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Mis tacones resuenan por las baldosas del centro comercial. Siento que todas las personas me observan, pero quizá sólo sea congestión mía. Entro en una florería dispuesta a hacer mi loca y descabellada idea un tanto más loca de lo que yo lo estoy realidad.

—Hola señorita, ¿en qué podemos ayudarle? —habla la joven pelirroja detrás del mostrador.

—Quiero flores, muchas flores.

—¿De cuántas estamos hablando?

—No lo sé, muchas.

—¿Doscientas, quinientas?

—No —niego—, muchas más que esas, quiero todas las rosas rojas que pueda conseguir.

—En esta sucursal sólo tenemos alrededor de quinientas.

—Quiero más de quinientas.

—Tenemos blancas, amarillas, rosas, lilas, verdes, azules y naranjas.

—Sé que las rosas tienen un significado diferente por color, no recuerdo cada uno, ¿usted lo sabe?

—Por supuesto, las rosas rojas significan amor, las blancas pureza, las amarillas amistad, las rosas respeto, las lilas seducción y deseo, las verdes esperanza, las azules tranquilidad y las naranjas son la representación del triunfo, también hay negras y grises, las negras significan luto y las grises vejez, esto en su significado más resumido.

—Quiero todas las que tengan a excepción de las negras y grises por favor.

—Por supuesto, haremos el conteo de piezas ¿gusta esperar aproximadamente media hora?

—Sí, ya vuelvo, iré a comprar algo más.

—La esperamos. —Salgo de la floristería directamente a una tienda de Tiffany & Co. Al abrir la puerta una dependienta me saluda y también logra reconocerme, además me trata de lo más normal mostrándome cada argolla para hombre de la gama alta, algo que Dominic debería usar. Pieza tras pieza el valor aumenta pero ninguna es la mejor, ha pasado más de cuarenta minutos donde no logro convencerme por nada.

—Es poco lo que tenemos de hombre disponible, iré a buscar la última pieza para que le eche un vistazo.

—Por favor —le pido. Todo en el lugar promete ser encantador, si no logro encontrar aquí lo que quiero no sé donde más podría buscar. Veo volver a la dependienta detrás de la reluciente vitrina que brilla como un propio diamante, entre sus manos trae una pequeña caja de cristal y con guantes de látex saca la argolla.

—Es un diamante negro —empieza—. Una pieza exclusiva, su origen es de los depósitos aluviales de Brasil. Admitiré que cuando esta pieza llegó me pregunte de su origen señorita Castañeda y según leí en internet los científicos Jozsef Garai y Stephen Haggerty de la universidad Internacional de Florida y otros investigadores dicen que estos diamantes se han formado en el espacio interestelar por una explosión de supernova formando así esteroides compuestos por este tipo de diamantes que colisionaron en la tierra. Además, su costo es elevado porque no es fácil de manejar como los demás diamantes, este es poroso y difícil de elaborar, si estás buscando un anillo especial para alguien especial te apuesto que este es el indicado.

—Me lo llevaré, es hermoso y al verlo inmediatamente pienso en él.

—No quiero sonar cotilla pero dime... Con al "él" ¿te refieres al modelo sueco, Robert? ¿Le pedirás matrimonio? —Suelta un suspiro y tiene ojos de huevo frito, es decir mirada de enamorada.

—Claro que no. —Suelto una risa que resuena por el silencioso lugar—. Le pediré matrimonio al papá de mis hijos.

—¿Tienes hijos? —Arquea ambas cajas.

—Creo que hay muchos detalles que aún no sabe la prensa. —Sonrió.

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Mte

Gracias por leer.

Maravilloso accidente. (Completa) (En Físico) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora