ella coloca un pastel de vainilla y café con las respectivas velitas en forma del número 21, después de agradecerle se marcha y capturamos el momento con cientos de fotografías.

El celular de Robert suena y lo animo a contestar cuando es su prima Ángela, le pone altavoz.

—¡Primooooo! ¡Ponme en altavoz!

—Ya lo estas Angi.

—Vale, vale. ¡Feliz cumpleaños chica mayor de edad! ¿Por qué si está cerca América verdad, Robert?

—Sí, lo estoy, muchas gracias Angi.

—No, de nada, ya que es tu cumpleaños aprovecharé para decirte la buena noticia, hoy me llegó una notificación al correo de la agencia de parte de Vogue que el lunes saldrá en la revista un ranking de las chicas de ojos más bonitos de Estados Unidos de América y déjame decirte ¡que piensan incluirte! No me dijeron el número que tienes pero es una lista de los veinticinco más hermosos, ¡eso es wooow! ¿verdad?

—Eso es más que wooow —respondemos Robert y yo al unísono.

—Es increíble como en tan pocos días estás caminado a la cima de la popularidad —nos dice al otro lado de la linea—. Aún no se lo he dicho a Jonh porque me manda a buzón a lo que supongo que está de vuelo rumbo a argentina ¿O me equivoco?

—Claro que no, no te equívocas ¡Jonh es tan predecible! —dicho esto ambos primos rompen a reír.

Llevo un pedazo de pizza a mi boca maravillada por el buen sabor, el toque y sazón me hace sentir que de verdad estoy por Italia ¡Venecia sería increíble!

—Bueno, los dejo de interrumpir y nuevamente felicidades América.

—Nuevamente gracias. —La llamada finaliza y mi celular suena, leo el nombre de Dominic y dejo que este salte al buzón de voz, ya hablaré con él más tarde.

—¿Quién es? —me pregunta Robert cuando por tercera vez el celular suena y se va a buzón de voz.

—Dominic, no sé que quiera.

—Deberías contestar para saberlo.

—No quiero hacerlo.

—Debes dé muñeca, deben de poner mejor armonía entre ambos, por sus hijos, para que crezcan en un ambiente feliz y tranquilo.

—Es que sigo muy enojada.

—Lo comprendo, pero ignorar lo que tenga que decirte no hará más que sólo mantener que tengas siempre la bilis en la garganta, sé que lo que hicieron a tus espaldas es una jodida y mala jugada, debieron contarte, no pensaron en tu reacción, en que manera te podía afectar, el peligro en el que te pusieron, no querían hacerlo pero aun así fue como sucedió y eso no se puede cambiar, pero ya está hecho y no se puede borrar, está bien que esté arrepentido, y le creo, ahora es de tu parte América, se equivocaron pero están arrepentidos, no deberías ser tan dura con ellos ni contigo misma, perdonar te dejará dormir más tranquila, sería un buen auto-regalo de ti para ti en tu cumpleaños, el perdón, en esto también incluyo a Alaska y raramente también a Derek.

7/38
Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora